7- Madara

1K 175 56
                                    

El edificio donde vivía la mujer del vídeo, está relativamente cerca de la agencia.
No podía dejarme ver.
La mujer fue muy clara sobre escapar y ser perseguida.
Si lo que decia en su carta era cierto, estaba metida en una mierda muy jodida.
Trate de pasar por un simple inquilino.
Deje la moto en un almacén, frente a su edificio.
Compré dos cafés y una bolsa de baggles.
Saque mí móvil y simule una llamada.

—"Si preciosa, un capuchino y baggles para desayunar, estoy subiendo."

Dije mientras cruzaba el hall del edificio.
Tomé las escaleras, y cubrí mí rostro de las posibles cámaras.
Al llegar al piso donde se suponía que ella vivía, descubrí su puerta rota.

¡Mierda! Esperaba que no se hubieran llevado sus cosas, ella dijo que en un cajón había dejado la clave que necesitábamos para su caja de seguridad.
Dentro era un caos. Muebles volteados, vidrios y adornos rotos.
Deje los cafés y la bolsa de Baggles a un costado, en la pequeña mesa junto a la entrada, que milagrosamente seguía en pie.
Tomé mí arma, y caminé hacia el interior del departamento.
Todo estaba revuelto, y destruido.

Por suerte no había nadie.
No parecía que se hubieran ido hace mucho.
Tenía que darme prisa, por si alguien estaba vigilando el lugar.
Busque la habitación de la mujer.
El tocador estaba volteado, pero los cajones, a pesar de estar abiertos con las prendas colgando fuera, seguían en sus lugares.
Fui directo hacia el tercero, como indicaba en la carta.
Tomé mí móvil y use la función de linterna para mirar los costados del cajón.
Efectivamente, un número estaba escrito en una de las esquinas. Nadie que no supiera lo que buscaba, prestaría atención y lo vería.
Tomé una imágen y la guarde.
Luego agarre un lápiz y una fotografía que estaba en el suelo, el marco de madera y el vidrio, rotos a un lado.
Escribí el número, me guarde la foto en la billetera y abandone el lugar a toda prisa.
Recogí los cafés y la bolsa de la panadería, antes de abandonar el destrozado departamento.

La mujer no mentía, estaban tras ella. Esperaba que hubiera cubierto bien su rastro.
No quería que los lleve hasta nosotros.
Ver el estado del lugar, me conmocionó.

Tenía que proteger a mí familia.
La bebé era un enorme problema. Sobre todo si una corporación cientifica, estaba tras ella.

Estábamos en alerta máxima.
Mí móvil sonó y revise el mensaje entrante.

"La tengo" decía Obito en su texto.

"Correo" respondí de regreso.
Salí del edificio, revisando sutilmente todo a mí alrededor.
Noté la camioneta blanca, con vidrios oscuros y a los dos sujetos que fumaban y miraban permanente hacía el edificio. Su actitud y porte gritaban problemas.

Una viejita cruzaba la calle en ese momento y la use para disimular mí presencia allí.
Plante una sonrisa en mí rostro y me acerque a ella.

—¡Abuela! Te esperaba. Traje café y baggles.

La mujer me miró con sorpresa.
Luego miro la bolsa y sonrió. Supongo que eran muy tentadores para que me siga el juego.

—Querido, espero que esos baggles tengan mucha azúcar.— susurró.
Le tendí el brazo, y ella se colgó como si fuera su nieto.

>>Estos brazos fuertes, son mejores que ese inútil bastón. — Sonreí, guiando a la mujer hacía el edificio.

—¿De quién escapas, jovencito?— me dijo en cuanto estuvimos dentro del edificio nuevamente.

—El marido de una mujer que vine a ver.— Fingí estar apenado.

La señora resopló. Luego apretó mis brazos, palpando los músculos.

"Misión: Bebé" Sakuharen 🔞Where stories live. Discover now