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Me desperté por un peso peludo en mi cara y porque el timbre estaba sonando sin parar.

Levanté al gato que tenía casi en mi cara, mientras ronroneaba molesto por mi interrupción.

-Humo, déjame un momento.- repliqué soltándolo en el suelo. Caminó vagamente hacia mi armario y se mantuvo allí, mirándome receloso y juzgándome en idioma gatuno. Suspiré frotándome la cara y mirando el reloj a mi izquierda.

Eran sólo las seis y media de la mañana, a las tres me había despertado siendo consciente de que Bosco me había dejado allí, ya acurrucada y con las persianas bajadas. Incluso me había dejado una nota en la que decía que Fiodor dió las ordenes de dormirme para no dar problemas y para que él pudiera irse sin que lo persiguiese. Caí rendida después de maldecirle en todos los idiomas que sabía.

El timbre volvió a sonar.

Me levanté con toda la pereza del mundo y caminé arrastrando las piernas por el esfuerzo que me suponía. Ahora que iba hacia la puerta, pensé en Fiodor. 

En cómo había hecho todo eso para contentarme a mí y a su padre al mismo tiempo. 

Abrí la puerta encontrándome con una chica rubia sonriente, iba vestida de blanco elegante. Un pantalón y un blazer de crop top. Dentro llevaba un top blanco también y el pelo recogido en una trenza lateral. Llevaba unos lentes de sol que le daban el toque misterioso, así que enarqué una ceja.

Me sentía rídiculamente patética con mi pijama de pantalón corto, el cual me puse yo cuando desperté en la madrugada, y una camiseta de tirantes blanca tambien, el conjjunto de satén se me ceñía solo un poco, pero se veía patético más que nada. Y el pelo, ni hablar, desordenado seguramente y mi cara la más antipática en ese momento. Aquello no le quitó la sonrisa.

-Buenos días.- reaccioné haciendo que ella sonriera quitándose las gafas.

-Buenos días, querida.- dijo haciendo que casi enarcase una ceja. Parecía de la realeza, incluso la manera de sostener las gafas era ridículamente elegante. Dejó ver unos ojos grandes y azules.- Soy Celia Arshtong Kirl.

-Encantada, Celia.- dije frunciendo el ceño.- No es por ser cortante, pero ¿qué haces en mi casa?

-Podemos hablar dentro, cielo. Sé que es algo pronto...

-Las seis y media de la mañana.- concreté sonriendo forzosamente. Aquello hizo que sonriera divertida, como si la hora le pareciera divertida. Como si yo fuera lo más divertido que había visto.- Pasa.

Me hice a un lado y dejé que caminara delante mía, indicándole la puerta de donde estaba el salón. Allí, mis tres gatos la esperaban, observándola desde una esquina de forma recelosa.

Ella dejó el bolso en la mesa y yo me apoyé en la puerta mirándola.

-Ya que estamos, ¿quieres un café?- pregunté haciendo que ella negara.

-He desayunado antes de venir.-comentó y asentí antes de sentarme a su lado.

- ¿Y bien?

-Soy amiga de Fiodor.- comentó apoyando su codo en la cabecera del sofá, dejó caer su cabeza sobre su mano y me miró.- Eres más guapa de cerca, el otro día no me resolvió mis dudas. ¿Estáis saliendo?

-No creo que considere que salimos cuando lo he metido en la cárcel, bonita.- dije sonriendo irónica. Ella pareció de los más insatisfecha con mi respuesta y ladeó la cabeza.

-No, conozco a ese idiota y te aseguro que algo tenéis que tener. Te mira como yo miro mi anillo de diamantes incrustados.- comentó enseñándome como esa joya decoraba su mano. Sonrió mirándolo y me tendió la mano.- ¿A qué es precioso?

🆆︎🅰︎🅽︎🆃︎🅴︎🅳︎ (𝙇𝙄𝘽𝙍𝙊 𝙄 𝙮 𝙄𝙄)Where stories live. Discover now