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Me quité las gafas para frotarme los ojos por el cansancio, aquella semana no tuvimos muchas misiones por lo que estábamos más en casa que otra cosa.

Levanté la vista de los papeles que tenía en la mesa para mirar a Kai. Él estaba concentrado mientras leía un informe de DABAS una organización criminal. Notó mi mirada, porque bajó el informe sonriendo. Tenía su pelo rubio desordenado, llevaba también unas gafas de leer y el pijama a juego conmigo.

-¿No podemos tomarnos un descansito?- pedí haciendo una mueca, tenía las piernas puestas en su regazo y estaba medio tumbada. Él soltó una risita mientras dejaba la carpeta.

-Es el cuarto descansito que pides.- dijo masajeando la planta de mis pies, suspiré cansada mientras dejaba las gafas sobre la mesa.

-Necesito descansar, tantos informes hacen que me duela la cabeza.- repliqué mirándolo.- ¿Queda helado en la nevera, genio?

-Compré uno de vainilla, otro de coco y uno de almendras ayer, cuando volvía del despacho de Sam.- dijo haciendo que sonriera, me levanté a dejar un beso en sus labios antes de hablar. Adoraba que se acordara de mí en el camino de vuelta del trabajo, últimamente nuestra vida era ligeramente aburrida de no ser porque nos teníamos el uno al otro, estaría muerta de aburrimiento y literalmente hablando.

-¿Porqué tanto?- pregunté curiosa.

-Para que te lo comas, claramente.- replicó sonriendo. A él no le gustaban los helados. 

Los. he. la. dos. 

No le gustaba aquel manjar de los dioses, enterrarme de esto fue como un balde de agua fría, él solo soltó una carcajada cuando vio mi cara de shock.

- Aunque si lo que quieres es que coma helado contigo, lo haré.- me hizo saber ladeando la cabeza. Negué divertida, no iba a obligarle a comer helado, por muy gracioso que sonase.

-No te preocupes, hay más helado para mí.- repliqué mientras se levantaba. La cocina estaba literalmente a menos de dos pasos, pero yo asumía que seguirme por la casa era más su love language.

Me tendió la mano y me acompañó hasta la cocina, una vez allí no me dejó hacer nada. Simplemente me alzó en el aire como si fuera un triste saco de patatas y me sentó en la encimera. Se dio la vuelta para buscar un cuenco y sacó los helados, lo observé mientras me servía un poco de cada uno en el cuenco.

Mientras le daba la primera cucharada al helado escuché como sonaba su teléfono en su bolsillo. Lo sacó bajo mi curiosa mirada y frunció el ceño, tensándose al instante. No cogió la llamada sino que se mantuvo mirando la pantalla como si no pudiera coger aquella llamada. Fruncí el ceño y me hice la loca.

-¿No vas a coger la llamada?- pregunté curiosa metiéndome otra cucharada de helado. Kai me miró confuso antes de atender la llamada. 

-¿Sí?- preguntó rápidamente. A continuación me hizo un gesto y fue camino al despacho. Lo escuché cerrar la puerta y fruncí el ceño mirando mi helado, él nunca hacía eso, siempre cogía las llamadas delante mía y nunca estaba tan nervioso como ahora.

Qué tóxica eres.

No soy tóxica, simplemente me extraña este comportamiento viniendo de él. Y no es por que no haya cogido la llamada aquí, sino lo que la llamada ha implicado. 

Tuve el tóxico impulso de ir a escuchar detrás de la puerta por curiosidad, pero me dejé de tonterías, sobre todo cuando escuché la puerta abrirse de nuevo y lo vi aparecer en la cocina. Posó las manos sobre mis piernas mientras me miraba.

-¿Qué?- pregunté dejando el helado de lado. Él se pasó la mano por el pelo mientras resoplaba.

-Han disparado a Bosco.- comentó nervioso, abrí los ojos ligeramente mientras acunaba su cara, tenía los ojos cristalinos y me rompió verlo llorar. Eran pocas las ocasiones en las que lo veía llorar, llorar de verdad.- CJ, creo que ha sido mi culpa.

🆆︎🅰︎🅽︎🆃︎🅴︎🅳︎ (𝙇𝙄𝘽𝙍𝙊 𝙄 𝙮 𝙄𝙄)Where stories live. Discover now