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Salí de mi habitación en casa de mis padres, realmente ya no era mía, porque mamá la había convertido en la habitación de mis gatos, los cuales ella había adoptado porque se sentía sola.

Papá estuvo ofendido durante más de una semana con ese comentario.

Caminé por el pasillo hasta llegar al comedor, allí mamá había preparado todo un arsenal para desayunar, comida que no probaría porque no tenía hambre. Apenas había conseguido dormir bien esta noche y había querido llamar a Kai desde que salí de nuestra casa.

-¡Cariño!-exclamó mamá mirándome, vino a darme un beso en la mejilla y la abracé, queriendo mantenerme así un buen rato.- Hace tiempo que no me abrazabas así, cielo.

-Te echaba de menos, mamá, es solo eso.-dije separándome. Ella frunció el ceño y me condujo hasta una de las sillas, se sentó delante mía y me cogió de las manos.-¿Qué?

-¿Qué te ha pasado?- preguntó seria. Sabía que me preguntaría, mi madre era lista y seguramente no se había creído lo de que había venido a visitarlos.

-Nada mamá, yo...

-Como me mientas lo vas a lamentar, Cassandraline.- regañó dándome un ligero golpe en la cabeza. Fruncí el ceño sonriendo por su agresividad.- ¿Has discutido con Kai?

-No exactamente, pero algo así.- dije escuchando como sonaba mi teléfono, me disculpé con mi madre por tener que interrumpir la conversación y me levanté. Era Kai quién me estaba llamando.

-Buenos días, caramelito.-dijo tranquilamente. Me recordé que no estaba enfadada con él y carraspeé.

-Buenos días, Kai.- dije tratando de no parecer enfadada ni nada por el estilo.

-CJ, necesito que hablemos, te lo contaré todo, pero no por teléfono.-aseguró haciendo que asintiera aunque no me viera.

-¿Quieres que vaya? No tardaré mucho.-dije tratando de salir de allí rápido. No quería contarle a mamá mi discusión con Kai, ella es muy histérica y no sabe manejar las cosas, me diría que no le hablase más y ya. Yo no quería eso con Kai.

-Ya he salido de casa.- tuve una idea y suspiré.

-Te espero en el parque que hay en frente de la casa de mis padres, ¿vale?- pregunté recibiendo una respuesta afirmativa. Colgué cogiendo mi chaqueta, fui a darle un beso a mi madre.- Mamá, te llamaré después y te contaré todo, te lo prometo.

-Está bien, cariño.-me abrazó fuerte y luego me miró.- Sea lo que sea que haya pasado, cuéntamelo después y vuelve cuando quieras.

Asentí sonriendo y me puse el abrigo mientras salía de allí. Bajé las escaleras rápido y enseguida llegué al parque que había frente a la casa de mis padres. Me senté en uno de los bancos y esperé cruzada de brazos.

Había un niño caminando por ahí, tendría unos dos años y corría de su madre mientras ella fingía ser un dinosaurio. El pequeño corría sonriendo y vino corriendo hacía mí. Tuve el impulso de apartarme, pero me dió miedo que se cayera cuando me apartase a sí que sonreí cuando se abalanzó sobre mí.

-Holaa, pequeñín.-saludé divertida mientras su madre llegaba donde estaba yo. Ella me miró divertida al ver que el pequeño quería que lo cogieran. Desde luego yo no iba a hacerlo.

-Ven aquí, Mario.-llamó la madre haciendo que Mario corriera hacia ella. Sonreí enternecida por la escena al mismo tiempo que alguien se sentó a mi lado, no miré porque aún miraba a la madre con su niño, pero por el rabillo del ojo vi que era una mujer.

-Si estás aquí, debo suponer que es porque Kai no te ha contado la verdad.-dijo sacando un cigarro, la miré, era la chica de ayer. Esta vez había elegido un conjunto de cuero entero negro, unos leggin y una camiseta de manga larga igual que la gabardina, lo unico diferente eran las llamativas botas rojas y las gafas que había elegido. Rodé los ojos y dudé en si decirle que Kai venía para hablar conmigo.

🆆︎🅰︎🅽︎🆃︎🅴︎🅳︎ (𝙇𝙄𝘽𝙍𝙊 𝙄 𝙮 𝙄𝙄)Where stories live. Discover now