43 || Corazón muerto ||

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129 D.C

Desde el norte, de camino a Casterly Rock. El ejercito de Lord Stark era dirigido tanto por él como por la princesa en su dragón, con forme pasaban los meses las casa que una vez le juraron lealtad a Aegon el Usurpador han sido reprendidas por el ejército norteño, dándoles dos opciones, jurar su lealtad o morir, la mayoría que se negaba moría por órdenes de Cregan en una ejecución conjunta, pero a las casas enteras que se rehusaban a rendirse eran masacrados por Vaelon sin tener la oportunidad de blandir un escudo o una espada.

Aeva Targaryen no baja de su dragón cuando iban en la noche hacia sus enemigos, pues para proteger a los hombres del ejercito del norte ella misma sobre su dragón acababan con la mayor parte de los ejércitos enemigos. Pero durante los días, dejaba a Vaelon volar solo sobre el campo de batalla y ella junto a Cregan blandía su espada cubriéndola de la sangre de cada hombre que se atrevía a enfrentarla.

Era despiadada con su forma de matar, de su cabello hasta el resto de su armadura salpicaba la sangre de los muertos, pero aun así ella no vacilaba en cada movimiento, cuando tuvo frente a ella al lord de la casa Reyne no dudo en cortarle la garganta al hombre y atravesarle el abdomen con su daga, con su cuerpo retorciéndose en el suelo ahogándose con su propia sangre el hombre balbuceaba, pero la princesa arrodillada a su lado con hizo más que pasar sus dedos sobre la gran herida manchándose de sangre y pasarlos por su barbilla y frente creando unas líneas de sangre.

—¡Arrodíllense ante su princesa! —Vociferaba Cregan—¡Y ríndanse!

De cada terreno en que la princesa se encontraba, el miedo era sembrado, antes de siquiera aterrizar los soldados enemigos vacilaban en enfrentarse contra ella y el ejército que la acompañaba. Sin embargo, aunque no estaba en las bocas de la gente que esparcía rumores de sus conquistas, la princesa no tocaba a los pueblerinos de cada territorio, solo hablaba ante ellos haciéndoles saber de qué su única guerra era contra su tío y sus aliados, que no se atrevería a tocar a ninguna familia inocente en sus hogares si ellos no intentaban atacarla en cambio.

La mayoría aceptaba sus palabras, otros guardaban silencio y otros escapaban aterrorizados al verla llegar en su dragón asesino.

—No puedes ser querida por todos—Había dicho Cregan una vez—La gente te tendrá respeto o miedo, una o la otra da igual, mientras seas justa con tus decisiones no permitas que sus palabras te hagan vacilar de quien eres, eres un dragón, Aeva. Un dragón es respetado, pero también es temido.

Ella había aceptado sus palabras, porque sabía que eran ciertas. Paso el tiempo y a mitad de camino a Casterly Rock recibió una carta de Jacaerys informándole de su partida a Pentos con Helaena y los niños para protegerlos. Se sintió aliviada, pues sabía que podía confiar en el príncipe de Pentos, pero un creciente dolor en su pecho empezaba a molestarle, su mente la llevo de nuevo a las palabras de Lady Myrra y su preocupación aumento al saber que su hijo iba directamente hacia ella.

Llegaron a Casterly Rock aproximadamente un mes después y en cuanto visualizaron a Vaelon muchos soldados intentaron escapar aterrorizados, pero el ejército de Stark los había rodeado e impedido su huida.

Jason Lannister salió de su fortaleza mortalmente pálido al ver al Espectro aterrizar en sus tierras, los soldados de Stark libraron el camino de la princesa inclinándose ante ella a medida que caminaba hacia el Lannister y quedar frente a él. El hombre no solo miro el rostro frio y severo de la mujer, también vio la sangre seca de su armadura y su rostro pintado de sangre con ceniza sobre su blanco cabello.

—¿Qué pasa, Lord? Usted dijo una vez que estaría feliz de recibirme en sus tierras ¿ya lo olvido?

—Desde luego, princesa. Siempre será bienvenido en estas hermosas tierras—Les agradeció a los dioses por permitirle hablar sin tartamudear por el terror.

Fire and Blood (Aemond Targaryen)Kde žijí příběhy. Začni objevovat