21 || Figura paterna ||

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128 D.C

Aeva había salido dos días después a una exploración junto a los soldados de Stark y el mismo lord, junto al pequeño Rickon volverían dentro de dos días según Cregan, por lo que la capital tendría de compañía a los dos príncipes Targaryen.

En la ausencia de Cregan, Daemon se ha tomado la molestia de conocer el pueblo y sus alrededores, los ciudadanos habían conocido más a la princesa Aeva durante su estadía, ahora conocerían al padre de una chica tan amable y sonriente. El hombre caminaba placido por las calles llenas de nieve, observando los intercambios entre la gente y sus miradas fugaces en su dirección.

Laryan se encontraba con sus hijos en la herrería de su hermano cuando lo vieron caminar a unos metros.

—Niños, el hombre de allá es el padre de la princesa ¿Por qué no van a saludarlo?

Los dos niños sonrieron y con sus muñecos que ahora no soltaban nunca se acercaron a Daemon, el hombre los vio acercarse y sonrió de medio lado al ver lo que llevaban en las manos.

—Si no estoy mal ustedes deben ser Nuria y Gabe—Los niños abrieron los ojos y voltearon a ver a su madre que se estaba acercando—Mi hija me hablo de ustedes y su madre.

Laryan sonrió en agradecimiento e hizo una inclinación que los niños imitaron.

—Príncipe Daemon, es un gusto verlo de nuevo por las calles de nuestra ciudad.

—Bueno, estoy aprovechando que mi hija no está para dar un paseo.

—Los niños y sus travesuras—Se acercó el hermano de Laryan, se inclinó también—Soy Travis, Lord. Travis Fisck soy el hermano de Laryan.

—Es un gusto, Travis.

Daemon volvió a ver a los niños y a los muñecos de su hija y de su sobrino junto a sus respectivos dragones, Daemon no pudo evitar extrañar al pequeño Viserys y al pequeño Aegon, sus dos niños hermosos y sus muñecos de trapo idénticos a sus padres.

—Tengo tres hijos menores, Joffrey, Aegon y Viserys también tienen muñecos iguales a mí y a su madre, les encanta jugar con ellos.

—Así son los niños, en algún momento son niños y luego son adultos que quieren hacer de todo dejando a sus padres o llevándolos con ellos—Exclamo Travis mirando a sus sobrinos—Estos dos se llevarían a su madre con ellos de eso estoy seguro.

Ambos sonrieron.

—Bueno, príncipe me disculpo, pero de volver al trabajo—Hizo una inclinación que fue correspondida por Daemon—Te veo más tarde Laryan, chicos compórtense.

Travis dejo a Laryan y a los niños con el príncipe y volvió a la herrería.

—¿Y el príncipe Aemond? ¿También fue con Lord Stark a la exploración?

—No él decidió quedarse—Laryan asintió sin volver a preguntar—Fue un gusto conocerlos—Volteo a ver a los niños—Cuídense niños y también a su madre.

Nuria y Gabe se despidieron felices y Laryan hizo una reverencia, Daemon continuo con su camino, observando a los vendedores, estaba un poco consternado, todos en Winterfell parecían conocerse y llevarse lo suficientemente bien, las únicas riñas que habían eran de los ebrios en una parte especifica de la ciudad, pero de resto no había nada más, los guardias del castillo lo recibieron y por primera vez se sintió miserable al entrar y no encontrar absolutamente a nadie, se había acostumbrado a la presencia de Cregan y su hija que ahora se arrepentía de no haber ido con ellos a la exploración, también extrañaba a Rhaenyra y al resto de sus hijos.

Suspiro mirando a su alrededor, nunca creyó que volver a estar solo iba a ser tan deprimente que antes, supuso que se debía a que ahora era hombre de familia y tenía más responsabilidades que solo ser un príncipe o capitán de la guardia como antes. Y ahora que lo pensaba, extrañaba pasar tiempo con los chicos, con Jace y Luke, aunque no siempre se hayan entendido completamente, a su mente llego la imagen de cierto príncipe que también está en el norte y pensó entonces en quizás hacerle una pequeña visita.

(...)

Apenas ha pasado un día y Aemond ya estaba completamente aburrido, finalmente después de diecinueve años se sentía aburrido al estar solo, no podía concentrarse en la lectura en sus manos, por lo que opto por quedarse mirando por la ventana mientras tomaba el té de hiervas matutino que los maestres empezaron a hacerle, se sentía mejor de las migrañas que con la leche de amapolas que le daban los maestres en King's Landing. El té de hiervas no lo hacía dormir y eso es mejor que nada.

Escucho golpes en la puerta.

—Adelante—Volteo cuando la puerta fue abierta, se puso rígido al ver a su tío Daemon entrar.

—Sobrino.

—Tío ¿Ocurre algo?

—¿Debe ocurrir algo para que venga a verte? —Aemond se quedó callado—Solo quiero hablar.

El hombre se sentó frente Aemond y miro la taza con el té de hiervas.

—¿Cómo has estado? —Aemond suspiro—¿Tus dolores siguen siendo fuertes?

—No como antes, pero siguen ahí.

—Hmm...—Daemon asintió suspirando—¿No estas aburrido aquí solo?

Aemond levanto la ceja viéndolo.

—Vamos—Se levantó—hagamos algo divertido.

—¿Divertido?

—Pasaremos tiempo entre tío y sobrino—Daemon se rio—Vamos a ver si me ganas en un duelo.

Aemond lo miro sorprendido y con emoción tomo su espada y siguió al hombre al campo, tenía que admitirlo, desde hace tiempo había querido tener un duelo de espadas con su tío, había crecido escuchando por los pasillos a la servidumbre hablar de él y sus hazañas en los peldaños de piedra. Ahora, podía demostrar sus habilidades en un enfrentamiento contra el príncipe rebelde, estaba ansioso.

El campo estaba lleno de nieve suave y completamente espesa, Daemon saco de su empuñadura a darksister y Aemond hizo lo mismo con su espada, ambos se prepararon y fue Daemon quien dio el primer ataque.

Ambos chocaron espadas más de una ocasión, Daemon observaba los giros que el chico realizaba, una buena táctica para reforzar su punto ciego, ambos eran buenos guerreros y para los espectadores veían como ambos se complementaban que hasta incluso los que no los conocian creerían que son padre e hijo entrenando cada mañana.

—¡Vamos Aemond! —Motivo Daemon con una sonrisa—¡Ataca!

Aemond sonrió de lado y lo hizo, Aemond avanzo haciendo que Daemon retrocediera unos cuantos pasos cediéndole terreno, los soldados se les habían quedado mirando, parecía que el príncipe Aemond tenía la ventaja, pero eso no duro mucho, el príncipe Daemon uso su cuerpo para empujar a Aemond haciéndolo retroceder, ambos soltando los escudos que usaban, Daemon maniobro su espada y ataco casi sin piedad, Aemond lograba defenderse, pero ahora era el que tenía la desventaja, Daemon hizo el ademan de volver a empujarlo por lo que el chico retrocedió de inmediato, lo que fue un error, había retrocedido a una pequeña montaña de nieve que lo hizo resbalar y caer de espaldas jadeando por el impacto.

Aemond esquivo la hoja que iba hacia su pecho para marcar la derrota, se levantó y maniobro con su espada hasta tener la punta de la hoja cerca del cuello de su tío. Daemon sonrió de lado y soltó su espada rindiéndose, todos los espectadores aplaudieron fascinados.

—Bien hecho—Fue lo que dijo Daemon, el hombre choco con el hombro de su sobrino de una manera juguetona, el contrario tomo aire nivelando su respiración y asintió en agradecimiento a su tío—Eres un oponente digno...pero te deje ganar para que no te sintieras mal.

Aemond bufo mirándolo incrédulo, la sonrisa de Daemon no vacilo. Aemond frunció el ceño y abrió la boca dispuesto a hablar.

—¿Es enserio? —Daemon levanto los hombros y se retiró, con el chico siguiéndolo detrás—Tío, no bromees. ¡Daemon!

Los soldados sonrieron al ver los pucheros del príncipe hacia el mayor, que solo se reía por lo bajo negando con la cabeza con diversión, respiro el aire fresco y sonrió, después de todo fue un buen día.

Fire and Blood (Aemond Targaryen)Where stories live. Discover now