15 || Despues de tres años ||

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128 D.C

Aeva había pasado los últimos tres años volando por Westeros, visitando y yendo junto a su padre a reuniones con casas aliadas de su madre, aprendiendo de sus Lords y sus costumbres, había ido a Storm's End, las islas de hierro, las tierras de los ríos a visitar a Lord Harwin Strong y al valle de Arryn principalmente, había aprendido que unos Lords eran más orgullosos que otros, pero Daemon le había enseñado como tratar con ese tipo de personas en caso de que algún día tuviera que hablar con ellos por si sola.

Por todo Westeros los dragones Caraxes y Vaelon se hicieron conocidos como los vigilantes al verlos más de una vez sobrevolando los siete reinos, desde el norte hasta King's Landing Vaelon había sido conocido como el dragón de la noche, debido a que cuando sobrevolaba los reinos cubría de oscuridad por donde pasaba debido a su grandeza, incluso había personas que habían empezó a murmurar que el dragón era más grande que a cualquiera de los otros que príncipes y princesas Targaryen poseían, siendo claramente superado por Vhagar el dragón del príncipe Aemond.

Algo que tenia de mal humor a los verdes de la fortaleza roja.

Daemon estaba orgulloso de su hija, había adquirido conocimientos los últimos años y se había vuelto una mujer madura y feroz que ahora se sentía cómoda más con ropas militares y con el pelo trenzado, una preferencia que le hizo recordar a Daemon a Visenya Targaryen I, una de las esposas de Aegon El Conquistador.

A menudo Daemon pensaba que su hija era como la reencarnación misma de la Reina Visenya y la verdad era que eso solo hacia aún más feliz. Ahora ambos iban a Winterfell para saludar a Lord Cregan Stark y a su bebe recién nacido y de paso darle sus pésames por la pérdida de su esposa hace poco menos de un año.

Daemon le había avisado al Lord de su visita, pero como era ya algo de esperar, en cuanto los dos dragones aparecieron en los cielos del norte, las masas se mostraron sorprendidas y aterradas a la vez, el príncipe y la princesa descendieron de sus dragones una vez que estos aterrizaron a las afueras de la capital del norte y caminaron a las puertas siendo recibidos por los ciudadanos y los Stark.

A medida que caminaban los campesinos y demás hacían una reverencia y los miraban con fascinación por su pelo blanco y ojos purpura, ambos vestidos con ropas militares con el logo de su casa en uno de sus hombros para su propia comodidad al volar en sus dragones por demasiado tiempo.

Lord Cregan Stark estaba esperándolos junto a sus maestres y guardias, con una doncella cargando al pequeño Rickon Stark a su lado, quien veía con los ojos completamente abiertos a los dragones que deambulaban fuera de la capital.

—Lord Stark—Padre e hija se inclinaron en forma de saludo—Es un gusto volver a verlo.

—El gusto es mutuo, príncipe Daemon—Cregan volteo a ver a Aeva inclinándose—Es un gusto volver a verla, princesa.

—Igualmente, Lord.

—¿Qué tal el viaje? —Pregunto el Lord viendo a los dragones brevemente.

—Liberador—Daemon sonrió—Tanto para nosotros como para nuestros dragones.

—Me lo puedo imaginar—Exclamo el lord—Síganme altezas, continuemos esta conversación adentro.

Ambos siguieron al guardián del norte, Aeva miraba a Rickon quien jugaba con el pelo de la doncella que lo cargaba.

—¿Cómo va todo en el norte, mi lord? —Pregunto Daemon.

—Difícil lo admito, en lo poco que he estado en mi posición como Lord.

—Es una pena oírlo—Rickon volteo a ver a Aeva con los ojos ligeramente abiertos, ella sonrió—Mi lord no dude en pedir apoyo si lo necesita, mi casa estará dispuesta a ayudarlo en cualquier momento.

Fire and Blood (Aemond Targaryen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora