29 || Reconstruyendo lazos ||

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128 D.C

Los días en Dragonstone pasaban lentamente, Daemon entrenaba con los chicos en las mañanas con Aemond rara vez uniéndose a ellos, Vhagar y Vaelon se habían acostumbrado a volar juntos por la isla rugiendo junto con los demás dragones de la familia, Aeva por otro lado se la pasaba principalmente con su madre y hermanos menores cuidándolos junto a sus doncellas, Lythia, Casthia y Baema, las mismas doncellas que la cuidaban cuando ella era niña, las tres mujeres se habían vuelto sus más fieles acompañantes y sus confidentes.

La princesa estaba jugando con el pequeño Joffrey, mientras que Lythia cuidaba del pequeño Viserys y Baema a Aegon, con Casthia encargándose de preparar las meriendas de los tres niños.

—¿Dónde está mamá? —Pregunto el pequeño pelinegro mientras jugaba con el pequeño muñeco que su hermana mayor le había traído del norte.

—Está ocupada con unos deberes, cuando comas tu merienda vamos a buscarla no te preocupes.

—¿Cuando la veamos le puedo enseñar lo que puede hacer mi dragón? —Aeva sonrió.

—Por supuesto, Jeff. Estoy segura que estará igual de sorprendida como yo.

El niño siguió jugando con la figura, con ella relatando una historia que el niño imitaba con el objeto, las doncellas los miraban con una sonrisa en sus rostros, cuando los tres niños comieron Viserys y Aegon empezaron a tener sueño por lo que los llevaron a sus aposentos a dormir y luego Aeva acompaño a Joffrey afuera de la fortaleza donde vieron a Rhaenyra recibiendo una carta de un capa blanca.

—¡Mami! —Joffrey corrió hacia su madre y la abrazo, la mujer bajo la mirada sonriéndole antes de dejar ir al guardia, Rhaenyra tomo en brazos a su hijo y volvieron a la fortaleza con Aeva detrás viendo de reojo la carta en las manos de su madre, cuando Rhaenyra llevo a Joffrey a dormir cerró la puerta de la habitación en silencio antes de fijarse en su hija mayor.

—Está feliz con ese juguete, ya no se despega de el por nada—Dijo sonriendo.

—Bueno, tiene un amigo, los chicos siempre están entrenando y pasamos poco tiempo con él, Viserys y Aegon.

—Cuando tú y Daemon se fueron fue difícil para los niños, te quieren mucho.

—Los extrañe mucho, es bueno estar de nuevo aquí.

—¿Volviendo a la rutina? —Pregunto con una ceja levantada—Te conozco, te gusta estar en el cielo, eres un dragón después de todo, no te juzgo por haber querido ir con tu padre por todo el reino.

—Aprendí mucho estando afuera, madre. El mundo es difícil, muchas cosas son diferentes.

Ambas se quedaron en silencio caminando juntas por los pasillos, Rhaenyra aún tenía en sus manos la carta sin abrir y juntas fueron a la habitación de Rhaenyra.

—¿Cómo esta Aemond?

—Adaptándose a estar aquí con los chicos, ya se está uniendo más seguido a los entrenamientos.

—¿Qué hay de ti? ¿No deberías de ir también? Para no perder la habilidad.

—Entreno con papá antes de irme a dormir, a veces por mí misma, créeme madre, aún sigo teniendo la habilidad.

Rhaenyra le sonrió antes de volver a fijarse en la carta en su mano reconociendo el sello que la mantenía cerrada, Daemon había hablado con uno de sus espías en la capital después de lo sucedido en el norte para asegurarse de quien había mandado el ataque y con la llegada de la carta solo significaba que esa persona había encontrado al responsable.

—Creo que deberías aprovechar en ir, ya está anocheciendo y deberías de practicar con tus hermanos también.

—¿No quieres que te acompañe?

Fire and Blood (Aemond Targaryen)Where stories live. Discover now