3 || Padre e hija ||

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117 D.C

Rhaenyra prácticamente trotaba por los pasillos siendo arrastrada por su hija para salir de la fortaleza, el Lord comandante las escolto al pozo personalmente y ambas se acercaron al príncipe de cabellos blancos cuando salía saludando a los entrenadores. Cuando levanto la mirada fue como si todo a su alrededor quedara en silencio, Rhaenyra y Daemon se miraban fijamente sonriéndose mutuamente hasta que la mujer sintió ser jalada por la pequeña niña hacia su tío.

Fue entonces que Daemon se fijó en la niña que estaba con ella, Rhaenyra vio el rostro del hombre, tenía la típica expresión sin emociones que para los demás sería una muestra de seriedad, pero los ojos del hombre mostraban algo completamente diferente, en los ojos de Daemon se veía felicidad, asombro y cariño, algo que las demás personas no notaban con facilidad.

Daemon miro a Rhaenyra antes de inclinarse y sonreírle a la niña que se le acercaba con una sonrisa en su rostro.

—Miren nada más, la última vez que te vi eras una beba muy gritona.

—¡Yo no grito tanto! —Exclamo gritando haciendo reír a los dos adultos.

—Aeva quería venir a verte, más a Caraxes—Exclamo Rhaenyra con una sonrisa.

Ambos compartieron una mirada significativa antes de volver a enfocarse en la niña que había empezado a bombardear de preguntas a Daemon quien abrió los ojos sorprendido por todo lo que la niña quería saber sobre su dragón.

—¿Quieres que te lleve a verlo? —Pregunto después de hacer todo lo que podía por responder, Aeva abrió los ojos y luego sonrió asintiendo ilusionada.

Daemon volteo a ver a Rhaenyra pidiendo aprobación y ella simplemente asintió.

—Debo volver con Laenor, espero verlos más tarde—Dijo, se agacho al lado de su hija y la abrazo—Diviértete ¿sí? Y no te alejes de tu...- de Daemon ¿De acuerdo?

—De acuerdo—Sonrió saltando.

Rhaenyra se despidió de Daemon también y volvió con el lord comandante quien mantenía su mirada en el príncipe y la niña.

—¿Va a dejar a la princesa con su tío? —Le pregunto—¿Esta segura?

—Más que nada, Sir—Dijo—Estará bien. Ahora volvamos.

Daemon vio a Rhaenyra alejarse con el hombre y se incorporó, tomando de la mano de la niña quien parecía feliz al lado del hombre, el príncipe estaba consciente que pares de ojos estaban sobre ellos, pero ya no había vuelta atrás, ya se había tomado una decisión apresurada cuando Rhaenyra eligió dejar a su hija mayor con él.

Ambos entraron al pozo siendo recibidos por las reverencias de varios cuidadores, uno de ellos se acercó a la princesa hablándole en alto valyrio.

Mi princesa ¿viene a visitar a Vaelon?

La niña volteo a ver a Daemon

—¿Quieres ver a mi dragón? —Daemon sonrió con cariño.

—Eso me gustaría.

Aeva volteo a ver al cuidador y asintió, el hombre se fue, unos momentos después volvió con un dragón negro mediano, Daemon abrió los ojos impresionado, Vaelon había crecido bastante desde la última vez.

Ha crecido bastante—Exclamo.

Solo he visto algunos dragones crecer así de rápido, mi príncipe—Exclamo el hombre, ambos viendo como Vaelon se apresuraba a ir hacia su jinete dejando que lo acariciara, el dragón rodeo de una manera protectora el cuerpo de Aeva.

Está bien, Vaelon. Él es bueno.

El dragón rugió en advertencia, pero al sentir la tranquilidad de su niña permitió que Daemon se acercara a él.

Tranquilo amigo, no le haría daño, nunca me atrevería—Miro brevemente a Aeva—Nadie lastimara a nuestra niña, confió en ti para protegerla—Murmuro. Vaelon lo miro con sus ojos verdes penetrantes antes de cerrar los ojos y permitir su toque.

—Es un buen chico—Volteo a ver a la niña—Tienes un fiel guardián aquí.

Aeva sonrió tímidamente.

—¿Quieres ir a ver a Caraxes? —Asintió emocionada—Muy bien entonces que lo traigan.

Daemon le hizo una señal al mismo cuidador para que trajera a Caraxes mientras se llevaba de vuelta a Vaelon aunque este se resistiera sin querer abandonar a su niña, cuando lograron llevarse al dragón más pequeño después de que Aeva lo tranquilizara, Caraxes apareció acercándose con pasos pesados hacia su jinete quien lo recibió con los brazos abiertos acariciando su cabeza, Aeva se había mantenido alejada del dragón por seguridad pero estaba fascinada viendo su grandeza y majestuosidad.

—Ven, cariño—Daemon extendió su mano hacia la niña sintiéndose bien al usar el apodo con su hija—Puedes tocarlo.

Aeva tomo la mano de Daemon y vacilante levanto su mano y toco al dragón, Caraxes miro fijamente a la niña sintiendo la conexión que tenía con su jinete y acepto su toque. Daemon observo como su hija estaba completamente hipnotizada viendo al dragón.

Ella es mi hija amigo mío, necesitara nuestra protección ¿entendiste? En cualquier problema estaremos ahí para ella ¿Estás de acuerdo? —Murmuro a su fiel compañero sin dejar de ver a su niña.

—¡Es enorme! —La emoción de la niña era inigualable, Daemon adoraba ver ese brillo en sus ojos y deseaba verlos todos los días, pero sabía que no sería posible, no como están las cosas ahora mismo, se había casado con Laena Velaryon hace seis años y habían tenido a las gemelas que eran seis años menores que Aeva. Amaba a las gemelas, eran sus hijas, pero el amor de un padre por su primer hijo es difícil de romper y Aeva se había ganado su amor y protección, no deseaba dejarla en la fortaleza donde podría ser corrompido por la reina y la mano del rey, pero confiaba en Laenor y Sir Harwin para cuidar de la niña por él.

—Vamos Aeva, volvamos a la fortaleza, quizás durante mi estadía aquí podamos ir a volar.

—¡Sí! —Asintió emocionada.

Como siempre, Daemon llegaba sin avisar a su hermano, como si fuera algo nuevo. Pero esta vez había decidido ir al reino solo por dos personas, Rhaenyra y su hija. Laena conocía la verdad por supuesto y con una sonrisa le deseo un buen viaje y una grata reunión con su hija mayor.

Daemon amaba a Laena si, era su esposa y lamadre de sus dos hijas menores, la protegería con su vida si es necesario, peroel amor incondicional hacia Rhaenyra seguía ahí y solo fue necesaria una nochepara traer al mundo una hermosa niña que le recordaba a su madre en cadamomento, sabía que probablemente no estaría en la vida de la niña, pero su amorpor ella nunca iba a disminuir y se juró a si mismo que estaría para ella deuna u otra forma.

Fire and Blood (Aemond Targaryen)Where stories live. Discover now