Fire and Blood (Aemond Targaryen)

23 || Antes de la celebración ||

128 D.C

La mañana en Winterfell había sido recibida por los gritos de emoción de los ciudadanos cinco días después, emocionados por la fiesta que Lord Stark organizaría como acto final de sus celebraciones en honor a Brandon el Constructor.

La fiesta se iba a realizar en la fortaleza de Stark, con invitados especiales como los Targaryen que aún permanecían en el norte, entre otras casas que habían sido especialmente invitadas. El lord estaba ocupado con pergaminos en mano cuando un guardia llamo a la puerta, una vez que el hombre entro después del permiso de Cregan le entrego una carta que había llegado de King's Landing, Cregan se tensó instantáneamente.

Abrió el pequeño pergamino y leyó, suspirando de alivio por un momento.

—Manda a llamar al príncipe Aemond, por favor.

—Sí, mi lord—El hombre salió de inmediato.

Cregan suspiro cuando las puertas fueron abiertas unos momentos después, revelando al príncipe Targaryen entrando a la sala a paso firme digno de un príncipe.

—¿Me llamaba mi lord?

—Así es—Le extendió el pequeño pergamino—Viene de King's Landing.

Aemond tomo el pergamino en sus manos y leyó lo escrito por su abuelo, levanto la mirada con el ceño fruncido viendo a Lord Stark.

—La mano pregunta del porque no lleve su respuesta personalmente a ellos—Pauso por un momento—¿Por qué no me dio el mensaje para que se lo llevara a la reina?

Cregan permaneció en silencio pensando en las palabras que diría, el príncipe Aemond siguió mirándolo esperando una respuesta que tardó en llegar, Aemond exaspero y aparto la mirada negando.

—Volveré a King's Landing de inmediato.

—¿Es lo que de verdad quieres? —Pregunto el hombre mirándolo.

—¿Disculpe?

—¿De verdad quieres volver a King's Landing?

—Es mi casa.

Esa respuesta no fue suficiente para el señor del norte.

—¿Y...? ¿No la estás pasando bien aquí, príncipe?

—No me he quejado, mi lord.

—¿Entonces cuál es la urgencia por irte tan pronto?

Aemond no dijo nada por un momento, Cregan se levantó de su escritorio y se acercó al príncipe.

—Quédate al menos un día más, esta noche habrá una fiesta, disfrútala—Sonrió—Aprovecha la buena compañía, Aemond.

(...)

—Sabes, creo que no te vendría mal usar un vestido para esta noche.

Aeva volteo los ojos escuchando a su padre, el hombre suspiro levantándose de su asiento acercándose a ella.

—Sé que no es tu ambiente, pero ya hemos hablado de esto. Cuando seas reina iras a muchas fiestas y bailes, no siempre tendrás que ir en ropa militar Aeva.

—No me siento cómoda con vestidos como los de mamá, lo sabes.

—Pero no tienen que ser idénticos a los de ella, podrían ser de tu gusto, estoy seguro que con lo que sea te verás preciosa.

—¿Cómo voy a conseguir un vestido de mi gusto para esta noche?

—Ya me encargué de eso—Aeva volteo a mirarlo con el ceño fruncido, Daemon saco una caja de madera enorme que la princesa no se había dado cuenta de que la había traído y la puso sobre la cama, su hija lo miro incrédula—Anda, dime que te parece.