28 || Vuelta a casa ||

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128 D.C

Aeva aun miraba a Aemond cuando el soltó sus manos y suspiro pesadamente antes de volver a caminar de un lado a otro en la habitación, el chico estaba dividido, el miedo de dejar a su hermana y a su madre y sobrinos en esa fortaleza lo empezó a atormentar cuando casi pierde a Aeva. Cuando la vio derrumbarse en sus brazos tuvo miedo de perderla, apenas había aceptado que la amaba y ya iban a quitársela.

Pero ni siquiera sabía que iba a hacer cuando volviera a casa, quería proteger a su familia, siempre ha querido hacerlo, pero su hermana, su tío, sus sobrinos y Aeva también eran su familia y aunque le cueste admitirlo en voz alta, también quería protegerlos.

Así que tomaría una decisión, solo esperaba que no fuera la incorrecta.

Los rugidos de Caraxes, Vaelon y Vhagar resonaron frente a la isla alertando a los demás dragones, al igual que a los que vivían ahí, Rhaenyra y sus hijos vieron a los dragones aterrizar en dragonmont y bajar hacia donde ellos se encontraban, Rhaenyra había recibido la noticia del ataque a su hija días antes, tanto fue su terror que ordeno a los soldados patrullar la fortaleza día y noche sin descanso a pesar de estar consiente que no atacarían una isla repleta de dragones.

Jace y Luke corrieron hacia su hermana seguidos de Rhaena, los tres abrazándola en cuanto la tuvieron enfrente, Jace saludo a Daemon y este le enredo su cabello en forma de saludo antes de abrazarlo, lo mismo hizo con Luke y luego abrazo a su hija menor dándole un corto beso en la frente, los tres al final que quedaron mirando a Aemond, quien aún permanecía cerca de Vhagar dejando que ellos se saludaran sin su interrupción, Rhaenyra se acercó a su esposo e hija abrazándolos a ambos antes de ir con su hermano menor.

—Me alegra volver a verte, Aemond. Daemon me dijo que te ibas a quedar unos días con nosotros.

—Hermana—La saludo—Solo estaré aquí unos días, me iré pronto.

—Puedes quedarte todo lo que quieras, Aemond. Eres familia.

Aeva fue con sus hermanos y hermana a sus aposentos, Rhaenyra y Daemon siguieron al gran salón para hablar a solas mientras Aemond se excusó de quedarse con Vhagar un rato antes de ir a la fortaleza.

Los señores de Dragonstone, fueron al gran salón y Rhaenyra les ordeno a los soldados dejarlos solos.

Rhaenyra suspiro pesadamente volteándose a ver a su esposo, el rostro de Daemon se volvió serio y a simple vista sus ojos lucían enojados, Rhaenyra apretó la mandíbula y ambos decidieron hablar sobre las represarías que iban a tomar en contra de Otto, se había metido con uno de sus hijos, no iban a permitir que lo volviera a hacer.

Mientras tanto, Aemond caminaba por la fortaleza sin rumbo, después de dejar a Vhagar con Vaelon había visto como los otros dragones rodeaban la fortaleza y pensó en donde estarían los demás dragones de la isla.

El príncipe camino viendo a los guardias hacer sus turnos y a las doncellas caminar de un lado a otro bajando la mirada cuando se cruzaban en su camino.

El joven suspiro y sintiéndose desubicado decidió ir a la habitación que su hermana le había preparado, se quedó ahí viendo por la ventana el atardecer en todo Westeros y a altas horas de la noche, escucho golpes en su puerta, alzo la voz para que la persona lo escuchara diciéndole que entrara y Rhaenyra apareció con su vestido negro con rojo saludándolo con una alegre sonrisa.

—¿Ya te instalaste? ¿Qué te parece tu habitación?

—Acogedora, gracias por recibirme, hermana.

—Puedes decirme Rhaenyra o Nyra, como tu prefieras, las formalidades no son necesarios Aemond.

Aemond no se sintió lo suficiente en confianza como para hacerlo, por lo que opto por quedarse en silencio y solo asentir antes de volver su vista a la ventana viendo a Vaelon sobrevolar a Vhagar y luego aterrizar a su lado, una pequeña sonrisa apareció en su rostro que luego desapareció sin dejar rastro, como si nunca hubiera estado ahí.

Fire and Blood (Aemond Targaryen)Where stories live. Discover now