4: Familia Jaeger-Ackerman

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La tarde descendía sobre la residencia Jaeger, envolviéndola en un silencio inusual. Grisha y Carla ocupaban el sofá de la sala, sus rostros reflejaban seriedad y decepción. Bianca, con una mirada furiosa, observaba a su hija menor. Frente a ellos, Eren y Mikasa permanecían en silencio, con gestos de culpabilidad dirigidos al suelo.

El tenso mutismo se rompió con la voz tensa y hostil del doctor Jaeger.

– ¿Cómo se les ocurrió hacer algo así? –exclamó Grisha, cruzando los brazos–. ¿Falsificar exámenes de sangre para decir que Mikasa está embarazada? ¡Eren, eso no tiene ninguna gracia!

– Mikasa, ¿cómo pudiste robarle la ropa a Eren y dejarlo solo con una faldita? ¡Eso es inaceptable! –gritó Bianca con histeria.

– ¡Eren no debería meterse conmigo! –se defendió Mikasa cruzándose de brazos–. Solo fue una venganza por la broma de los exámenes de sangre.

–Dos errores no hacen un acierto, Mikasa –intervino Carla, mirando severamente a la joven–. Ambos están suspendidos de la escuela por una semana. Esto debería servirles de lección.

Eren y Mikasa intercambiaron gestos de molestia, pero ninguno se atrevió a pronunciar palabra. Sabían que habían cruzado la línea y debían enfrentar las consecuencias de sus acciones. Al final, asintieron en silencio, aceptando su castigo. Los padres compartían una mirada de complicidad, conscientes de que, a pesar de la situación, sus amistades permanecían fuertes.

– ¡Demonios, chicos! Una cosa era discutir cuando eran niños –rezongó Bianca sin paciencia–. Pero esto ya raya en lo ridículo. ¿Cómo se supone que debemos lidiar con sus travesuras?

– Esta falta de respeto es inaceptable –añadió Grisha totalmente furioso–. No entiendo cómo dos jóvenes que crecieron juntos pueden comportarse de forma tan atroz.

– ¡Son prácticamente hermanos! –espetó Carla molesta–. Pero si se van a comportar como niños, perfecto, los trataremos como niños.

Mikasa frunció el ceño levemente.

– ¿A qué te refieres? –preguntó nerviosa. Grisha sonrió con malicia.

– Se odian, ¿no? –preguntó con ira apenas contenida. Mikasa y Eren se observaron con irritación antes de asentir coordinadamente–. Excelente, entonces su mayor castigo será permanecer juntos todo el tiempo.

Mikasa palideció completamente antes de entrecerrar los ojos.

– ¿Qué diablos quiere decir eso?

Bianca sonrió de forma malévolamente angelical a su hija antes de tomar una de sus mejillas y estirarla con excesiva fuerza, lastimándola.

Liberosis (EREMIKA)Where stories live. Discover now