Capítulo 45

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En esta historia todos hemos sido malos.

Nadie se salva del castigo aunque quiera. Aunque luche por salir a flote, todos nos hundimos de cierta manera.

Yo siempre fui la chica sobreprotegida por su mejor amigo, el cual era su crush de toda la vida. Típico ¿no?

Muy cliché.

Me enamoré hasta los huesos de Peter y poco a poco me fui dando por vencida y traté de tomar otro camino.

Desde que Aiden llegó a mi vida fue como una pequeña chispita de energía que me llenaba de alegría. Siempre fue tan distinto de Peter.

Aiden y Peter

Aiden llegó con su humor y sus locuras de niño para enseñarme lo que era disfrutar la vida hace solo un año y medio. Hicimos muchas locuras juntos. Para mí era un escape de toda la locura que vivía en mi hogar. Él no lo supo, pero tantas veces fue la única luz dentro de mi oscuridad, que me cegó.

Traté de darle más de lo que podía. Me inventé en mi cabeza loca que podía amarlo de la misma manera, o quizás más, de lo que amaba a Peter.

Nuestro primer beso me recuerda a alcohol, a fiesta, a juego. Fue increíble.

Estar con él fue una experiencia única, que me llenó de vida. Más no fue duradero.

Descubrí que Peter se sentía igual que yo y todo eso que intenté tapar con Aiden volvió a renacer con más fuerza.

Cada sentimiento se multiplicó por mil. Todo creció. Ese día de ese primer beso siempre quedará marcado en mi memoria. Siempre imaginé cómo sería ese momento, pero mi imaginación se quedó corta creando escenarios y sensaciones. Fue fantástico.

Peter... Mi relación con Peter fue especial, también poco duradera. Nunca entendía por qué se me perdía a cada ratos pero siempre me lo compensaba con una salida, unas flores, un desayuno en la cama, en fin, cosas que hacen los novios.

Me tocó experimentar el dolor de una ruptura sin explicaciones. Estuve durante dos semanas preguntándome ¿qué había pasado? ¿Acaso había hecho algo mal?

Esas preguntas rompían mi cabeza todas las noches y todos los días. Hasta que decidí salir de mi ensoñación. Aún me dolía pero ya era sostenible. Tal vez no era mi gran amor como yo creía.

Cuando me enteré de su traición ya no supe qué creer. Todo era tan repentino, tan extraño. De verdad no lo pensaba. Un sentimiento más feroz me invadió.

Del amor al odio hay un paso, el mismo, o quizás más corto que del odio al amor.

Quería tener en frente de mí para gritarle y reclamarle por que había hecho semejante atrocidad contra mí ¿qué había hecho yo para merecerlo?

Si yo siempre fui su amiga... en ese momento yo me olvidé de todo, de mi amor y de todo, de nuestra amistad y todo lo que con ella venía. Me sentía utilizada, engañada, sucia. Me daba asco verme al espejo en mi habitación y recordar las veces que me entregué a él con toda la confianza. Me invadían las ganas de llorar cada vez que recordaba las noches que pasaba junto a mi cuidándome después de un castigo de mi padre.

Hasta que me cansé de llorar.

Él sabía todo de mi, sabía mis debilidades y mis fuertes. Sabía que mi miedo era más grande que yo aunque aparentara una gran sonrisa.

Es verdad, él me cuidaba, me protegía, de todos pero no de él. Esa era la idea, la confianza desmedida para que solo él me pudiera manipular, para que sólo fuera un blanco fácil de su plan.

Al final él era un egoísta ambicioso que solo pensaba en si mismo ¿el amor que me juraba? ¿El amor que tantas veces vino a profesarme?

Todo era una obsesión insana. Eso lo entendí después. Dependía de mi, su estabilidad emocional dependía de mi. Estaba tan obsesionado y tan cegado por ser libre que no midió sus propias consecuencias, cayó en su propia mentira y me arrastró a mí con él. Se autoconvenció del amor que me tenía, me convenció a mí y lo único que en verdad él quería era irse. No me quería a mi.

Aiden... Aiden tenía una dependencia sexual demasiado grande con Monic. Ella se aprovechó de su joven inocencia, siendo mayor que él. Lo único que conocía era ella. Su madre nunca fue la mejor. Monic le ofreció un amor incondicional, comprensión, buen sexo y atención. Llenó los vacíos que él tenía con sexo y se convirtió ella en una sádica obsesiva y él se convirtió en un ninfómano dependiente de ella.

¿Su amor por mi? Ahí estaba. Pero no sanaba, seguía enganchado a su obsesión sin reconocerlo. Él me amaba, pero su dependencia sexual era más grande que su amor por mí.

Yo... llena de defectos. Tuve supuestamente una familia feliz. Vivía con el trauma de la pérdida de una madre. Sin superar ese problema comencé a combatir con uno nuevo: un padre abusador. Creé mi propio refugio mental, me desconectaba del mundo para poder dejar de llorar y así me olvidaba de todo lo que pasaba, primer problema. Hacía vista ciega a los problemas. Luego apareció Peter, creé una dependencia emocional de él, segundo problema. Él me ofreció apoyo y refugio. Abandoné mi refugio mental y me introduje en Peter. Tapé un problema con otro. Caló dentro de mí y se convirtió en mi nueva burbuja. Todo mi mundo se cerró a él. Se me olvidaron los ataques de pánico y se me olvidó salir de la realidad, solo me centré en él. Nada era sano, pero él parecía la vía más segura.

Cuando él se fue todo regresó, con más fuerza, con mayor potencia. Los ataques eran más seguidos, hasta daño me hacía a veces. Crear una dependencia emocional de él fue lo más duro, porque tuve que romper el vínculo sola. Otro problema.

A pesar de ello lo hice, pero a cambio de mi estabilidad emocional, la cual no volví a tener. Otro problema más.

- Peter estaba obsesionado con la libertad, yo estaba obsesionada con él y Aiden... Aiden estaba obsesionado con el sexo. Los tres estábamos tan dañados pero nos creímos que teníamos amor. Peter creía que me amaba, yo confundí mi dependencia emocional con amor y Aiden se enamoró pero su vicio le ganó.

- Cuéntame a qué conclusión llegaste - me dice la psiquiatra.

- Pues evadí mis problemas con dependencia, me refugié en los brazos de otros para no caer en mi propio agujero oscuro- le digo y la miro a los ojos - decidí sanar, por eso estoy aquí, hablando con usted, no con ninguno de los dos.

FIN

Con ninguno de los dos Where stories live. Discover now