XXXIX. El corazón de una madre

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Época moderna
Tokio
00 H.

En la época moderna, la madre de Kagome y la imponente demonio Irasue se reunieron en la casa de la luna, un lugar ancestral lleno de energía sagrada y mística. Ambas mujeres, conscientes de la ferocidad del conflicto en la época feudal, trazaban un audaz plan para intervenir en la batalla y proteger a sus seres queridos.

La Higurashi mayor, con una mirada determinada, habló con la imponente demonesa sobre la necesidad de defender y apoyar a sus allegados en el pasado. Reconocían que todos poseían habilidades sagradas y habilidades de combate excepcionales, ya que algunos eran monjes y sacerdotisas con poderes ancestrales.

La mujer albina, con su sabiduría milenaria, reveló la existencia de un artefacto poderoso, el cristal de la luna, que podría abrir un portal hacia la época feudal. Este cristal, custodiado por ella, la dueña de la casa de la luna, tenía el poder de conectar ambos períodos temporales.

Decididas a respaldar a sus amados hijos y sus aliados en la feroz batalla, Nahomi e Irasue se prepararon para utilizar sus habilidades y experiencia. Su misión era clara: proteger, apoyar y asegurar que la familia Higurashi llegara a la batalla en la época feudal.

Ambas mujeres se concentraron en canalizar su poder, invocando la energía de la luna y los antiguos conocimientos que poseían. Con unión de fuerzas y determinación, prepararon el cristal de la luna para abrir un portal temporal.

El brillo azulado y con destellos plateados, el cristal resplandeció intensamente, formando un portal reluciente que conectaba los dos tiempos. La madre de Kagome, Irasue y los demás miembros de la familia Higurashi se prepararon para atravesar el portal, listos para unirse a la épica batalla y ofrecer su ayuda a sus seres queridos en el período feudal.

Mientras la energía del portal aumentaba, la familia Higurashi se preparaba para enfrentar el desafío que les esperaba al otro lado, dispuestos a respaldar y proteger a Kagome, Sesshoumaru y sus aliados con todas sus habilidades y poderes sagrados.

Época antigua
Sengoku
00 H.

En medio de la densa niebla y las múltiples réplicas de Kagebōshi, Kagome y Sesshoumaru se veían presionados por la desesperada situación. En un giro inesperado, una de las copias del demonio araña logró apresar a los dos pequeños hijos adoptivos de la pareja: Rin y Shippō. Tomándolos como rehenes, el demonio maligno insinuó con su risa macabra que serían sus próximos objetivos para alimentarse.

El corazón de Kagome se llenó de angustia y determinación. Sus ojos mostraban una mezcla de miedo por la seguridad de los pequeños y una determinación feroz por protegerlos.
-¡Suéltalos, monstruo! ¡No tienen nada que ver con esto! -gritó con clara furia en su voz.

Sesshoumaru, aunque mantuvo su compostura serena, mostraba un atisbo de preocupación en su mirada. Su mano se aferró con más fuerza a su espada, su rostro impasible reflejaba la urgencia de la situación.
-Malnacido, ¡libéralos! Tu pelea es con nosotros -le retó.

El demonio se regodeaba en su triunfo momentáneo, disfrutando del temor que sus palabras habían sembrado.
-Sus vidas penden de un hilo, y su sufrimiento alimentará mi poder. ¿Qué estarán dispuestos a hacer para salvarlos?

Rin y Shippō, asustados, pero valientes, miraban a Kagome y Sesshoumaru con determinación. Aunque atrapados, sus miradas transmitían confianza en sus protectores.

La situación se volvía cada vez más tensa mientras ambos jóvenes se veían enfrentados a una elección difícil: luchar contra el repugnante demonio araña, arriesgando la vida de los pequeños o ceder a sus exigencias para asegurar su seguridad. La incertidumbre se cernía sobre ellos, y la esperanza de una resolución pacífica parecía más lejana que nunca.

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