XVIII. Excusas para estar contigo.

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Japón
Época actual
17 hrs.

Una joven pareja pasaba cerca de una biblioteca, la chica necesitaba hacer unas tareas y estudiar para los próximos exámenes; se reprochaba por sentirse tan tonta e ignorante durante esa odiada semana de evaluaciones, claro estaba, no es la única, todos los jóvenes siempre tenían ese problema. Siempre se había destacado por tener excelentes calificaciones, pero desde que aquel pozo la llevó a la época de guerras, nada había vuelto a ser lo mismo, por más que lo intentara, a penas y podía comprender los temas de clase. Por ende tomo la decisión de esforzarse, estudiaría y sería la mejor, aunque tuviera una doble vida, deseaba ser una gran cirujana algún día.

-Sesshomaru, pasaré por unos libros, ¿gustas acompañarme? -preguntaba la joven con una tierna sonrisa.

-Andando.

Así ambos jóvenes entraron a la enorme biblioteca de Tokyo, el joven por unos instantes se asombró, la chica vió su reacción y lo único que pudo hacer fue sonreír y tomarlo de la mano; le explicó cómo estaba compuesta y arreglada la biblioteca, habían tantos temas que explorar y eso emocionaba al demonio, su ambición por el conocimiento era algo que solo sabía su más fiel sirviente y sin preguntarlo y por mera deducción la joven azabache. Ella lo supo desde la primera vez que lo vio hojeando los libros de la librería del centro comercial, sabía que él no era de palabras, pero sí de acciones, aunque por más diminutas que éstas fueran.

La joven lo tocó del hombro para llamar su atención, preguntándole sobre algún tema en específico, a lo que el respondió sinceramente que deseaba leer sobre historia, la chica lo guió, le señaló cada uno de las estanterías que contenían temas sobre historia, y le explicó la mecánica de la biblioteca, temas como no hacer ruido, el uso adecuado de las mesas, la bibliotecaria, y sobretodo el sacar libros. El daiyōkai solo asintió y comenzó a buscar libros, sin descuidar a su amada; estar en ese lugar le permitiría pasar tiempo a solas con ella, y poder seguir cortejándola.

Mientras el joven peliplateado estaba buscando un buen libro para leer, la chica buscaba los libros necesarios para mejorar en clase y dispersar varias de sus dudas. Pasó un rato cuando el joven se acercó a ella con un libro en mano en señal que él quería leer ese libro, ella ya tenía los que necesitaría, se acercaron a la bibliotecaria y ella sacó su credencial para poder llevar a casa los libros.

Pasó un rato en que pudieran llegar a las escaleras del templo Higurashi, mientras caminaban el joven habló -Kagome, a partir de mañana te acompañaré al centro de estudios y esperaré por ti, quiero que sigas enseñándome aquello que desconozco -un brillo, pero no uno cualquiera, iluminó el rostro de la joven, se sentía feliz, ya había un enorme progreso con el poderoso Inu, se sentía más cercana a él, por eso tomó la decisión de darle un hermoso obsequio por todo su avance, y sabía que sería. -Me parece perfecto Sesshōmaru -respondió la joven enérgicamente con un semblante lleno de felicidad, mientras la mente del joven divagaba observando a la mujer.

Llegaron a la entrada de la casa de la familia, siendo recibidos por dos pequeños, el pequeño zorro y la pequeña Rin, quiénes eufóricamente corrieron a abrazar a su madre -Mami, que bueno que ya estés en casa -decía el pequeño pelirrojo. -Rin, ¿has sido buena niña?-preguntaba el Lord, a lo que la niña respondió con un alegre sí.

Desde adentro de la cocina se escuchaban risas, algo que el joven sabía perfectamente de quién se trataba, era su madre quien reía junto a la Higurashi mayor; el pequeño Sota salía de la cocina con los utensilios que ocuparían para cenar, mientras los otros dos corrieron a apoyarlo. Minutos más tarde todos se dispusieron a cenar en familia.

-Mi querido Sesshōmaru, hoy les he traído unos documentos que les será de muchas utilidad ante la sociedad, mis pequeños tendrán clases particulares mientras estén aquí, quiero que mis nietos sean muy listos y aprendan de todo lo que se pueda. Al decir nietos Sesshōmaru le lanzó una mirada asesina a su madre, quien solo rió por lo bajo, sin embargo la joven pelinegra se sonrojó a más no poder. Transcurrió la cena entre explicaciones sobre los documentos y anécdotas sobre el día. La poderosa mujer se despidió dando un eufórico abrazo a las mujeres y a los más pequeños,y de su hijo con un cálido gesto sobre su rostro.

La joven se dispuso a tomar un baño caliente para seguir estudiando, mientras el mayor hacía lo mismo en el baño de su habitación.

Pasó un rato, la joven ya estaba lista, se había puesto crema y había cepillado su cabello, bajó a la cocina a poner a calentar la tetera para un té, mientras èsta estaba lista subió a arropar a sus pequeños hijos y darles un mimo acompañado de un beso en sus frentes, regresó a la cocina por su té, cuando en la sala se encontró con el Inu.
-¿Aún despierta?-preguntaba el joven, sabía que no era coincidencia encontrarse con ella.
-Oh, Sesshōmaru, jeje bajé por un té para ponerme a estudiar -no sabía porque pero la sola presencia de él, la comenzaba a poner nerviosa y a la vez feliz.-Oh, es cierto se me olvidaba tengo un regalo para ti, sígueme -los jóvenes entraron a la habitación de la chica, ella le pidió que se sentara en su cama mientras buscaba en su closet, claro estaba que no tenía la certeza sobre la ubicación de aquel objeto, fue hasta que miró hacia arriba que divisó su caja blanca con objetos preciados, trató de alcanzarla dando saltitos, cosa que causó gracia al imponente demonio, se levantó y la cargo de la cintura para que bajara la caja, la chica se sonrojó a más no poder y cuándo tocó de nuevo el piso con la caja en manos, le agradeció frenéticamente tratando de evitar que él viera su cara toda roja, cosa que ya era innecesaria porque él ya la había visto y estaba más que complacido.

La chica colocó la caja y la abrió, buscando aquello tan preciado para ella, al encontrarlo le pidió al yōkai que por favor estirara su brazo y le colocó un elegante reloj. —Este reloj era de mi papá, quizás sea un poco anticuado para ti, quiero que lo tengas y le des un buen uso, pero sobretodo que lo cuides mucho, porque significa mucho para mí. -la joven se lo colocó y le dedicó una de sus tantas hermosas sonrisas. El joven detalló con la mirada el objeto, mientras escuchaba a la chica explicándole como se usaba, el entendió en cuestión de segundos y solo preguntó a qué hora ella tenía que estar en la escuela y a qué hora salía, siendo contestadas cada una de sus preguntas.

-Gracias -respondió el demonio, tomando y dando una caricia con su pulgar sobre el rostro de la chica, a lo cuál el corazón de ella se salía de la emoción, sonrojándose, fuera de sus pensamientos y sin control sobre la situación ella le dió un beso en la mejilla al Lord, cosa que asombró y regocijó a este. La azabache salió de su trance y pidió disculpas por su osadía.
Retomando posturas ella le indicó que comenzaría a estudiar y el solo asintió con uno de sus monosílabos. Salió de la habitación y regresó en cuestión de segundos con su nuevo libro en mano, sentándose en la cama de ella para leer.

No sabía el por qué de su acción pero no lo molestaría, al fin y al cabo le gustaba su compañía, la hacia sentir feliz y sobretodo que no estaba sola, con este último pensamiento regresó a sus estudios, mientras en silencio ambos disfrutaban de la compañía del otro.

Out of timeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora