11| Puente central

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11| Puente central

—¿Te gusto?

Erick me pregunta, con una sonrisa en su rostro mientras estamos sentados en el pasto.

—Me encanto, gracias por el detalle—respondo.

—Qué bueno.

Nuestras miradas se encontraron, noto como alza su mano derecha y acomoda uno de mis mechones detrás de mi oreja. Sentí como mi corazón se comenzaba a acelerar.

Aprovecho para detallar lentamente con mi vista, todo su rostro. Su sonrisa que en los primeros instantes me impacto. Sus mejillas que no eran del todo delgadas. Su nariz respingada, su cabello negro y liso.

Y luego estaban sus ojos, sus ojos verdes. Esos ojos que inevitablemente compare con los de alguien más.

Y de repente, frente a mí, ya no era Erick el que estaba, si no Chris. Con esa sonrisa que siempre suele darme, esos ojos verdes claro, que, siendo sincera, se miraban muy bellos en el sol.

Me di cuenta que el corazón se aceleró más rápido con el simple hecho de imaginarlo frente a mí.

—¿Lili?

Parpadeo varias veces, y la imagen de Chris, se desvanece, dejándome ver de nuevo a Erick.

—¿Si?—contesto rápido.

—¿Todo bien?, te quedaste como ida.

—Oh, no, yo estoy bien—le doy una sonrisa forzada—. Mmmmm, creo que tengo que regresar a dentro—le digo, mientras me levanto y tomo mi mochila del pasto.

—¿Quieres que te acompañe? —se levanta.

—¡No! —me mira, desconcertado por la forma en que contesto—. Digo, no, gracias, puedo ir sola.

—Ok.

—Gracias de nuevo por la pulsera, ¿nos vemos después de clases?

—Claro.

Asiento y me doy media vuelta, en dirección hacia las aulas.

○○○

Recorro los pasillos de la biblioteca, buscando el libro que necesito para mi tarea.

Llego a la sección de romance. Eran un montón de historias con finales felices, en donde la protagonista podía estar con su amor verdadero.

Paso la mano por ellos, mientras continuo mi recorrido.

Se que debería concentrarme en buscar el libro que necesito, pero ¿que tenía si me demoraba un poquito? De pues de todo, el libro estará ahí.

Miro al final del pasillo a la señora Rose.

—Señora Rose—la saludo cuando estoy cerca de ella.

—Lili—dice, con una sonrisa deteniéndose de seguir acomodando unos libros que traía.

—¿Como ha estado?

—Muy bien, hija, batallando con estos ojos que ya no dan—se acomoda sus anteojos.

—Permítame ayudarla—estiro mis brazos para que me de los libros.

—Te lo agradecería mucho.

Comienzo a colocar los libros en donde deben ir. La señora Rose me indica el lugar en donde van y yo lo coloco exactamente ahí.

Hasta que terminamos con todos.

—¿Puedo hacerle una pregunta, Señora Rose?—le cuestiono mientras entramos al pasillo donde debe estar el libro que necesito.

Una carta por errorWhere stories live. Discover now