18 | Al fin

550 67 8
                                    

18 | Al fin

Tomo mi libro de ciencias y salgo del laboratorio.

Le contesto el último mensaje a Lía diciéndole que comamos en mi casa.

Alzo la mirada cuando siento a alguien pararse frente a mí.

Es Chris, quien trae una sonrisa gigante y tienes sus manos detrás de su espalda.
No dice nada, yo no digo nada, solo nos miramos.

—¿Hola?—digo, también con una sonrisa y moviendo un microsegundo mis ojos a la derecha.

Él saca una de sus manos y la pone frente a mí.

—Una flor para otra flor—dice.

Es cuando me percato del pequeño detalle en sus manos.

—Oh, Chris, gracias—la tomo—. Es lindísima.

—No más que usted.

Sonrío enternecida e inclinando un poco mi cabeza hacia la derecha.

—Gracias.

Vuelve a poner las dos manos detrás de su espalda y se pone a mi lado, para comenzar a caminar.

—¿Ya vas a casa?

—Sip, la entrenadora nos dio una semana de descanso por lo de la competencia, así que ya no tengo nada más que hacer.

—Oh, que bien.

—¿Tú vas a tu entrenamiento?

—Si, iba hacia allá, pero no quería irme sin antes verte y darte la flor.

—Muy lindo detalle de tu parte.

—Me alegra que te gustara, estaba nervioso.

Se ve tierno, nervioso.

—Buen, tengo que... ir a mi entrenamiento—da uno paso atrás.

—Ok.

—¿Te parece si nos vemos luego?

—Si.

—Perfecto.

Suelto una risa porque no deja de mirarme.

—Ya, camina bien, no te vayas a caer.

—No puedo dejar de verte, eso es lo que pasa—sonríe.

Cierro mis ojos, manteniendo mi sonrisa.

—Bueno, ya me voy.

Lo miro y asiento.

Da una última mirada y luego se gira para ir hacia las canchas.

Suelto una risilla y vuelvo a caminar a la salida e ir por mi bici.

○○○

Acomodo varios libros—que me lleve a casa—en su sección correspondiente. Así le ahorraba trabajo a señora Rose.

Camino hacia su escritorio.

La biblioteca se encuentra mas tranquila de normal, solo hay unas cuantas personas en las mesas.

—Listo—le digo a señora Rose.

—Gracias, cariño.

—No hay de que.

Escuchamos unas risitas y ambas miramos hacia una de las mesas. Una pareja esta dándose amor, el chico tiene uno de sus brazos encima del hombro del otro y se reían.

—Chicos, tranquilos, por favor—la señora Rose les llama la atención, de una forma tierna.

La miro.

—Los jóvenes, ahora ya no pueden contenerse—dice.

Pongo mis manos en su escritorio.

—Señora Rose, ¿Como conoció a su marido?

—Oh, fue en el coro de la iglesia, recuerdo que un niño tímido iba entrando con otros dos chicos más altos que él—me cuenta con una sonrisa—. Nos hicimos amigos muy rápido, yo era la típica niña parlanchina que hacía de todo para hacerlo hablar.

—Entonces, ¿fue amor a primera vista?

—No, la realidad es que los sentimientos surgieron después.

Miro un instante su escritorio y pregunto:

—¿Como se sabe cuándo alguien te gusta?

Desde ayer llevo preguntándome aquello, me la pase pensando mucho. Miraba la flor que me dio Chris y no podía sacarlo de mi mente tampoco.

—Mmm, bueno, primero disfrutas de su compañía, disfrutas el convivir con esa persona, luego notas un cosquilleo extraño en el estómago, te sonrojas sin mucho esfuerzo, sonríes cuando lo escuchas hablar, te preocupas por esa persona y una de las cosas mas evidentes, es que no dejas de pensar en ella por más que hagas miles de cosas, no lo logras.

—Cree que, ¿Alguien puede gustarte a tan solo de conocerse unos meses?

—Si, el hombre no tarda mucho en crear alguna emoción o sentir hacia alguien, la mujer tarda un poco más, pero de que se pueden llegar a gustar en tan solo unos meses pueden hacerlo.

Entonces, estos que estoy sintiendo es, amor.

—Me preguntas esto por aquel chico, ¿no?—pregunta.

No fue necesario rectificar que habla de Chris.

—Si, no estaba segura de lo que estoy sintiendo y me da miedo que él no sienta lo mismo y termine perdiendo su amistad.

—Lo sé, eso mismo sentí yo, pero te diré una cosa—acomoda sus lentes, entrelazas sus manos y se inclina hacia delante—. El que no arriesgas no gana, así que cariño, no lo pienses mucho y ve por tu hombre.

Sonrío.

—Gracias, señora Rose—le digo feliz y enseguida salgo corriendo.

—De nada, cariño—grita, incumpliendo una de sus reglas y, yo me despido con la mano.

Corro, tomando mi bici y la echo a andar hacia mi casa.

○○○

Llego a casa, me bajo de mi bici y la paro.

Observo a Lía sentada en el escalón de afuera de la puerta de la casa.

La había llamado mientras venia para acá, le pedí que llegara lo más rápido posible.

Me acerco a ella.

—Ey, hola...wow

Ni siquiera la dejo terminar, ni le respondo, solo la tomo del brazo y la jalo hasta mi cuarto.

—¿Qué pasa corazón de melón?—me pregunta, cuando cierro la puerta.

Me giro hacia ella.

—Me gusta Chris—confieso.

Y se sentía jodidamente bien por fin decirlo.

Super cortito pero necesario, que tengan lindo día.

Una carta por errorWhere stories live. Discover now