4 | Apresurar las cosas

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Atención: Capítulo largo.

4 | Apresurar las cosas

Corro hacia las canchas en donde sabía que encontraría a Chris. Llego a ellas y ya varios chicos van saliendo preparados para irse, solo espero que Washle no se haya ido ya.

Lo busco por todas partes, pero no lo encuentro.

—Disculpa—detengo a un muchacho—. ¿Sabes si Chris ya se ha ido?

—¿Mandón? –exclama, no entiendo, pero asiento de todas formas—. Está en el cuarto de balones no tarda en salir.

—De acuerdo gracias.

El chico se marcha. Me siento en uno de los asientos de las gradas, tenía que controlar mi respiración y mi corazón que estaban acelerados por la corrida. Masajeo un poco mi brazo en donde Erick había apretado.

Se estaba formando un pequeño moretón y me dolía. Tendré que poner pomada llegando a casa para que se baje el dolor un poco. Sé que no fue intención de Erick provocarme esto, pero estaba sorprendida de que su simple agarre me había hecho un moretón.

Coloco mi mano izquierda en mi cuello y saco mi teléfono del pantalón. Le envío un mensaje a Lía para que luego no me ande reclamando.

Lili =] : Estoy en las canchas de baloncesto espérame en la salida, no tardo.

Recibo respuesta suya casi de inmediato.

Lía de todos los santos: De verdad NO tardes, que me duelen mis piecitos.

Lili =]: No te preocupes Mamá vendrá a buscarnos para llevarnos a casa.

Lía de todos los santos: Que bien, ¿Descansó?

Lili =] : Si, le dieron dos días de descanso, así que hoy y mañana pasará por nosotras.

Lía de todos los santos: Ay las amoooooo <3

Lili =] : Y nosotras a tiiiiiiiii <3

Escucho varias voces, por lo que despego mi mirada del celular y procedo a plasmarla en los tres individuos que venían saliendo de un cuarto. Conversaban sobre algo de lo que al parecer Chris les estaba explicando, lo deducía por como movía sus manos al hablar.

—¡Chris!—grito su nombre para que se diera cuenta de mi presencia.

Él levanta la mirada y al verme, sonríe.

—Nos vemos después chicos—se despide de sus compañeros.

Viene vestido con el uniforme de su equipo, su mochila de entrenamiento colgada sobre su hombro derecho, su cabello un tanto húmedo y desordenado, y su botella de agua casi vacía en su mano izquierda. Se podía saber fácilmente que venía de entrenar.

—¿Que pasa, Leyli?

Dice ese estúpido apodo–que me puso desde que me conoció–al acercarse.

Pongo los ojos en blanco.

—¿Estás ocupado? —pregunto.

—Para ti nunca—sonríe, pero su mirada se desvía a mi brazo y esta cambia a una de preocupación—. ¿Qué te paso?

Toma mi brazo con delicadeza. Lo mira detenidamente.

—Oh, nada, me he golpeado con...la puerta del salón, cuando sin querer alguien me empujó.

Me hecha una miradilla que me decía que no creía mis palabras.

—Lili, puedes decirme sin miedo.

Acerca su mano a mi cara para quitar un mechón de cabello sobre mi mejilla, de forma automática me hago hacia atrás al no estar acostumbrada a ese trato y recordando cierto momento, su mano queda en el aire y procede a volverla a poner a su costado lentamente.

Una carta por errorWhere stories live. Discover now