23 | Fuiste tú

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23 | Fuiste tú

Chris

Ese día en casa luego de encontrar la carta.

Sonrío al mirar a la chica estacionarse afuera de mi casa.

Zoé se quita el casco de la motocicleta y deja a la vista su cabello corto arriba de los hombros y color negro.

—Muy bien, ¿Qué era eso tan importante? —exclama sin saludar primero.

—Entremos ¿te parece?

Ella se baja de la moto y entramos a mi casa.

—Puedes dejar tu casco en el sillón —le digo caminando hacia la cocina y me volteo antes—. ¿Gustas algo de tomar?

—Agua, por favor.

—Bien.

Voy por dos vasos de agua y cuando regreso noto que alguien la está llamando.

—¿Quién te marca?

—Mi prima—guarda su celular—. Le he dicho que iba al super para que me prestara su moto y ahora heme aquí.

—¿Robaste la moto de tu prima y te viniste a Texas?

No podía creerlo.

—¿Que querías que hiciera luego de que me mandas un mensaje diciendo que estas en un problema de vida o muerte mientras estoy en otro lugar? Y la tome prestada, ya he tardo mucho y supongo que no está contenta, ¿te he contado que detesta que toquen su moto?

Niego y me siento en un sillón.

La invito a hacer lo mismo, señalando el sillón frente a mí, y ella lo hace.

Suspira, dejándose caer en él.

—Entonces, ¿para qué he venido?

Y comienzo a contarle mi plan. Una vez termino me mira dudando y negando con la cabeza.

—No —dice.

—Por favor ayúdame, Zoé, es mi oportunidad de estar cercas de ella, es mi oportunidad para que me conozca más allá de lo que sabe por Erick.

—Es estúpido, ¿lo sabes no? Ayudar a la chica que te gusta con el que a ella le gusta.

—No es tonto, si ella le hace feliz estar a su lado, la ayudare, pero, aun así, tengo una pequeñísima posibilidad de ganarme su corazón.

Zoé baja la mirada, supera y chasque su lengua.

—Por favor —le insisto.

—Bien, lo haré.

—Gracias, no sabes cuanto te...

—Pero —me interrumpe, levantando su mano—. Tendrás que aceptar todas las consecuencias—asiento—. Y si ella, elige a Erick hasta el final, tú tendrás...

—Que aceptarlo —completo por ella.

—Exacto, no enojos, no reproches, no arrepentimientos, no nada, ¿okey?

—Okey.

Se pasa una mano por su pelo y se inclina hacia adelante.

—Aun no estoy segura si esto te hará bien a ti, ¿lo entiendes no?

—Lo hago, pero, creme cuando te digo que estoy dispuesto a verla feliz a lado de alguien más si ella así lo quiere.

—Si eso es lo que quieres—se recarga en su sillón.

Una carta por errorWhere stories live. Discover now