Prólogo
A veces necesitamos tomar decisiones que no estamos seguros de ellas, pero que estas mismas podrían llevarnos a la victoria o a la derrota.
Muchas de ellas no suelen tener consecuencias o las tienen, pero no son nada graves.
Tomamos decisiones apresuradas y para nada coherentes, ya sea por presión social, para zafarnos de la situación o simplemente porque creemos que es lo correcto.
Hay días en los que te sientes el más valiente y decidido a hacer algo, pero cuando estas apunto de hacerlo, te vuelves chiquito, los nervios y el medio entran, provocando que te des media vuelta y desistas de aquello.
Y así estaba yo, lo quería, me gustaba, pero no me atrevía a decírselo. ¿Por qué? Pues porque era mi maldito mejor amigo.
Pero no sé porque mi pequeña y torpe cabeza pensó que era una grandiosa idea confesármele y que mejor que por medio de una carta.
Mi cómplice: Lía Glander (mi mejor amiga).
Las dos juntas éramos un desastre. Una por seguirle las locuras a la otra. Y la otra por no detenerla.
Dicen que la vida está llena de retos unos más complicados que otros y creo que lo que estoy a punto de hacer es más como para morirse.
–¿Y qué vas a hacer? –pregunta Lía llevándose una papa frita a la boca.
–Decirle lo que siento–contesto no muy segura.
–¿Cómo? –intenta decir con la boca llena.
–En una carta, creo que es mejor que un simple mensaje.
Y así comenzó toda esta travesía. Por una simple carta que estaba destinada para alguien pero que sin querer termino en el camino de alguien más.
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Una carta por error
RomanceDispuesta a confersale sus sentimientos a su mejor amigo Erick, Lili Jekins decide hacer una carta en donde expresa sus sentimientos hacia él. Pero que por obras del destino, esa carta no llega a sus manos, si no a las manos de Chris, el mejor amigo...