CAPITULO 2: EMPEZAR DE NUEVO

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_¿Hay alguna forma de que puedas enmascarar tus poderes?_ Kagome-chan le lanza una mirada exasperada como si intentar mantenerla a salvo fuera un estorbo

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_¿Hay alguna forma de que puedas enmascarar tus poderes?_ Kagome-chan le lanza una mirada exasperada como si intentar mantenerla a salvo fuera un estorbo. _¿O no sabes cómo hacerlo?.

_Sé cómo hacerlo_ le dice ella, entrando en la casa. Gojo agacha la cabeza y suelta una risita por lo bajo al oír su tono mordaz.

Enciende la luz y cierra la puerta tras ellos. No le preocupa demasiado una maldición o que alguno de los altos mandos la huela (nadie sería tan tonto de atacar estando él allí), pero tampoco puede tenerla a su lado todo el tiempo.

_No me importa tanto cuando estamos en casa...

_¿En casa?_ interrumpe ella, sin molestarse en volver a mirarle.

Probablemente sea lo mejor.

_Vamos a vivir juntos en un futuro imprevisible_ Se muerde el interior de la mejilla.

Kagome se agacha y se quita las sandalias. Él sigue la forma en que su pelo se riza al final, apenas llegando a la mitad de su espalda. La luz rebota en él, resaltando el tinte azul. Pero lo más importante es que nota la fuerza de sus piernas al ponerse de pie.

_Bueno, ¿me vas a enseñar los alrededores?_ Sonríe por encima del hombro.

Gojo inclina la cabeza y se quita los zapatos. _¿Dónde está la emoción?_ Le aplaude junto a la oreja, disfrutando de la forma en que su cara se sonroja. _Deberías sentirte honrada...

_¿Siempre eres así?.

_Nunca había traído a una mujer a este lugar.

_Me siento halagada_ responde ella. Su ojo derecho hace un leve tic.

Gojo la roza y extiende ambos brazos. _Bienvenido a la finca del estimado Satoru_ Se da la vuelta y hace una reverencia fingida _Seré vuestro anfitrión durante...

_Oh, mátame ahora_ susurra ella, pero Gojo oye sus palabras como si estuviera a su lado.

_el resto de tu estancia_ Se endereza, con los labios fruncidos_¿Y bien? ¿Vas a comprobarlo?.

_Bastante seguro, se supone que me vas a dar el gran tour.

_Luchadora. Me gusta_ Ignora sus balbuceos y le hace un gesto para que le siga. _Muy bien, si me sigues por aquí, nos dirigiremos a la zona más importante de la casa: ¡la cocina !.

_ Casi no hay nada en ella.

Gojo se desanima _Apenas me quedo aquí_ Se apoya en la pared blanca y desnuda, observando cómo ella pasa las manos por la encimera. Parece que sus ojos se posan en la cocina. Él archiva esa información para más tarde, no está por encima de explotar su amor por la cocina.

_Bueno, al menos todo parece actualizado, y la nevera no es pequeña_ Gojo chasquea la lengua ante sus palabras. Ella se vuelve hacia él. Se le corta la respiración al ver las emociones que deja traslucir en sus ojos. Le recuerdan a los chocolates más dulces que ha probado .


_¿Qué?_ pregunta ante su mirada expectante.

_¿Es este el momento en el que me atas? ¿Y me encierras en algún sitio?_ No puede evitarlo, todo su cuerpo se dobla de risa _Lo digo en serio.

_Lo sé, lo sé_ Finge limpiarse una lágrima de la venda _Oh, Dios. Kagome-chan, eres un verdadero alboroto.

_Satoru-san.

Se acerca a trompicones, con la alegría aún en la garganta. _No te tengo de rehén. Te mantengo a salvo_ Ella da un paso atrás, golpeando la puerta del patio trasero. Hay confianza en su postura y tensión en sus miembros. Gojo suspira ruidosamente. Hace un gran espectáculo al respecto.

_Empecemos de nuevo_ afirma mientras su mano agarra la tela de la venda de sus ojos. Él mantiene su rostro en blanco, no queriendo asustarla. Su cabello blanco ondea, enmarcando su rostro y, con suerte, llamando la atención sobre el azul de sus ojos. _¡Hola! ,Soy Gojo Satoru_ Opta por extender la mano frente a él.

Son sólo un par de segundos, pero jura que se siente como si los pájaros de afuera hubieran estado cantando el mismo maldito tubo durante los últimos cinco minutos. Sus ojos siguen cómo sus dedos le cepillan el pelo hacia atrás, cómo se moja los labios en preparación.

_Kagome Higurashi.

Gojo resiste la tentación de temblar ante el contacto. Su mano es tan pequeña en comparación a la de él que podría aplastarla fácilmente sin sudar. Pero hay una calidez cuando se tocan que calma todos los instintos que le dicen que elimine la amenaza ahora.

_Sabes_ comienza, todavía sosteniendo su mano _pensé que estarías más impresionada_ Hace un puchero ante la retracción del contacto.

_¿Porque me has mostrado tu cocina? ¿O porque te quitaste la venda de los ojos?_ La auténtica confusión le irrita.

_No le quito la venda a cualquiera_ Él se gira y dobla los dedos, indicándole que lo siga. De repente, la cocina se vuelve demasiado pequeña y necesita más espacio entre ellos.

_Gojo-san, ¿por qué me trajiste a este lugar?.

_Satoru_corrige mientras saluda a una puerta cerrada _este es el baño, y esa habitación de aquí es...

Kagome pasa junto a él. Va a tomar algún tiempo acostumbrarse a todo esto de pasar por alto su infinito. La peor parte es que ni siquiera parece darse cuenta de la facilidad con la que está rompiendo su red de seguridad.

_Satoru-san, no hay nada en esta habitación, excepto los pisos de tatami. ¿Todavía te estás mudando a aquí?.

_Rara vez me quedo aquí_ Él se encoge de hombros. _Pero nadie más sabe acerca de este lugar, y las maldiciones aquí no son tan fuertes como las de la ciudad.

Kagome tararea en reconocimiento a sus palabras.

_Solo por curiosidad_ comienza ella, con la voz mezclada con una emoción que él no está seguro de querer descifrar _¿Dónde se supone que voy a dormir?.

Él parpadea.

¡Oh, mierda! Él le pone su mejor cara de póquer, que se quiebra ligeramente ante el brillo asesino de su rostro. Gojo jura que puede oír el momento en que ella grita; su risa nerviosa sólo parece añadir peso a la tensión en sus hombros.

_¡Satoru!_ La casa vibra al son de sus gritos.

Al menos las cosas ya no serán tan aburridas, piensa mientras corre por el pasillo con ella pisándole los talones. Y, lo más importante, eliminó el título honorífico de su nombre.

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