CAPÍTULO CINCUENTA Y SIETE.

Comenzar desde el principio
                                    

Sus ojos amarillos, los cuales parecían opacos, se fijaron en mí y tragó con fuerza.

—Yo... Esto es un desastre —me susurró—. Él no dejará pasar esto como si nada.

Supe que estaba hablando de Daryl y no del inepto de su exnovio. No sabía con certeza alguna cual había sido la explicación que otorgó los abuelos de Francheska y tampoco me importaba ciertamente. Estaba molesto de que ese imbécil no hubiese muerto y yo no alcanzara a rematarlo como aun quería hacerlo.

—Esto es tan desafortunado —dijo el hombre en un español que entendí escasamente—. Se me hace raro que Tristán hubiese venido aquí a causar problemas.

Francheska se tensó a mi lado y traté de no soltar un gruñido de frustración ante la obviedad de ella y su miedo. Mas tarde hablaríamos de aquello.

—¿Cómo es su nombre? —me preguntó directamente Daryl y ni siquiera pestañeé mientras lo observaba.

—Él no tiene nada que ver en esto —Francheska habló rápidamente—. Él...

—Aleksander Becox —la interrumpí sin dejar de ver al sujeto—. Y voy a suponer que sabe hablar inglés, para que así pueda dirigirse directamente a mí y lleguemos a la conclusión de cómo vamos a manejar esto de aquí en adelante.

Todo mundo se quedó en silencio, incluso los abuelos de Francheska.

—Aleksander Beccox —repitió el hombre—. Un gusto entonces.

Él habló en inglés y estiró una mano para estrecharla, pero lo ignoré deliberadamente y fui directo al grano porque ciertamente mi paciencia ya se había agotado.

—Golpeé a su hijo —dije—. Y lo volveré a hacer si le falta de nuevo el respeto a Francheska.

Los ojos claros del hombre se llenaron de diversión.

—¿Eso es una amenaza?

Las uñas de Francheska se enterraron en mi brazo con miedo y algo más.

—Sí, justo eso.

No iba a darle a ese hombre mi nombre completo porque sabía que una búsqueda en internet sería más que suficiente para saber quién era yo y la influencia que tenía, sin embargo, aquello no trataba sobre mí, trataba sobre los problemas que se le podrían venir encima a Francheska si alguien en Inglaterra descubría lo nuestro.

No la sometería a ese infierno, no hasta que me hiciera cargo de Lory y su hermano.

—A ver si lo entiendo —dijo lentamente Daryl con un inglés fuerte—. Ha golpeado usted a mi hijo y... ¿Se atreve a amenazarme?

Con solo verlo a los ojos puede descifrar la clase de hombre nefasto que era. Detrás de esa sonrisa se escondía un viejo empresario que creía que podía con todos por tener dinero, aún así, lo que él no sabía y entendía es que yo no era todo mundo y su dinero no aplicaba presión en mí.

—Permítame que se lo coloque en palabras contextuales que sean más fáciles de digerir para usted —mi voz fría llenó el aire—. Si su hijo vuelve a tocar a Francheska, lo voy a asesinar con mis propias manos y seré lo suficientemente amable como para hacerle llegar el cuerpo en costales a su casa y así le daré la beneficiosa decisión de hacer lo que le apetezca con su putrefacto e inservible cuerpo. ¿Qué le parece?

Francheska me miró sorprendida ante mis palabras y su veracidad, mientras sus abuelos se miraban entre sí —supongo que eso de caerles bien ya no iba a ser posible—. Tristán se puso de pie con ira ante mis palabras, pero se tambaleó —probablemente seguía afectado—. Aún así, no llegó a decir mucho porque su padre le regaló una única mirada y este como si fuese un niño de dos años, guardó silencio y se sentó de nuevo.

ALEVOSÍA  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora