Capítulo 28

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[1 de la décimo segunda luna, año 114 D.C] [Diciembre]

Silia ordenó a las chicas que tuvieran listos las cacerolas. Le dio un par de golpecitos en la frente a Lira para que no se distrajera viendo al chico de Capa Dorada.

—¡Trabajen señoritas! — aplaudió con sus manos —¡Debemos tener todo impecable! ¡Pronto llegará la carne que amablemente Lady Potter-Black nos ha obsequiado para el comedor!

Silia debía tener todo listo porque la suegra de su princesa venía hoy. Había escuchado por las lavanderas del palacio que los Royce y los Lannister llegaron el día de ayer para presentar a los bebés formalmente a la corte.

Lady Lily les enseñó esa retrato que llamaba fotografía, del pequeño Lord Baelon Royce y los dos nuevos leones de los Lannister. Silia le dio un halago, aunque todo bebé recién nacido parecía una remolacha rojiza e hinchada.

—¡Marya! ¡La olla! ¡La olla! — Silia levantó las faldas de su ropa.

La princesa les proveía de ropa, no lujosa, pero de buena calidad para ella y las cocineras, además de una paga de diez ciervos de plata cada mes para ella y cinco para las otras tres.

Silia había podido comprarse unos lindos, pero sencillos aretes de oro, y sus hijos eran Capas doradas que ganaban veinte estrellas de cobre al mes.

—Silia, no seas exigente con las chicas — dijo una suave voz.

Todas en la cocina se giraron para ver a la princesa bajando la capucha de su capa, detrás de ella Ser Black y Ser Cole. Todas las cocineras bajaron la cabeza ante la presencia de la princesa Rhaenyra.

—Alteza real — Silia bajó la cabeza y después de unos segundos la alzó.

—Silia — la princesa sonrió — Necesito el informe del mes del comedor. ¿Podemos ir a tu despacho?

—Por supuesto, su alteza ,

Silia guío a la princesa y los visitantes por el edificio que era de dos pisos, la parte baja donde estaban el comedor, las cocinas y el almacén de alimentos, el segundo piso tenía habitaciones para Silia y las tres chicas que trabajaban en el comedor.

Silia no podía olvidar el rostro de la fallecida reina Aemma. En la procesión de la coronación del rey Viserys, tenía el rostro de un ángel y la princesa Rhaenyra había heredado toda la belleza de la amable reina.

Ella se sacó el collar de cuero que usaba para esconder la llave de su oficina, abrió la puerta dejando pasar a la princesa, el esposo de ésta y el Guardia Real.

Silia no había conseguido este puesto alto en el Comedor de la Reina Aemma solo por su talento para cocinar, sino que era una mujer letrada y buena con la contabilidad. Bueno, ella había sido la hija de un noble Braavosi que seguía la religión del Dios Tritón, cuya madrastra no esperó a que el cadáver de su padre se enfriara para venderla a un burdel en Westeros cuando solo tenía dieciséis años.

Por eso podía empatizar con la princesa, Silia podía oler a mujeres ambiciosas y la reina Hightower era de esa calaña.

La princesa se sentó en la silla del escritorio y Silia le pasó el libro de contabilidad. Su princesa revisó los gastos del mes comparados con el presupuesto asignado con lo referente a salarios y gastos de insumos.

Silia podía sentir la mirada de Ser Black sobre ella. Silia jamás se atrevió a robar un solo penique del presupuesto, y no quería ganarse a una furiosa princesa dragón, estaba cómoda con sus ganancias, la ropa y el techo sobre su cabeza,además del puesto de sus dos hijos, y no podía perder aquello por ambicionar de más.

TIMELESS    [House of The Dragon ]Where stories live. Discover now