Temprano en la mañana, Ruan Jiu Jiu se despertó temprano para ir a trabajar.
Preparó dos bentos y puso uno en su lonchera. El otro, esperó a que se enfriara antes de meterlo en el frigorífico. En algún momento, cuando ella no estaba prestando atención, Cheng Jun salió de su estudio. Se frotó los ojos con cansancio. Con una mano en el bolsillo, se acercó al frigorífico y sacó una botella de Yakult. Su mirada siguió a Ruan Jiu Jiu mientras ella se movía, pasando de la tabla de cortar a la izquierda a los bentos a la derecha. Parecía incomparablemente tranquilo.
Ruan Jiu Jiu miró por el rabillo del ojo al extremadamente inactivo Cheng Jun. De repente se deprimió.
Ella siempre tuvo la sensación de que ella era el esposo sustentador que incansablemente se levantaba temprano y regresaba tarde, y Cheng Jun era la esposa mimada que comía hasta saciarse, bebía hasta saciarse y gastaba todo su dinero.
Ruan Jiujiu: "..."
Pero gastar dinero para mantener a un hombre tan guapo como Cheng Jun realmente no fue una pérdida. …Si tan solo su EQ fuera un poco más alto.
Al pensar en su bola de escarabajo pelotero… ¡bah! su guijarro negro, un viejo odio brotó dentro de ella y le lanzó una mirada furiosa.
Cheng Jun la miró inocentemente y no entendió de dónde venía su furia tan temprano en la mañana.
"Me voy a trabajar. Pórtate bien y espérame en casa”.
Cheng Jun fue muy obediente. "Bueno."
Observó cómo Ruan Jiu Jiu se ponía los zapatos y salía con paso rápido. La puerta se cerró de golpe y la casa de repente cayó en un silencio sepulcral. La figura solitaria de Cheng Jun estaba sentada en la silla de la mesa del comedor. De repente se dio cuenta de que ocultar su identidad no era tan buena idea.
Una vez más, la casa estaría vacía durante todo el día.
Cheng Jun tomó un sorbo de Yakult y bajó los ojos. Sus pestañas eran largas y espesas. Después de un largo rato, un ligero suspiro se escapó de sus labios.
"Tan frío."
Debería haber dejado al Yakult reposar un rato.
……
Ruan Jiu Jiu tomó el taxi como de costumbre para ir al trabajo. Ella nunca había aprendido a conducir. Últimamente, como llegar al trabajo era un gran dolor de cabeza, Ruan Jiu Jiu no pudo evitar considerar si debería obtener su licencia y comprar un automóvil.
Antes, no sacaba su licencia porque tenía miedo de sufrir accidentes automovilísticos. Pero ahora lo había pensado bien. Su vida estaba en manos del destino. No dependía de ella decidir cuánto tiempo viviría.
Hoy salió un poco tarde y había tráfico en la carretera. A pesar de que el taxista hizo todo lo posible para tratar de encontrar un desvío para evitar el atasco, todavía no pudo lograr que Ruan Jiu Jiu llegara a tiempo al trabajo.
Ruan Jiu Jiu avisó al Sr. Meng con anticipación. Definitivamente llegaría tarde y que le descontaran el sueldo era lo correcto.
El señor Meng tuvo muy buena actitud. Envió un mensaje de texto de voz, diciéndole a Ruan Jiu Jiu con una sonrisa que no se apresurara. Si por las prisas no desayunó, entonces debería comer algo antes de venir.
