Capítulo 17: No me confundas - Una respuesta que genera dudas

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Una sorprendida castaña miraba a un apuesto joven de cabello desordenado que se acercaba a ella llevando un canasto con rosas.

¿Las coloco acá?, pronunciaba Tsubasa, mientras colocaba el canasto sobre el escritorio de la castaña, para segundos después acercarse a ella y depositar un cálido beso en su mejilla que estremeció a ambos, al tiempo que agregaba: ¿Quería saber cómo era el lugar donde trabajabas?

¡Gracias! pero no era necesario un presente, dijo Sanae, con la mayor calma que pudo.

Claro que era necesario, pero si te incomodo, pido una disculpa, respondió Tsubasa.

Estoy en horario de trabajo, y en este no puedo recibir visitas salvo que sean por motivos laborales...., añadía la castaña.

Comprendo, y ¡disculpa nuevamente mi presencia en tu centro de trabajo! pero como te dije quería darte una sorpresa, y además ver cómo era tu oficina, contesto el hombre de cabello desordenado, haciendo una pausa para acotar: Tenemos mucho de qué hablar y quisiera que me concedieras un tiempo para ello.

Bien, te parece si hoy a las 8:30 de la noche, en el café del frente del edificio donde vivimos, respondió Sanae.

Perfecto, dijo Tsubasa, haciendo una pausa para agregar: Entonces me retiro, nos vemos en la noche.

Nos vemos en la noche, pronunció la castaña, mientras su ex, se acercó a ella, poniéndola nerviosa. ¿Qué?, dijo la joven.

Me quiero despedir de ti, agrego el joven de cabello desordenado, segundos después posando sus labios sobre una de las mejillas de la castaña, luego de ello salió de la oficina, mientras la castaña, llevaba una de sus manos a su mejilla.

Minutos después:

Tsubasa caminaba por un pasillo hacia la salida de la constructora, cuando en dirección contraria a él venía una mujer que inmediatamente reconoció, así como está a él.

¡Tsubasa! pronunció la mujer, haciendo detener el andar del nombrado.

¡Kumi! respondió el hombre de cabello desordenado.

Había escuchado que no renovaste con tu último equipo, incluso mis padres me dijeron que fuiste a su casa,..., decía la mujer.

Así es, quería hablar con Sanae, contesto con calma Tsubasa.

¿Con Sanae?, respondió elevando una ceja Kumi.

¿Dispones de tiempo?, añadió el apuesto joven.

Como nadie me vio llegar fingiré que aún no llego de la visita al cliente, contesto la Kumi, haciendo sonreír a Tsubasa.

Entonces, ¡Vamos por una bebida! y allí nos ponemos al tanto de nuestras vidas, respondió Tsubasa.

Bien, dijo Kumi, con calma, mientras pensaba: Kanda sabrá que Tsubasa está en Japón, porque de hecho Sanae ya lo sabe.

Vine a saludar a Sanae, pronunció Tsubasa.

Lo imagine, de hecho, Sanae te comento donde trabajaba cuando aún platicaban, respondió la joven.

Así es, dijo Tsubasa.

¡Vamos al cafetín de la empresa! pronunció Kumi.

Bien, contesto el joven de cabello desordenado.

Mientras tanto:

Un apuesto hombre de porte atlético miraba el entrenamiento de otros jóvenes, mientras pensaba: Debo confiar a en Sanae, si, debo confiar en ella, aunque tengo que estar alerta con Tsubasa, en él si no puedo confiar, estoy seguro que ha regresado por ella.

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