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Caleb iba siguiendo el camino que le indicaba la aplicación de rutas para poder llegar a la dirección que le habían dado. Ingresó al edificio y preguntó por Louis. 

Rápido le dieron la habitación en la que estaba y fue afortunado que el turno de visitas apenas comenzaba. Caminó por los pasillos, encontrando diferentes escenarios. Tal como él, había gente esperando fuera de las habitaciones, enfermeros paseando con los pacientes por el hospital, personal exhausto, familias con bebés nuevos.

Todo era tan difícil de entender, no sabía el contexto en el que se encontraban las otras familias y pacientes, sinceramente poco le importaba, y quería ver a su amigo con urgencia.

Decidió ir a verlo solo, aunque Lana se ofreció a acompañarlo se negó rotundamente. No quería que ningún alfa se metiera en el problema, menos en la habitación de Louis sabiendo lo vulnerable que se encontraba ahora.

Encontró por fin el piso y la habitación donde se encontraba y afuera logró ver a la mamá de Harry con otra señora que pensaba lo más seguro era la mamá de Louis. Poco a poco se acercó a los omegas y James le sonrió, se veía cansado.

— Hola Caleb. ¿Vienes a ver a Lou? — preguntó poniéndose de pie para abrazar al amigo de su hijo que no veía hacía un tiempo.

— Buenos días. Sí, vengo a verlo aunque sea un rato— un suspiro salió de sus labios algo apenado por la situación.

— Ella es Mary, la mamá de Louis.

— Mucho gusto— dijo estrechando la mano de la mamá de Louis y vio la tristeza en ambos ojos.

— De verdad lamento mucho su pérdida, no hay palabras para reconfortar a alguien con esta situación. De verdad siento mucho todo lo ocurrido.

Luego de compartir unas palabras entre los omegas, el menor entró a ver a su amigo.

Tocó la puerta y no recibió respuesta pero pasó de todos modos. La vista con la que se encontró era devastadora, parecía que era una pesadilla. 

Louis estaba recostado en la camilla con sus ojos tan hinchados y las bolsas moradas debajo de sus ojos lo hacían lucir más cansado y devastado. Acariciaba su vientre y veía a un lado como si un fantasma sostuviera su mano. Era una escena desgarradora si lo comparamos con el Louis de hacía unas semanas tan feliz con Harry a la espera de su cachorro.

Se veía bastante mal, realmente. No era el lindo omega que te recibía con una sonrisa al salón, tampoco era el tierno omega que fruncía su nariz cuando algo se le hacía lindo, no había rastros del omega que te ofrecía de sus galletas si se percataba que lo veías o el que te explicaba los temas con una paciencia envidiable.

Sintió sus ojos humedecerse pero no podía quebrarse ante el omega que más que nunca necesitaba apoyo. Se dio cuenta que su aroma no se encontraba y eso le preocupó, escuchó algo parecido a que su lobo se durmió al no poder aguantar tanto dolor.

Se acercó y tomó asiento en un reposet reclinable que estaba a un lado de la camilla.

— Hola guapo— lo saludó con el apodo que se habían puesto mutuamente al empezar una amistad y dejar de lado el compañerismo.

Louis volteó su cabeza muy lentamente y al conectar con sus ojos se dio cuenta que el brillo que siempre lo caracterizó no se encontraba. Sus lindos ojos azules eran tan opacos que parecían grises.

— Caleb— apenas pudo pronunciar antes de que más lágrimas bajarán por sus ojos— lo perdí soy el peor en el mundo. Pude hacer más para que se quedara pero... se fue— lloraba como nunca y eso rompió a Caleb que inmediatamente se puso de pie y lo fue a consolar.

Just me & you... and the babyWhere stories live. Discover now