—Creo que yo dejaría de ir a misiones también. Podría establecerme como médico de la Central. Más seguro, más tranquilo.

—¿Cuándo tengas pareja?

—Cuando tenga pareja.

River sabía que ambos estaban hablando con segundas pero ninguno quería admitir nada en alto. Todavía.

—Es un buen plan de vida.—River le dio un beso suave en la mejilla. Sus labios se quedaron más de lo que debían en la zona y luego empezaron a moverse con cariño y dulzura por su rostro.

—Lo es.—Cole sonaba agitado. Sus ojos se fueron cerrando.

—¿Cuándo crees que ocurrirá eso?—River descendió a su cuello.

—No tengo ni idea, pero tiene que ser pronto. Ya empiezo a tener una edad.

River agarró a Cole y lo alzó. Las piernas de él se envolvieron en sus caderas, como un movimiento involuntario, como si su cuerpo ya supiera lo que tenía que hacer. Ahora Cole era quién miraba al rubio desde arriba.

—¿Y a qué estás esperando?—River se encontraba sonriendo. Le resultaba divertido aquel tonteo inocente.

—A la persona que me haga sentir que floto.—Cole miró el suelo que no pisaba y guiñó un ojo.—Que no me deje poner los pies sobre la tierra y me haga sentir en una nube siempre.

River soltó una risa. Estaban coqueteando muy ridículamente.

—¿Quieres probar la cama principal? Es realmente suave como una nube.

Cole le dio un golpe en la frente.

—Espera,—Cole le miró con fingido asombro.—¿quieres conquistarme?

River frunció el ceño.

—No sé a qué te refieres.—Negó.—Aunque si quieres podría hacerlo. Digo, así no dañaría tu ego.

Cole se estaba aguantando la risa.

—Gracias por el sacrifico, idiota.

—Soy un terco suicida, ángel.—River le mordió la barbilla. Cole se quejó.

El pelinegro se pasó una mano por la zona, asqueado.

—Lo sé.

Un estruendo resonó y las gotas empezaron a caer.

—Creo que no podremos dar un paseo justo ahora.—River comentó, ambos mirando por la ventana.

—Creo que lo de la cama-nube es una grandiosa idea.—Cole ladeó la cabeza.

—Ahí nos dirigimos, entonces.—Dijo e inmediatamente corrió a la habitación principal.

Hizo que ambos cayeran sobre el colchón con fuerza a lo que Cole soltó un gemido de dolor.

—Creo que me has roto una costilla, bruto.—Dijo chupando aire, debajo del cuerpo pesado de River.

El rubio se apoyó en sus codos y lo miró sonriente.

Último sentimiento (4)Where stories live. Discover now