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Rain

Tus demonios y los míos se llevan demasiado bien como para separarlos.

Estábamos en completo silencio mientras yo conducía. Miraba el GPS de vez en cuando, pero nada más. La verdad es que no sabía qué decir, desde luego había sido un golpe muy duro, un golpe duro para ella, porque aunque quisiera ponerme en su piel, jamás llegaría a sentirlo.

—¿Puedo hacerte una pregunta? No hace falta que contestes si no quieres.

Me miró apoyándose en la ventana, me gustaba tenerla de copiloto.

—Pregunta.

—¿Has comido algo desde esta mañana?

—No.

Me lo imaginaba, y la verdad no había dejado de pensarlo desde que habíamos salido. Quizás debíamos de haber cenado, o parado para comprar algo en el supermercado... Miré los carteles por si encontraba alguna gasolinera cerca. Aunque fuera una barrita proteica, cualquier cosa. Por eso tomé la primera salida, Archie y Harry me siguieron y creo que entendieron a donde iba, además, así rellenaba la tartana con gasolina.

Paré al lado de combustible, saqué la tarjeta e introduje la cantidad. Pagué para poder rellenarlo y una vez hecho la miré por la ventana.

—¿Qué te apetece? —La verdad es que me costó decirlo—. ¿Te gustan las barritas proteicas?

—Sí, está bien.

—Ahora vuelvo.

En ese momento Harry también salió de su todoterreno, me acompañó con una sonrisa y entramos en aquella tienda veinticuatro horas.

—Compraré un par de cosas para Lilian.

—Lilian...

—Me gusta mucha su nombre y me deja llamarla así.

—Pues suena muy extraño.

—Soy un privilegiado.

—Supongo.

Cogió una cesta, echó: galletas, patatas, agua... Creo que todo era para Lili, alguna vez April me mencionó sus gustos. La verdad es que no se andaba con tonterías. Yo me fui directo a la sección de barritas y allí las miré todas. ¿Cuál cogía? Pasé la mano por mi frente dudoso, ¿acaso había diferencia? ¿Y si no?

—Oye, he pensado en que deberíamos quedarnos en el hostal de aquí al lado, ¿qué piensas?

La verdad es que no me gustaba conducir de noche, aunque eso de quedarnos en hostales al lado de la carretera tampoco me convencía.

—No sé, quizás no acepten mascotas.

—Lili ha dicho que posiblemente necesite descansar, ha sido un día muy largo.

—Lo sé...

—Espera que lo busco por internet.

Sacó su móvil y localizó el hostal más cercano, me lo enseñó y aceptaban mascotas. Eso fue un alivio.

—Iré a hablar con April, pero debo de comprarle algo para comer... —Había demasiadas cosas y me saturé un poco—. ¿Por qué tiene que ser tan difícil?

—Cógele una de cada, que elija ella.

Así hice, cogí una de cada y una botella de agua. Las pasé por caja y volví al coche para hablar con ella, bajó la ventanilla y le ofrecí lo que llevaba.

—Oye, Harry ha dicho que quizás deberíamos pasar la noche en el hostal de aquí al lado, aceptan mascotas. Y tiene pinta de que va a llover...

—Sí, lo que queráis vosotros.

Por medio de palabrasWhere stories live. Discover now