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En el silencio se escuchan más cosas que en una habitación llena de gritos.


Rain

Archie me enseñó la habitación que había preparado para mí, era más grande que la de la residencia y la cama era mucho más cómoda. Pasé por el baño antes de irme a la cama y me quedé unos segundos cerca de las escaleras porque las estaba escuchando hablar.

—¿Estás bien? —preguntó April a Lili—. ¿Te ha tocado?

—No, estoy bien, no ha pasado nada.

—No debí haberte dejado sola.

—No pasa nada, April, no te sientas culpable. Además, le he dado un buen puñetazo.

—¿No te has hecho daño en la mano?

—Claro que no, se lo he dado como aprendí en un vídeo.

Escuché la risa de ambas y en mi rostro se dibujó una sonrisa. En ese momento contemplé a Archie con su pijama de cohetes acercarse a mí, arqueaba sus cejas y negaba una y otra vez.

—No las espíes —susurró—. Eso está mal.

—Solo quería saber si decían algo de nosotros.

Entonces él se unió, ambos pusimos la oreja en completo silencio.

—Me he topado con una chica en el baño... Ella me ha preguntado por mi talla. —Parecía que a April le costaba decirlo en voz alta—. Y me ha preguntado por mi dieta...

—¿Por qué la gente se mete donde no la llaman? —La voz de Lili parecía otra, como si fuera capaz de volver a dar otro puñetazo—. ¿Estás bien?

—Creo que sí... Me ha felicitado por mi cuerpo y yo me he sentido... Me he sentido como si diera asco.

—No das asco, April, no vuelvas a decir eso.

Archie y yo nos miramos, creo que ambos teníamos el corazón acelerado, al menos el mío se encontraba así.

—Te he mentido estas últimas semanas, ¿sabes? Y me siento muy culpable.

—¿Has vuelto a las andadas?

—Un poco.

De nuevo el silencio y parecía que este estuviera quemando.

—Todo depende de ti, sabes que todo. Por más que el resto te digamos hazlo, tú puedes, de poco servirá si no te esfuerzas, April. Y sé que lo intentas, lo sé. Pero hazlo un poco más, no quiero perderte, no puedo...

Por aquel sonido de sábanas y mantas supimos que se estaban abrazando.

—En algún momento todo será mucho más fácil.

—Lo será, ya verás, eres muy fuerte y puedes con todo. Te conozco como si fueras mi hermana, sé cuáles son tus debilidades y cuales tus perfecciones... Por eso sé que algún día volverás a ser esa chica de instituto que le daba igual todo y solo quería pasar el tiempo entre risas.

—Me conociste en mi mejor momento y también en el peor.

—Así se forjan las mejores amistades. Es una forma de saber quién merece estar en tu vida y quien no.

Archie me dio un golpe en el hombro y yo asentí. Le di las buenas noches simplemente moviendo los labios y me fui a la habitación. La verdad es que era innegable que su amistad era inquebrantable, ambas se complementaban. No entendía por qué Aster me dijo eso sobre Lili, debería estar orgulloso de que su hermana tuviera una amiga como ella, que alguien la apoyaba tanto en las cosas buenas como en las malas. Yo jamás llegué a tener un amigo así, y no contaba los de la infancia. Siempre me alejé de todo el mundo en la adolescencia, odiaba y detestaba a todos los que se pasaban por delante creyéndome superior... Cuando en realidad lo que me pasaba es que no era feliz conmigo mismo. Me metí en peleas, en conflictos que ni siquiera iban conmigo porque no sabía cómo gestionar mis emociones. Me comporté de una forma distinta y me volví un desconocido para la gente que me conocía. Y no, no me siento orgulloso de ello, ¿quién se sentiría orgulloso por algo así? Acabé dos veces en comisaria, dos veces que llamaron a mis padres para que fueran a recogerme por haberme metido en líos. No fue hasta que toqué fondo que decidí empujar para salir. Si no hubiera sido por mi familia nunca hubiera vuelto a ser yo. Porque todas las voces me decían qué ser, quién ser y a donde ir. Y yo, como un necio, la escuché porque pensaba que era lo mejor para mí. Tiempo después me di cuenta de que solo debía de escucharme a mí mismo, que la gente podía quererme hoy y odiarme mañana. Pero que si me quería a mí, si quería avanzar, debía de guardar silencio y escucharme atentamente. Elegir el camino que yo quería pese a que estuviera lleno de obstáculos, porque estos se saltan, se esquivan o se apartan. Nadie me iba a dar las cosas fáciles y agradecí tropezarme muchas veces.

Por medio de palabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora