XXIX

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Capítulo veintinueve
-Yankee-
Barcelona

La casa está repleta de gente. Todos bailan en el salón, por los pasillos, varios están liándose o conversando sobre cordones o si las vacas podrán volar algún día. Pero mis pasos y los de mis amigos van directamente a el patio de afuera, el cual tiene una gran piscina en medio, con muchos sillones a su alrededor, creando una especie de chillout.

Lamentablemente, mis ojos se cierran al ver que mi amiga Sira se dirige al sitio donde están los chicos en aquel sillón blanco. Pedri no me ha visto aún, pero mi corazón va a mil por hora. No quiero verlo, pero tampoco le demostraré que me importa.

Cuando aparezco en su campo de visión, poniéndome a un lado de él de pie, mientras miro a el resto de chicos, él se coloca en su sitio, poniéndose recto y sin apartar su mirada de mi.

-¡Mai!- me grita el sevillano para después correr a abrazarme y levantarme del piso.

-Pablo, bajame.- hablo entre risas mientras lo achucho entre mis brazos.

-No, llevo sin verte bastante tiempo, ya tocaba.- me pone cara de gatito enfadado al bajarme y a mí me tienta una carcajada.

-Pero ya estoy aquí, no seas dramas.- lo rodeo un segundo para ir a saludar a los demás chicos, saltándome notoriamente a Pedri. 

Me paso un rato hablando con los chicos, bebiendo y riendo. Sira, Gabi y yo nos hemos levantado varias veces a bailar junto con la poca gente que baila desde aquí afuera. No voy a decir que después de tanta cantidad de alcohol, mi mente y mi mirada no han ido hacia el canario, que casi no ha abierto la boca en toda la noche. Pero eso sí, cada vez que le miro, sus ojos ya están puestos en mi de antes. 

-¡Ey bros!- grita un Ansu muy borracho subido a la mesa.- ¡No hay huevos a tirarse a la piscina!

-¿¡Que no tiene huevos quién?!- grita esta vez más alto y con una voz alcoholizada el sevillano. Entre nosotros, se pica demasiado fácil.

-¡Eres un cagon!- vuelve a gritarle el moreno.- ¡Y todos ustedes también si no nos siguen! ¡A la de una, a la de dos, y a la de… TRES!

Automáticamente todos salen corriendo a tirarse en la cristalina piscina. Algunos se quitan la ropa para tirarse en ropa interior y otros ni siquiera se lo piensan, mojando toda su ropa. 

Pero, fijándome bien, al único que no veo es a…

-Eres una cagona.- escucho al canario susurrar en mi oído para luego, sin darme tiempo a reaccionar, tirarnos a la piscina abrazados. 

¿Sabéis esa sensación de cuando el tiempo te pasa a cámara lenta? No sé de donde viene ese fenómeno, o si de hay alguna manera de explicarlo de manera científica, pero es justo lo que me acaba de suceder. Recuerdo muy bien mi niñez, y de como parecía que cada día era eterno, podía hacer mil cosas, incluso millones si me lo proponía… Pero a medida que creces, el tiempo comienza a andar tan deprisa que lo único que te queda de esos momentos, son apenas segundos. Segundos de lentitud. Segundos de vida.

Salimos del fondo y aún me tiene agarrada por la cintura, con su nariz casi rozando la mía y sus ojos entre los míos y mis labios. Yo apenas puedo moverme, porque a pesar de que lo niegue, eso es lo que causa él en mi.

-Cielo… Déjame arreglarlo.- me suplica y yo salgo de mi trance y lo alejo de mi.

Salgo de la piscina con el corazón a mil, huyendo de cada persona que puedo. No debo sentir por él, no puedo, no quiero… 

Entro al baño y cojo una toalla para pasármela por la cara. Decido también, con un poco de jabón, lavarme el resto de maquillaje corrido que me queda en la cara.  

Cuando levanto la cara, a través del espejo veo a Pedri entrando al baño y poniéndole seguro a la puerta. Mierda, ¿Por qué coño no se lo puse yo antes?

-Lárgate.- es lo único que pronuncio, alzando la cabeza y dejando la toalla en el lavabo.

-Déjame hablar cielo, porfavor…- se intenta acercar a mi pero yo retrocedo.

-No me llames así, y vete.

-Enserio, sé que la cagué, sé que no he sido el mejor contigo, pero de verdad quiero que entiendas que solo me interesas tu. Eres mi chica de París, mi cielo, mi todo ahora mismo. No sé quién eres ni que has hecho conmigo, pero yo no era así, y me estás volviendo así. Si hice lo que hice es porque estaba aterrado de que me gustaras tanto. Se que no es una justificación, pero por lo menos si espero que sea una razón para que me dejes intentar arreglarlo, porfavor.- me suplica acercándose por completo a mi y poniendo su mano en mi mejilla.

-Pedro, no se si puedo… No sabes lo mal que se siente ser la sombra de alguien años, no sabes como se siente que todo el mundo se acerque a ti por interés.- mi voz suena un poco entrecortada debido a todas las emociones que cargo dentro.

-Solo, déjame intentarlo, porfavor. Te demostraré que para mi solo eres tú, pero porfavor, permíteme hacerlo.- me ruega y a mí no me queda más que asentir con el corazón hecho miles de mariposas y sentimientos. 

(...)

Llego a casa y me doy una ducha urgente para aclarar por completo mi mente y liberarla del alcohol. Después de decirle que sí a Pedri, salí de la casa, no sin antes despedirme de los chicos. 

Dejé a Sira y a Tom en su casa y me llevé a Gabi a la habitación de hotel en la que se aloja conmigo. Ella ya está dormida en su lado de la cama, mientras yo estoy terminando de usar mis cremas de noche. 

Apago las luces y me acuesto en la cama con mi móvil en la mano.

Pero mi sorpresa llega cuando abro la nueva historia de Pedri en Instagram. Soy yo en la bañera de París, frente a la Torre Eiffel. Y NO LA HA PUESTO EN MEJORES AMIGOS. De fondo lleva la canción "Yankee" de Quevedo, y en un lado, escrito en cursiva, se encuentra un "Tú y yo hasta el fin del mundo, cielo."

Y si alguien supiera
Que nos vemos, todo acabaría
Pero no ha pasado todavía
Y si alguien se entera
Haz como que no me conocías
Nos reencontraremos algún día



Efímero ✈  Pedri González.Where stories live. Discover now