XVIII

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Capítulo dieciocho
-Pasado-
Barcelona

El alcohol que corre por mis venas es casi tan terrible como el de aquella vez. Me azota el recuerdo como cual ola de mar en un muelle. El día que me di cuenta de que jamás iba a ser suficiente para alguien si ella estaba. El puesto de primera y segunda siempre ha estado tan marcado por mi vida que se ha vuelto una costumbre. Quizá, ya nada me sorprende.

MAIA, LONDRES, HACE 4 AÑOS.

-¡Ansu!- me abrazo al chico que se hace llamar mi mejor amigo con mi vida. Después de más de tres años sin verle, por fin me siento como en casa.

-¿Dónde está mi cumpleañera?- me da repetitivos besos en la mejilla que me hacen reír.- Por fin los quince eh, casi llegas a mi altura.-

-Cállate, si tu aún tienes catorce.- suelto una risita y veo como él saluda tanto a mi madre como a mí hermana.

La primera está encantada, al final y al cabo, es el hijo que jamás pudo tener. Ante la ausencia de mi padre, el anhelo de mi madre por una figura masculina que cuidara de mi se volvió mayor. ¿Un poco machista? Sí, pero mi madre fue lamentablemente criada en ese ámbito en una granja a las afueras, cosa que la privaba de actualizarse. No es justificación, pero sí se puede llegar a entender. Y entonces llegó Ansu. Mi madre vio una luz con él, supo que sería el indicado de jamás dejarme sola.

Nos subimos al coche y avanzamos hasta el apartamento que compartimos mi hermana y yo. Aprovechando también la visita de mi madre, Ansu y yo dormiremos juntos en la sala con una cama inflable. Yo ahí solo veo fiestas de pijamas.

(...)

Salgo de puntillas del apartamento, asegurándome de que nadie me escucha. Tengo puesto un top negro y unos vaqueros blancos. Quizá es precipitado en cualquier ámbito pero ¿Qué más dará?

Lo abrazo cuando lo veo fuera, apoyado en su moto y con una sonrisa radiante. Me da varios besos en la mejilla y me levanta la barbilla para pasar esos besos a mis labios.

Lo detengo cuando me veo venir que esto va a durar más de lo que me pienso. Nos subimos ambos a la moto y dejo que me guíe hasta las afueras de la ciudad.

Mason.  Mason Cameron.

Llegamos a la casa de madera en la que él vive cada vez que discute con sus padres, que son muchas. Es un chico un tanto complicado, sus padres pertenecen a uno de los linajes de sangre más antiguos de todo Londres. Son absurdamente ricos, perfectos y recatados. Pero él jamás ha sido así, jamás lo querrá. Cuando cumplió los dieciocho fue obligado a escoger, y escogió la neutralidad. No formar parte pero estar sin molestar. O a veces.

Me siento en el colchón ubicado en el piso y sonrío cuando enciende el portátil para ver una película.  Me abraza de lado y yo lo miro algo melancólica.  Por fin las cosas comienzan a cambiar.

-No sé qué haría sin ti.- pronuncio en un atrevimiento.

-¿Bromeas? Eso tendría que decírtelo yo. No tengo a nadie más que a ti.- roza nuestras narices sonriendo de lado.- Me he pasado la vida anhelando un sueño, anhelando salir de aquí, anhelando otra vida. Pero Maia… Tu eres mi nuevo sueño.-

(...)

Llego a la fiesta ajustando mi vestido azul. Siempre ha sido mi color favorito, siento que me queda mejor de lo que me podría quedar cualquier otro la verdad. Ansu, a mi lado, viste una camisa negra con unos pantalones cortos vaqueros.

La casa está llena de gente, pero yo solo veo a mi despampanante mejor amiga venir hacia a mi. Me abraza como loca y me lleva hacia adentro. Bailamos de aquí para allá, incluso me toca ver como ella se besa con dos hermanos a la vez. Un asco.

Sin embargo, de un momento a otro dejo de verla. No está en ninguna parte. Esto suele pasar siempre, luego no me preocupo. Estará por ahí bailando.

Muevo mis caderas al ritmo de varias canciones bastante famosas que no trato de ocultar cuanto me gustan. Ansu me acompaña bailando mientras nos reímos de aquí para allá.

Decidimos salir y buscar a Jenny un rato después. Recorro toda la parte de abajo de la casa pero no hay ni rastro de ella, así que nos encaminamos mi mejor amigo y yo hasta la parte de arriba. Está casi desierta menos una puerta que está cerrada. Afortunadamente escucho dentro la voz de mi mejor amiga, así que decido entrar.

Y una vez más, ella se está besando con el que era mi novio desde hace meses. Con el que me iba a escapar para que pudiéramos tener una vida mejor juntos. Una vez más, ella es mejor que yo.

Apenas verme, se separa de ella pero yo le cierro la puerta en la cara, trancando y llevándome la llave.

-Ansu, necesito una copa.-

-Te entiendo, serán dos si quieres.- me abraza por los hombros y me lleva hacia abajo.

Amanecí con un dolor de cabeza horrible, acostada en una playa y con mi mejor amigo a mi lado, en una situación un poco más decente que la mía.

MAIA, PRESENTE

Al final una acaba aprendiendo de las lecciones que da la vida. A veces solo nacemos para estar ahí mientras otros brillan. Seré una actriz muy famosa y todo lo que tu quieras, pero en mi vida privada jamás seré importante.

Me siento en el patio superior, quitándome los tacones y mojando los pies en el agua de la piscina. Intento controlar el impulso que me hace querer beber, querer quitarme este dolor en el pecho, arrancarlo de cuajo. Quizá esa escapatoria de todo es lo que mejor me puede ayudar a seguir. A avanzar.

Siento una presencia detrás mía. Ese sentimiento de conexión en el aire que hace todo diferente. Ese que no sientes con cualquiera. Ese que solo puedes llegar a sentir con la persona que llega a cambiarlo todo. Me giro a mirarlo confirmando mis sospechas.

Ahí, con los ojos rojos del alcohol, la camisa de botones completamente abierta y unos cuantos chupetones en el cuello.

Pedri. La persona que cambiará todo.

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Buenas nochesss.

Capítulo cortito pero weno 😙

Voten porfisss.

Los cheruuu.
Se despide,
-G.
















Efímero ✈  Pedri González.Where stories live. Discover now