IV

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Capítulo cuatro
-Locuras-
Barcelona

Bajamos celebrando hasta los vestuarios. Yo, por mi parte, estoy feliz de ver a mis amigos feliz, pero las victorias del equipo ni me van ni me vienen. A no ser que jueguen contra el United, claro está. Josh, a mi lado, me da la mano con entusiasmo. Él siempre ha sido del Barça desde que tengo uso de razón, así que comprendo su emoción.

Llegamos donde los chicos y yo me quedo junto a Sira cuando mi novio entra al vestuario. Me entra una sensación extraña al ver que ni siquiera intentó invitar a Tom por cortesía, odio que le haga eso a mi mejor amigo.

-Chicos, ¿Les apetece ir a por un helado luego?- pregunto, intentando que Tom socialice por Barcelona. Sé que a Sira no le ha caído mal, cosa que me alegra de sobremanera. Siempre me ha gustado ver feliz a Tom, al final, es como mi hermano y sé que ese sentimiento es recíproco.

-A mi me va bien.- asiente Tom.

-A mí también, pero tengo que irme con Ferran de aquí. ¿Puede venir?- Cuestiona mi amiga mordiéndose el labio.

-Sin ningún problema.- asiento sonriendo hasta que veo como Josh sale del vestuario acompañado de todos sus amigos, incluyéndolo a él.

No sé en qué momento ha pasado de ser el idiota a ser "él", pero me asusta de sobremanera. Sí, no estoy en un buen momento con Josh pero lo amo, es mi novio, jamás haría algo para herirle.

Nuestras miradas se encuentran un segundo pero me obligo a apartar la mirada cuando una sonrisa amenaza con salir de su boca.

(...)

Han pasado un par de días desde el partido, más concretamente dos semanas. Dos semanas en las que no he visto a Pedri en ningún momento, no he sabido mucho de él fuera de lo que me cuenta Sira. Por lo visto, es un chico que jamás repite la tía con la que se acuesta, chiquito mujeriego.

Me levanto de la cama luego de haber dormido un poco. Acabo de llegar de grabar con Tom la escena en la que los niños perdidos secuestran a Wendy y la muestran ante él en nunca jamás. Se le da bastante bien hacer de malo para lo dulce que es.

Escucho la puerta del apartamento cerrarse con brusquedad. Vale, mi novio ha llegado y está bastante cabreado. Más de una vez me he visto en situaciones así. Recuerdo una vez que vino bastante cabreado, borracho y con un beso de una mujer en el cuello. Según me contó, había llegado del casino de la esquina del pueblo donde vivíamos, y había perdido diez mil libras. Sí, diez mil. Comenzamos a discutir y entre una cosa y la otra, golpeó la pared a mi lado, creando un gran boquete. Lloré como nunca y tuve un ataque de ansiedad que casi me dejó en el piso. Me confesó a gritos que se había follado a otra mientras daba múltiples golpes en la pared. A la mañana siguiente, le ignoré durante horas hasta que me rogó que le escuchara. Me pidió perdón y me dijo que la chica solo le había besado en el cuello pero él la había apartado. Y yo decidí perdonarlo.

La puerta de la habitación se abre de un estruendo dejándome ver a un Josh ardiendo en ira y apestando a alcohol. Pero mi verdadera sorpresa llega cuando, de un momento a otro, siento que el aire me falta. Abro los ojos por completo para verlo encima de mí, con sus ambas manos haciendo presión sobre mi cuello y escupiendome. Tiene los ojos rojos y las pupilas dilatadas, y me doy cuenta de que quizá no solo esté borracho.

-Eres una pu-puta zorra de mierda.- siento un escupitajo en mi mejilla. El aire cada vez se me acaba más, así que comienzo a forcejear, intentando quitármelo de encima. Las lágrimas ruedan por mis mejillas hasta que abro la boca para soltar un grito sordo. La garganta me arde, pero me arde más el corazón.

Cuando se da cuenta y su máscara de rebeldía se baja, quita sus manos de mi cuello y se sienta a mi lado. Me levanto de manera apresurada, agarrando con cuidado la parte de mi cuerpo que acaba de ser maltratada. Suelto varios sollozos mientras me alejo de él cuando le veo con intenciones de venir a consolarme.

-Lo siento, amor es solo…- le interrumpo tras un carraspeo que me da la posibilidad de hablar.

-Solo nada, eres la peor persona que conozco.- suelto las palabras como si fueran veneno.

-No, no amor. Estaba en la fiesta, ¿Sí? Y vi que en tu nueva película te tendrás que besar con Tom y vi rojo… Lo siento.- abro los ojos anonadada.

-¿Me estás diciendo que casi me matas por tener que trabajar?- El pánico se hace presente en mi voz cuando le veo levantarse por completo de la cama y venir hacia mi. Discretamente me acerco lo más posible a la puerta, buscando escapar.

-No, mi vida. Sabes que no me gusta que estés con él y…- se acerca con cautela, como si supiera lo que estoy apunto de hacer.

-Puedes irte a la mierda.- salgo corriendo hasta el salón, donde rápidamente recojo mi cartera, mi teléfono móvil y las llaves de mi coche, ignorando sus gritos de fondo, siguiéndome.

Salgo del apartamento a toda mecha, dejando a un lado el ascensor para bajar los siete pisos a pie. Cuando el frío de la calle me envuelve, me subo al coche y arranco, cogiendo rumbo a no se donde.

Media hora después, me encuentro dando vueltas aún por Barcelona, llorando a mares y con un ardor indescriptible en el cuello. Freno mi coche en un aparcamiento libre, junto a un parque, y cojo mi móvil, tomando la decisión que llevaba dudando desde que me fui.

Al tercer tono, una voz completamente ronca, como si estuviera recién levantada, me recibe.

-¿Maia?- Pedri me habla confundido y ahí me permito llorar con ganas en un acto de completa debilidad.- ¿Estás bien? ¿Qué pasa?-

-Josh me ha…- no puedo seguir hablando porque suelto un sollozo ahogado por el dolor de mi garganta.

-No hace falta que me lo digas, ¿Puedes venir hasta mi casa?- habla más preocupado de lo que yo me imaginaba.

-Sí, solo dime dónde es.-

(...)

Veo a Pedri en la puerta, esperándome, nada más aparco el coche delante de su casa. No puedo evitar sorprenderme ante las magnitudes de las mismas, es una pedazo de mansión preciosa.

Me bajo del coche y me acerco a él, agarrando las pocas cosas que me permití coger. Está completamente serio pero su mirada me muestra su verdadera preocupación.

-¿Que ha pasado?- me pregunta cuando estamos frente a frente.

-Él me ha…- vuelvo a sentir el nudo en el pecho que no me permite hablar, así que me señalo los moratones que ya comienzan a aparecer en mi cuello.

Cierra los ojos un momento, haciendo la cabeza a un lado y trincado la mandíbula. Me tenso cuando noto sus dedos acariciando de manera delicada mi cuello mientras su mirada vuelve a la mía.

-¿Te gustan las locuras?- pregunta y yo me extraño.

-Ahora mismo, me gusta cualquier cosa que me mantenga alejada de él.- Veo como me tiende su mano haciendo una media reverencia que me parece sumamente linda.

-¿Le gustaría venir a Paris conmigo, señorita?- Me deja completamente en babias tras su pregunta. Sus ojos intensos me examinan de arriba a abajo, como si pudiera ver a través de la ropa que llevo puesta.

-Pero, ¿Ahora?-

-Sí, ahora.- afirma y espera unos segundos. Al no ver respuesta, decide hablar.- ¿Entonces?- me lo debato relativamente poco en mi mente. La vida solo pasa una vez, no puedo quedarme tan parada.

-Vámonos a Paris, caballero.- tomo su mano, haciendo que una descarga eléctrica llegue hasta mi corazón. Porque quizá Josh no era tan bueno como lo pintaba. Y quizá yo no estaba tan enamorada de él como decía.

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Cap intensito 😩

VAMOS QUE GANÓ EL CITY AAAAAAAA✨❤️‍🩹✨😭✨😭

Voten porfis.

Los cheruuu.
Se despide,
-G.

Efímero ✈  Pedri González.Where stories live. Discover now