VIII

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Capítulo ocho
-Lencería-
París

Caminamos por el centro comercial charlando de manera animada. Se nos ha ocurrido la idea de venir ayer por la noche mientras veíamos Spiderman Homecoming. Han pasado un par de días desde que llegamos, y nos quedan unos cuatro aquí. En el centro comercial es todo muy sofisticado pero con bastante gente, se ve que es muy transitado.

-¿Qué te parece si apostamos algo?- me pregunta y yo entrecierro los ojos para mirarlo.

-¿El qué y para qué? Ya no me fío de ti.- bromeo y escucho su risa.

-Vamos a sacar una moneda y escogeremos cara o cruz, el ganador tendrá que elegir una tienda para que el otro se compre lo que el ganador quiera.- propone y yo le lleno de desconfianza, a saber que querrá este.

-No sé, no sé.-

-¿Acaso te da miedo? No sabía que eras tan cagada.- me reta y yo lo miro. Sí, me pico muy fácil.

-Bien, saca la monedita.- ironizo, haciendo gestos con mis brazos. Desde siempre he sido muy expresiva, no puedo evitar mover mis brazos o hacer gestos con mi cara cuando hablo.

Lo veo sacar la moneda de un euro y la hace volar en el aire hasta que cae sobre su mano, siendo tapada por la otra.

-¿Cara o Cruz?- pregunta.

-Cruz.- respondo tras pensarlo un poco.

Levanta la mano de manera que yo no pueda ver. Una sonrisa de lado sale de sus labios, dándole un aire de seguridad despreocupada que me pone los pelos de punta. Quita por fin la mano y me muestra la moneda. Cara. Mierda.

-Ahora, vamos conmigo, estoy seguro de que te encantará.- y sin dejarme decir palabra, me lleva de la mano hasta una sección de varias tiendas. Cuando veo sus intenciones, freno por completo mientras niego con la cabeza.

-Ahí no.-

-Tú apostante, cielo.- me da la mano antes de entrar.

-¿Qué te ha dado ahora por llamarme así?- me extraño.

-Camina y no preguntes.- me empuja hasta dentro de la tienda.

Sí, una tienda de lencería.

Empezamos a mirar pasillos y pasillos. Me encuentro de todo, desde lo más discreto hasta cosas que rezo que no me diga que me ponga. Finalmente se detiene ante un conjunto de ropa interior blanco de encaje. Es, a decir verdad, una lencería muy bonita.

-Este, definitivamente.- habla y empieza a rebuscar, sacando exactamente mi talla.

-¿Cómo sabes cuál es mi talla?-

-A veces tengo que quitarte la ropa interior y puedo verlo eh, no es por nada.- habla burlón y yo ruedo los ojos.

-Cállate idiota.-

-Cállame entonces.- se pasa la lengua por los labios sonriendo de manera pícara.

-En la suite te callaré de mil formas distintas, pero solo si te portas bien, cielo.- le guiño un ojo. Si se cree que esta guerra solo la puede jugar él, está muy equivocado.

Caminamos por el resto de la tienda hasta llegar al probador. Y sí, al examinar más la prenda, pienso en Josh. Él jamás me hubiera dejado comprarme algo así, es demasiado atrevido. Así que a Pedri seguro que tampoco le gustará, joder.

-Oye…- me giro a mirarlo cuando cierra la cortina del probador, aislandonos del resto.

-Dime, cielo.- se sienta en la pequeña butaca, mirándome desde abajo.

-¿Esto no es demasiado atrevido? Digo, no somos nada pero no creo que te guste andar al lado de una chica así.- lo veo fruncir el ceño y me doy por perdida cuando se levanta de la butaca.

-¿De qué hablas? ¿Y a mí qué coño más me da lo que diga la gente?- niega con la cabeza como si intentara aclarar sus ideas.- Lo que ellos se quedan viendo, yo me lo puedo comer, así que, ¿Por qué no tocarle los cojones a la gente de vez en cuando?- se encoje de hombros y vuelve a sentarse.

Sinceramente, me esperaba una reacción bastante peor. Quizá como la que hubiera salido de mi novio. Estoy segura que estaría cargada de gritos, golpes e insultos.

-Está bien.- asiento convencida y esperanzada. Por fin alguien que no me juzga. De verdad quiero usar este conjunto, así que le agradezco que no meta críticas de por medio.

Me termino de quitar toda la ropa menos mi tanga y ante su atenta mirada me pruebo el conjunto. Es un sí definitivo.

-Nos vamos.- lo escucho levantarse apresuradamente.

-¿Por qué?- respondo confundida.

-Cuando salgamos te digo.- a pesar de mi confusión, decido acceder y cambiarme.

Pasamos por caja y por fin me llevo el bonito conjunto. Pedri está incómodo desde el momento en el tocador y se le nota bastante. Tiene los hombros tensos y evita mirarme.

-¿Pasa algo?- pregunto una vez salimos, poniéndome frente a él. Pero para mí sorpresa, suelta una risita ronca por lo bajo.

-Lo que pasa es que quiero llegar al hotel y verte modelar ese bonito conjunto para después arrancarlo, ¿Estamos?-

(...)

Termino de preparar el agua y me meto a la bañera de la suite. He aprovechado que es de noche para poner alguna que otra vela, colocar dos copas de vino y llenar la bañera de sales y espuma. Pedri está al llegar, ha salido a buscar sushi para cenar. La ventana está abierta, permitiéndome también ver la brillante Torre Eiffel que adorna por completo la estancia.

Escucho un sonido de foto a mi espalda y me giro extrañada. Y sí, ahí me encuentro a Pedri en ropa interior y tomándome una foto mirando a la Torre Eiffel.

-¡Borra eso! Cómo alguien la vea la liamos.- le pido.

-Que no, me las guardaré para mí, pero déjame sacarte alguna más.- me hace un puchero muy poco común en él y yo termino por acceder.

Poso de distintas maneras, obviamente sin enseñar mis partes intimas en ningún momento. Cuando termina con la sesión de fotos, apaga el móvil y, tras desvestirse, se mete en la bañera. Le dejo un hueco para que se siente detrás mía y así poder sentarme en medio de sus piernas, con mi espalda en su pecho.

Le tiendo la copa y hacemos un pequeño brindis, mirándonos a los ojos, para después comenzar a besarnos de manera lenta y quizá algo bonita. Esta es mucha formalidad para una relación como la nuestra, pero es mejor olvidarme de lo correcto por un rato.

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Buenas nochess. 🫶

Espero que les haya gustado este cap. Solamente les aviso que el drama está más cerca de lo que piensan, pero no aún.

Voten porfis.

Los cheruuu.
Se despide,
-G.

Efímero ✈  Pedri González.Onde as histórias ganham vida. Descobre agora