Especial 100k (Pt. 2)

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Elyon sonrió. Incluso si todavía estaba en una fase que podría considerar como «contacto cero» con Galathéia, se trataba de un favor que podía cumplir.

—De acuerdo. Cuando no esté, cuida mucho de Rygel también.

—Eso ni me lo tienes que pedir...

En el muelle, Rygel alzó la mirada hacia el Tritón, y luego giró tan solo para encontrar a Ch'aska abrazando del cuello a Leo mientras le daba múltiples besos en el rostro; el joven inventor no podía verse más avergonzado, pero tampoco rehuía del contacto.

—Ch'aska, creo que ya es suficiente...

—Nunca sería suficiente —aseguró el navegante mientras acunaba el rostro del chico entre sus manos, y se alzaba un poco a besar su frente—. Pero te daré los besos necesarios para que no me extrañes mucho mientras tanto...

Leo no iba a mentir. En verdad que echaría en falta a su matelot, pero debido a su labor de inventor, era más necesario en el palacio, que en las incursiones.

Le apenaba mucho aceptar la despedida —por más breve que fuera—, y en parte, le daba miedo porque le recordaba aquella incursión en la que temió que su matelot no volviera jamás.

—Ey, todo va a estar bien —prometió Ch'aska como si adivinara el pensamiento que se escondía tras esa mirada que se entristecía con cada instante ocurrido—. Volveré...

Leo asintió mientras apretaba las manos del navegante aún en su rostro, y acto seguido, se impulsó a darle un pequeño beso sobre sus labios.

—Te amo...

—Y yo a ti, bonito —sonrió el pirata antes de besar su mejilla una vez más.

—No creo que la isla necesite abejas, si esos dos ya nos ofrecen demasiada miel... —farfulló Rygel ante la escena. Estaba seguro de que nadie lo escucharía, pero Wayra acababa de bajar de la nave para seguir subiendo más provisiones, y lo alcanzó a oír.

—Si es así, me imagino que te tomaste la molestia de contribuir a la producción de miel en otras islas junto al guardián de Wölcenn...

«Maldita sea...»

De inmediato, se dio vuelta alcanzando al gemelo de Wayra.

—¡Tú le dijiste!

En realidad, no le dije nada... —explicó en señas, con una sonrisa socarrona.

Rygel se aseguró de gesticular lento para que le entendiera a la perfección:

Voy a matarte.

Mas su amenaza solo provocó que los hermanos estallaran en risas.

—¡Ustedes dos no saben nada! —reclamó el cartógrafo.

—¿Entonces solo están reforzando la alianza? Marseus lo ha vuelto muy popular últimamente... —dijo Wayra—. Ojalá hubiera apostado, pero pensé que antes caería Nashi...

—¿De qué hablas? —gruñó Rygel.

—Pues que ustedes dos son los que más pretendían tomarse a pecho lo que pasó durante la alianza. No me lo tomes a mal, muchos aquí seguimos molestos, ¿pero qué se le va a hacer? Al final, fuiste tú el primero en caer y perdonarle todo, ¿no?

—¡Claro que no!, yo...

Y se detuvo, porque no sabía por dónde empezar a explicar. Lo peor de no querer darles la razón, era que probablemente, tenían la razón.

—No es la gran cosa, en serio... —murmuró bajito—. Es solo casual, hasta que me aburra y ya...

Wayra no ignoró el hecho de que su compañero pronunciara aquello con la mirada caída, evitando la vergüenza, y en realidad, esa no había sido su intención.

Almas de cristalWhere stories live. Discover now