44 🍃 Plutarch

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Su visita en el distrito tres, dos y uno fue totalmente fatal, Katniss y Peeta se limitaban a leer las tarjetas de Effie como si leyeran cualquier cosa

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Su visita en el distrito tres, dos y uno fue totalmente fatal, Katniss y Peeta se limitaban a leer las tarjetas de Effie como si leyeran cualquier cosa. El Capitolio era su última oportunidad para demostrar que su romance era verdad.

Katniss los había reunido a todos, Alice estaba recargada en el marco de la puerta, en esos últimas días después de estar en el distrito cuatro, Alice había estado de mejor humor, no se enojaba tanto y su sarcasmo había disminuido, Haymitch lo llamaba el efecto del amor y Alice efecto de falta de alcohol, todo el mundo decía que su humor era mejor cuando estaba sobria aunque ella solía decir que eso era falso y que su humor dependía del día. Y ese día su humor no era el mejor.

—¿Y que van hacer? —pregunto Alice cruzándose de brazos.

—Tu eres la experta en relaciones públicas, dales un consejo, lindura —replico Haymitch.

—Vayan preparando sus funerales —dijo Alice seriamente y se sentó en un sofá al lado de Haymitch.

—Eso no ayuda —dijo Katniss frunciendo en entrecejo.

Alice sonrió de lado y se cruzó de brazos.

—Es la verdad. Parecen dos robots sin sentimientos leyendo las tarjetas y mejor ni hablamos de su actuación como pareja —hizo una pausa y continúo —. En conclusión todos nos vamos a ir a la mierda.

—¡Alice! —la reprendió Effie.

—Todos menos Effie, claro. Solo admitanlo ya no importa lo que hagan. Lo que pasó paso y no pueden hacer nada más para cambiarlo. Es demasiado tarde, ya vieron lo que pasó en el distrito once. Solo queda esperar nuestra inminente muerte.

—Que positiva, lindura.

Horas más tarde llegaron al centro de entrenamiento. Haymitch y Alice se encontraban en los sofás con una pequeña copa. Alice tenía permitido tomar un poco, después de todo la gira ya casi culminaba.

Peeta llegó después y se unió a ellos.

—Hay que casarnos —solto Katniss de repente haciendo que Alice casi se ahogué con su bebida.

—Exelente preciosa, casi la matas.

—Definitivamente no —dijo Alice cuando ya se hubo recuperado —. No me gustas como madrastra.

Haymitch soltó una carcajada. Y Katniss rodó los ojos.

—Se lo decía a él —miro a Peeta quien estaba muy serio.

—Si, bien, hagámoslo —dijo y se encerró en su habitación.

—Pense que eso era lo que quería.

—Quiza esperaba algo más romántico. —Alice dió un sorbo a su copa.

—O que fuera un matrimonio de verdad y no por pura conveniencia —añadio Haymitch.

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