Los 71° juegos del hambre están por comenzar, los tributos están listos para luchar. Alice Moon en una de ellos, una niña de tan sólo 12 años de edad con ninguna habilidad aparente y mucho mas débil que los demas tributos. Pero de lo que está segura...
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La llegada al Capitolio fue más normal de lo que Alice se esperaba. Agentes de la paz los escoltaron hasta un auto negro y comenzaron su rumbo hacia el edificio donde se llevaría a cabo la entrevista y el festín en su honor.
Una vez llegaron subieron rápido a la habitación que se les había asignado y comenzaron a prepararla. Tanto su maquillaje como su vestido demostraban que Alice no era la misma niña inocente que había entrado, lucía unos dos años más grandes; los tacones la hacían ver más alta y su rápido desarrollo ayudaban a darle una apariencia más madura, ahora Alice sabía que era para darla a conocer a los futuros compradores para que no la vieran como una niña y la vieran más como una mujer a la que podían desear y tener en la cama.
Al caer la noche cuando todo ya estaba listo bajaron directo a la entrevista, dónde el presidente Snow también haría aparición. La entrevista se dió normalmente, con algunas bromas de parte de Ceasar.
—Debo decirte que eres la primer vencedora en ejercer tres actividades —dice Ceasar admirando un jarrón que Alice había hecho únicamente para el.
—Que puedo decir, el arte es algo que me da paz, cada vez que estoy trabajando en cerámica o en alguna pintura entro en un estado de tranquilidad tan hermoso —explica Alice con una sonrisa en sus labios.
La plática se centro en sus pinturas, hasta que Ceasar hizo énfasis en su cuerpo.
—Dinos Alice que te has hecho, luces completamente diferente.
—Bueno a el presidente Snow le pareció buena idea que empezará una dieta especial para cuidar de mi salud.
—Nuestra vencedora más joven tiene que cuidar de su salud. —agrego Snow.
La entrevista termino, las luces se apagaron y todos salieron. Agentes de la paz la detuvieron cuando iba en camino al su habitación, apresar de que Haymitch se negó a quedarse los agentes lo obligaron a separarse de Alice. La guiaron a una habitación aparte, la hicieron pasar y cerraron la puerta. El presidente Snow estaba sentado en un sofá bebiendo tranquilamente. Le indicó que se sentará también.
—Supongo que ya te habrán explicado todo —dijo Snow tranquilamente.
Alice simplemente asintió.
—¿Esta dispuesta a aceptar hacer esa labor solo por sus seres queridos?
—Si, lo haré. Mi familia es lo más valioso que tengo y no pienso perderla. Con su permiso.
Alice se levantó y camino hasta la puerta, los agentes la dejan salir y va directo a su habitación, le tiempo suficiente para que le cambien el vestido y le retoquen el maquillaje y peinado. Cuando salen al festín Alice tiene que volver a fingir esa sonrisa encantadora que siempre traía antes de los juegos.
Pasa tiempo con varias personas importantes del Capitolio, patrocinadores e hijos de los mismos, todos ansiosos por compartir tiempo con la vencedora más joven. Llega un momento en el que Alice decide apartarse de todos, va a una parte en la que no pudieran verla y toma un poco de aire.
—¿Demasiado para una niña? — pregunta un joven que merodiaba el lugar.
Alice lo mira detenidamente, cabello castaño, atractivo y parecía que no pasaba de los veinte años.
—Antony White — se presenta el chico —. ¿Que haces por acá?
—Estaba buscando el baño — respondió.
El chico sonrió divertido.
—El baño está al otro lado por allá —. Señalo Antony el otro lado del salón.
—¡Alice querida ¿Dónde te habías metido?! —Effie Trincket había llegado hasta donde estaban ellos—. Tengo varias personas que presentarte.
—Nos vemos luego, Alice — dijo Antony antes de que Effie Trincket se la llevará.
Effie Trincket le presento a tantas personas que Alice no siquiera recordaba el nombre de algunas. Pasaron la noche así, hasta que un joven se acerco a ellos.
—El es Seneca Crane, es el nuevo vigilante jefe — lo presenta Effie Trincket.
—Gusto en conocerlo.
El festín termina y una vez que regresaron a la habitación Alice cae rendida en su cama. Al día siguiente abordan de nuevo el tren rumbo al distrito doce, se hará una última ceremonia en su honor y la gira habrá terminado.
El trayecto fue bastante tranquilo, Haymitch y Alice seguían reuniéndose en el bar sin que Effie se diera cuenta -aunque ella ya se había dado cuenta -, y Alice seguía teniendo esas pesadillas que tanto la atormentaban.
Una vez que llegaron no perdieron más el tiempo y sus estilistas comenzaron a prepararla, también arreglaron a su madre y a Amy pues ese día habría cámaras por todas partes.
Si las ceremonias de los otros distritos le habían dolido, ninguna se comprara con aquella, frente a ella estaba una pantalla enorme con la foto de Eder, se le hizo un nudo en la garganta, aún podía recordar como el le decía que merecía ganar y como se sacrifico por ella.
Al terminar la ceremonia hubo una comida para todo el distrito, Alice no probó ni un solo bocado, recordar a Eder le había hecho mal.
—La comida está deliciosa — la voz de la pequeña Amy la saca de sus pensamientos.
—Siempre comerás así de rico a partir de ahora.
—¿De verdad?.
Alice asiente. Y así pasa toda la tarde con su pequeña hermana adoptiva.
Las siguientes semanas pasan normalmente para Alice, salia una vez a la semana a hacer sus compras semanales, acompañaba a Amy a la escuela y la iba a dejar a casa de su amiga Prim, en las mañanas pasaba a casa de Haymitch a prepararle el desayuno y los fines de semana iba a tomar con su ex mentor.
Las semanas pasan y al cabo de un mes le llegó un paquete a su casa. Dentro había un vestido color rosa pastel, unos zapatos bajos negros y algunas joyas, junto a eso venía una nota.
La nota decía que tenía que partir al Capitolio mañana en la mañana y que la escoltarian al lugar donde la estarían esperando, todo eso venía junto a una rosa blanca y el sello oficial del Capitolio.
Eso significaba que ya habían conseguido un comprador y que el momento que más temía había llegado.
