Los 71° juegos del hambre están por comenzar, los tributos están listos para luchar. Alice Moon en una de ellos, una niña de tan sólo 12 años de edad con ninguna habilidad aparente y mucho mas débil que los demas tributos. Pero de lo que está segura...
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El día de la cosecha por fin había llegado. Alice se encontraba junto a Haymitch en la tarima y como ya era costumbre del mayor y ahora nueva costumbre que Alice había adoptado, ambos tomaron unos buenos tragos antes de salir.
Cómo cada año les colocaron el mismo video donde daban una explicación del porque se hacían los juegos, Alice ni siquiera le prestó atención al vídeo, para ese punto de su vida le valía la historia. Se perdió un rato en sus pensamientos hasta que la hora de la elección de los tributos llegó.
Effie metió la mano en la urna y revolvió los papeles, escogiendo uno, lo tomo y regreso a su lugar frente al micrófono, emocionada desdobló el papel y leyó el nombre.
—La tributo femenina de este año es Amy Moon —exclamó con fingido entusiasmo.
Haymitch que estaba a su lado tomo la mano de la menor en un intento de evitar que hiciera alguna estupidez. Se sintió como una punzada en el pecho como si le hubieran enterrado una daga justo en el corazón. El aire comenzó a faltarle y la visión comenzó a nublarse.
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Alice despertó sobresaltada, su corazón y respiración estaban agitadas, una ligera capa de sudor cubría su rostro. Alice miro a todos lados intentando averiguar dónde estaba, suspiro algo aliviada cuando vio a Antony acostado juntó e ella. Antony se removió en su lugar.
—¿Sucede algo princesa? — pregunto estirándose para prender la lámpara.
Alice estaba desconcertada, no sabía que día era.
—¿Ya pasó la cosecha?
—¿Que? —pregunto el chico confundido—. No, aún falta una semana.
Todo había sido un maldito sueño. Alice se levantó de cama y como pudo se envolvió en una cobija al darse cuenta de que estaba completamente desnuda, camino hasta el pequeño bar de la habitación y se sirvió un trago. Antony la miro fijamente.
—Me preocupa tu problema con el alcohol.
—Creeme el alcohol es mi menor problema ahora — contestó Alice tomándose de una la copa que se había servido.
—Ya habíamos hablado de esto, te vas a terminar matando.
Alice no contestó al instante.
—Tal vez eso quiera — murmuró la rubia.
Antony suspiro y se levantó de la cama arrebatándole la bebida.
