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Alice despertó de muy mal humor como siempre que tomaba, pero aún así lo seguía haciendo; la cabeza le dolía en consecuencia del día anterior

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Alice despertó de muy mal humor como siempre que tomaba, pero aún así lo seguía haciendo; la cabeza le dolía en consecuencia del día anterior. Se dió una ducha de agua fría esperando a que eso aliviará su dolor, no lo hizo, de mala gana salió de su habitación y fue hasta la sala que aún estaba vacía y pidió algo de hielo y una pastilla para aliviar el dolor.

Se sentó en uno de los sillones y coloco el hielo sobre su cabeza tomándose la pastilla de inmediato esperando a que le hiciera efecto. Una vez con la cabeza menos adolorida le comenzaron a llegar los recuerdos de la noche anterior.

—¡Mierda! —musitó Alice, al acordarse de como le había alzado la voz a Effie.

El hielo ya se estaba derritiendo y el dolor de cabeza estaba disminuyendo aunque sea un poco. Los pasos en el pasillo le alertaron que alguien ya estaba despierto y que iban directamente a la sala. Haymitch y Peeta venían conversando, el mayor no pudo evitar poner su mirada en Alice mirándola con una sonrisa burlona.

—Luces genial, lindura —dijo Haymitch irónicamente.

Alice rodó los ojos y miro mal al mayor antes de responder.

—¿Acaso no te has visto en un espejo? —se defendió Alice, la sonrisa de Haymitch se borró.

Peeta se quedó en completo silencio mirando a la joven, gracias a la transmisión de los juegos sabía que Alice tenía aproximadamente 15 años, pero parecía una persona mucho más mayor, por la forma en la que se comportaba, en la forma en la que tomaba y sobre todo en su muy desarrollado cuerpo. Peeta sentía  curiosidad y un deseo de conocer a Alice.

En silencio los tres fueron a desayunar, Alice pidió galletas con chocolate caliente, cosa que también pidió Peeta.

—Entonces, ¿se supone que nos van a aconsejar? —pregunta Katniss.

—¿Quieres un consejo? —responde Haymitch.

—Sigue viva —completo Alice y ambos se echaron a reir. Era el mejor consejo que podían dar, si querían sobrevivir en primer lugar tenían que tener las ganas de hacerlo.

—Muy gracioso —dice Peeta. De repente, le pega un bofetón al vaso que Haymitch tiene en la mano, y el cristal se hace añicos en el suelo y
desparrama el líquido rojo sangre hacia el fondo del vagón —. Pero no
para nosotros.

Haymitch lo piensa un momento y le da un puñetazo a Peeta en la
mandíbula, tirándolo de la silla. Alice intenta coger el alcohol, nadie esperaba que Katniss clavara su cuchillo en la mesa, entre su mano y la botella; casi le corta los dedos.

—Bueno, ¿qué tenemos aquí? ¿De verdad me han tocado un par de luchadores este año?

Peeta se levanta del suelo y coge un puñado de hielo de debajo del frutero. Empieza a llevárselo a la marca roja de la mandíbula.

—No —lo detiene Alice, podían ocupar eso a su favor—. Deja que salga el moratón. La audiencia pensará que te has peleado con otro tributo antes incluso de llegar al estadio. Sigan mi consejo, se mucho de como ganarse el público.

—Va contra las reglas.

—Sólo si te pillan. Ese moratón dirá que has luchado y no te han
cogido; mucho mejor. —Después se vuelve hacia Katniss—. ¿Puedes hacer algo con ese cuchillo, aparte de casi cortarle los dedos a mi única vencedora?

Para sorpresa de todos, Katniss despega el cuchillo de la mesa y lo arroja a un punto que es difícil de atinar incluso siendo experimentado. Miro esa escena con nostalgia, recordó cuando ella también había hecho eso hace tres años cuando aún era tributo y cuando no tenía la vida hecha mierda. También recordó a Eder, ese chico que había sacrificado su vida con tal de salvarla, sintió un dolor en pecho y un nudo en la garganta. Haymitch pareció darse cuenta de lo que la chica estaba sintiendo, le sirvió algo de jugo y lo mezclo con algo de alcohol y se lo entrego, Alice lo tomo como si fuera agua.

—Bien, parecen estar en forma — dice Haymitch mirándolos de arriba a bajo.

—Y cuando los estilistas hagan su trabajo, quedarán muy atractivos — agrega Alice una vez se recupero. Odiaba recordar el pasado —. O al menos un poco más decentes de lo que se ven ahora.

—Vale, haré un trato con ustedes: si no interfieren con nuestras bebidas y las pastillas de Alice, prometemos estar lo suficientemente sobrios para ayudarlos, siempre que hagan todo lo que les diga.

—Vale —responde Peeta.

—Pues ayúdanos. Cuando lleguemos al estadio, ¿cuál es la mejor
estrategia en la Cornucopia para alguien...?

—Cada cosa a su tiempo. Dentro de unos minutos llegaremos a la
estación y estaran en manos de los estilistas. No les va a gustar lo que
Les hagan, pero, sea lo que sea, no se resistan. —dice Alice sirviéndose otro vaso de jugo adulterado.

—Ella sabe como ganarse el público — comenta Haymitch, haciendo que Alice lo mirara de mala gana —. Fingir una personalidad es de mucha ayuda, ¿No es así dulzura?.

Alice estaba a punto de decirle una palabrota, pero se contuvo, Effie estaba cerca de ellos retocando su maquillaje y lo que menos quería Alice era que la reprendiera por su mal vocabulario.

—Cuando estás a punto de morir, intentas lo que sea para salir con vida —espeto Alice de mala gana. Aunque en cierta parte lo que había dicho Haymitch era cierto, había tenido que fingir su personalidad para ganarse a los capitolinos. Y al menos le había funcionado.

—Claro, otra cosa que nunca tienen que olvidar es no hacer enojar a Alice, suele ser muy explosiva —. Haymitch estaba intentando sacar se sus casillas a la menor, eso le divertía, aunque después Alice se vengara —. Imagínense que una vez casi le rebana el cuello a Effie.

Alice no dijo nada, solo gesticuló un "vete a la mierda Haymitch", por otra parte su mentor la miraba divertido. Y ambos tributos miraban la escena ocultando su risa por la extraña relación que tenían ambos.

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