Los 71° juegos del hambre están por comenzar, los tributos están listos para luchar. Alice Moon en una de ellos, una niña de tan sólo 12 años de edad con ninguna habilidad aparente y mucho mas débil que los demas tributos. Pero de lo que está segura...
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La gira comienza con unas tomas de Alice saliendo de su casa y llendo a la estación de trenes. Una vez abordan las cámaras desaparecen.
Effie Trincket y Zenda se ponen a hablar animadamente de los productos que hace Alice, la rubia solo se limita a escucharlas sin decir nada. Alice tenía la vista perdida en el paisaje, pronto llegarían al distrito 11.
ㅡTenemos que hablar ㅡ Haymith estaba tenso, Effie Trincket y Zenda guardaron silencio durante ese momento.
Alice asintió, su antiguo mentor la llevo hasta la zona del bar. Pidió dos vasos de alcohol y le entrego uno a Alice.
ㅡNo puedo tomar, recuerda que soy menor edad. —Alice se negó mirando la copa con asco.
ㅡCreeme lo necesitarás. —insistió. Alice tomo la copa sin muchas ganas.
Haymith encendió eo televisor y la figura del presiente Snow apareció. A Alice no le dio buena espina.
ㅡEspero que este teniendo un muy buen dia señorita Moon. Se que tal vez se este preguntando el motivo por el cuál lleva una dieta especial. Esto no es para explicarle la razón, si no más bien para explicarle los trabajos que tienen que realizar los vencedores ㅡ Aquellas palabras dejan a Alice desconcertada.ㅡ Como pasar las noches con los mejores hombres, ser cariñosa algunas veces y esas cosas, ser obediente si no quiere que sus seres queridos sufran las consecuencias.
Alice le da el primer sorbo a su vaso, el líquido quema su garganta, pero por alguna razón se siente bien.
ㅡSe que es difícil de comprender para una niña de su edad, pero su mentor tal vez podrá explicarle. Si le quedan dudas estoy seguro de que la señorita Mason y el señor Odair podran contestarle esas dudas. Sin mas que agregar, que tenga una excelente gira.
La imagen de Snow desaparece. Alice espera a que Haymith le de una explicación.
ㅡ¿Eso que quiere...
ㅡProstitución ㅡ responde antes de que Alice terminé de hacer su pregunta.
Alice termino todo el licor que tenía en su vaso. Sonrió de lado y pidió otro vaso más.
ㅡOficialmente soy un títere mas de Snow ㅡ dijo Alice amargamente, sorprendiendo a su mentor.
—La dieta solo era para que tu cuerpo luciera un poco mas..
—¿Llamativo? — termina por decir Alice. Haymith asiente lentamente.
Pasan el resto de la tarde tomando, Haymith intenta asegurarse de que la menor no tomará tanto, Effie Trincket no debía enterarse o sería hombre muerto. Horas mas tarde, cuando el licor se había acabado o dicho de otra forma cuando dejaron de servirles, Alice se fue a su habitacion con su cuchillo en mano y se encerro. Una vez dentro comienza a tomarse sus pastillas y antes de que hagan efecto termina llorando. Nadie se atrevió a entrar en su habitación, no después de que los avox descubrieran que la niña dormía con un cuchillo a su lado.
Una vez que despertó y las pastillas junto con el alcohol hicieron su efecto, Alice despertó con un humor peor al que ya se cargaba. Así que cuando salió de su habitación no le extraño ver qué los avox ni siquiera voltearan a verla. Todos ya estaban desayunando, así que se sentó al lado de Haymitch en completo silencio.
—Te vez terrible lindura — le susurró el mayor.
—No tanto como tú.
—¿Que tanto dicen? —pregunto Effie Trincket.
Ambos se miraron pensando en que decir.
—Nada — contestaron los dos.
A Effie Trincket pareció convencerle esa respuesta pues no volvió a insistir. Al llegar al distrito once el recibimiento emociona a Effie Trincket (quien nunca a tenido un vencedor) y a Zenda, en cambio para Alice parece ser el inició de una larga y dolorosa tortura. Un carro los lleva hasta el edificio de justicia donde Zenda y su equipo comienzan a preparar a Alice. Tiempo más tarde Effie Trincket le entrega unas tarjetas con todo lo que tenía que decir, era momento de empezar su actuación. Haymitch llega un poco después acompañado de tres personas, los vencedores del distrito once dos hombres y una mujer, Seeder, Chaff y Neil, este último no parecía tener más de treinta.
Todos la miraban con pena, lo más seguro era que supieran el cruel destino que tendría. La mujer le dio unos panes que para opinión de Alice estaban riquísimos, Chaff lo único que hizo fue dirigirle una pequeña sonrisa para intentar animarla, sin embargo el último se acerco a ella.
-No existen vencedores en los juegos, solo sobrevivientes y a partir de ahora pagarás el precio de salir con vida - fueron las palabras que le dijo.
Antes de salir y asegurándose de que nadie la viera tomo unas cuantas pastillas más para lucir más relajada, pues a partir de ese día tenía que tener una actuación perfecto. La cosa era sencilla, el área solo se limitaba a los alrededores del edificio de justicia, Alice no había tenido contacto con los tributos de ese distrito así que solo se limitó a leer las tarjetas que Effie Trincket le había dado.
Al finalizar el discurso y una vez caída la noche empieza una cena y un baile en honor a la victoria de Alice, sin embargo ella no se siente cómoda con eso, Neil se da cuenta y se lleva a Alice a un lugar apartado de toda esa fiesta.
—Tendrás que acostumbrarte —dijo —. Los vendedores solemos ir a este tipo de eventos en el Capitolio, eso sin contar que cada año tenemos que ir a lo eventos previos a los juegos, es un ciclo que se repite año con año.
—Parece que tienes experiencia.
—Si, algo.
—¿Puedo hacerte una pregunta?
—Creo que se que vas a preguntar, pero no soy el indicado para contestarla. — hizo una larga pausa y continuo —. Masón y Oddair tienen más experiencia.
Siguieron hablando más hasta que se hizo mas tarde y Alice tuvo que partir al distrito diez. La rutina siempre fue la misma en cada distrito, pararse frente a la multitud y leer tarjetas, asistir a las fiestas nocturnas aunque a ella no le gustarán. Cuando llegaron al distrito siente Alice ya se sentía preparada para tener una charla con Johana Masón, o bueno eso creía. Hizo su rutina normal, leyó lo que le dijeron y al ingresar al edificio de justicia se encontró con una joven de 17 años con apariencia mordaz, sus ojos estaban llenos de odio y dolor.
—Entonces tu eres la nueva princesita del Capitolio — habló fríamente —. Prepárate para vivir un infierno el resto de tu vida. Soy Johana Masón la chica con la vida más miserable de todo Panem.
