Los 71° juegos del hambre están por comenzar, los tributos están listos para luchar. Alice Moon en una de ellos, una niña de tan sólo 12 años de edad con ninguna habilidad aparente y mucho mas débil que los demas tributos. Pero de lo que está segura...
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Haymitch despertó a Alice muy temprano. De mala gana se despojo de sus cobijas y se dió una ducha. Cinna le dejo unos vestidos preparados para los siguientes días. Escogió uno al azar, era negro bastante corto para su gusto, con un escote muy pronunciado y sin mangas. Alice suspiro mirándose en el espejo, lucía muy provocativa. Se maquilló y espero un poco más antes de salir a desayunar. Pero el ruido de Katniss y Peeta discutieron hicieron que saliera de su habitación.
—¡Pueden cerrar la maldita boca! —les grito dejando sorprendidos a ambos.
Haymitch soltó una carcajada. Estaba orgulloso de su niña.
Tomaron el desayuno en completo silenció. Alice noto que Peeta la miraba constantemente, tal vez era por su manera de vestir o la forma en que les había gritado. Alice no comió demasiado, pues tendría tiempo de comer algo cuando se fuera a la "fiesta" del Capitolio. Haymitch reunió a Katniss y a Peeta, Alice se sentó en un sillón a observar.
—Primero tenemos que determinar como quieren ser entrenados, ¿Juntos o separados?
Ambos se miraron.
—Juntos —respondió Katniss.
—Entonces tomaremos el plan A, pero tienen que hacer todo lo que les diga. —.Ambos asintieron —. No muestren sus habilidades, déjenlo para la demostración, Katniss alejate de los arcos y Peeta alejate de las pesas, aprendan otras cosas.
—Aprendan a hacer trampas, a distinguir frutos, lo que sea que les ayude a sobrevivir —añade Alice distraídamente.
—Y sobre todo los quiero juntos en todo momento.
Katniss y Peeta iban a protestar, pero se contuvieron, no querían que Alice los volviera a regañar. Acompañaron a ambos tributos a dónde entrenarían. Fue hasta entonces cuando Alice se dió cuenta de los trajes a juegos que portaban. Los dejaron en la sala de entrenamiento y ellos fueron a la fiesta.
Entraron al auto que los estaba esperando, cuando llegaron ingresaron al gran rascacielos y entraron al elevador. Alice no quería salir del ascensor, sabía lo que le esperaba una vez estuviera dentro. Haymitch la tomó de la mano para tranquilizarla y juntos ingresaron, cómo padre e hija, y es que Alice quería a Haymitch como si fuera su padre y a Effie cómo su segunda madre, cómo los que la terminaron de criar y con los que podia hablar siendo ella misma.
Una vez entraron a la fiesta todas las miradas se posaron en Alice y su esbelto cuerpo. Eso la hizo sentir incomoda. Haymitch se fue a hablar con uno hombres, dejándola sola en la barra de comida.
—¡Alice!. —Finnick iba hacia ella, con una sonrisa. Alice sonrió también.
—Lograste quitarte de encima a todas esas mujeres.
—Fue difícil pero lo logré. Gloss se está encargando de algunas. Te traje algo, por tu cumpleaños.
Finnick saco una pequeña cadena con el dije de un cisne. Alice lo miro boquiabierta, parecía ser de oro puro y el cisne parecía tener en el ojo un diamante. Era un regalo bastante caro.
