—Funciona. A nosotros nos funciona.—Dijo, tratando de convencerse a sí mismo.

—Oh, claro, ¿por cuánto tiempo? Tú te estás enamorando, si es que no lo estás ya, y vas a salir mal parado de ahí.

River observó a su amigo. Sabía que su compañero no lo hacía para hacerlo sentir mal, lo hacía para que no le dañaran de más pero...La verdad era horrible.

—Nunca me han roto el corazón, creo que podría ser un buen momento para que sea la primera vez.—Sonrió pero su amigo no.—Oh, venga, piru, no me mires así. Lo llevamos bien, ambos obtenemos lo que queremos: Sexo, afecto, privacidad. Ambos perdemos lo mismo y ambos conseguimos lo mismo.

Era un trato perfecto.

—¿Y no quieres más? Que yo sepa tú quieres estabilizarte.

River apretó los labios.

—Sí, pero hasta que encuentre a la persona correcta puedo divertirme con Cole.

Y no es que fuera todo sexo y peleas. Convivían muy a menudo. Veían películas y programas tontos de noche, cocinaban juntos y limpiaban el desastre después. Había noches en las que tomaban juntos para mejorar la tolerancia de Cole al alcohol, que por cierto, había mejorado muchísimo. También River se había tomado la molestia de ponerle sus juegos de Play para entretenerse ambos.

Hacían bastantes cosas, aunque fuera todo en un espacio cerrado, ocultos al mundo. No es que River quisiera ir de la mano con Cole por ahí y por allá pero...No le disgustaría ir con él a tomar algo a un bar o ir a cenar a un restaurante.

Oh, mátenlo, era un cursi.

Sin embargo, él quería aprovechar que el SIS les cuidaba desde las sombras y podían salir tranquilamente sabiendo que no se llevarían a Cole para tomarlo de rehén o que secuestraran a River al ir al baño.

—¿Por qué te empeñas en que termine lo que sea que tenga con Myers?

Miller se dejó caer en su silla.

—Porque me cae mal. No me olvido de cómo te usó, te mintió o de cómo te trataba. Quiero decir, te sigue tratando mal pero ahora no le creo porque al cerrar la puerta tiene su lengua metida en tu boca, pero...Es el punto de la cuestión.

River rio.

—Agradezco tu preocupación pero...Estaré bien.

Miller le miró poco convencido antes de tomarse su vaso y pedir al camarero con
Señas que trajera más.

—De todos modos...Aquí estaré para cuando rompan ese noble corazón a mi comandante.—Le dio un manotazo en el brazo y sonrió.

River se lo devolvió.

—No seas agorero.

—Solo digo hechos.

—A lo mejor le rompo el corazón yo a él.—Dijo con una sonrisa arrogante.

Miller soltó una carcajada.

—No serías capaz de hacer algo así.

River le miró ofendido pero con una sonrisa.

—¿Me estás poniendo a prueba?

—En absoluto. Solo digo que si no fuiste capaz de tratarlo mal cuando se alejaba de ti como si tuvieras la lepra, no creo que seas capaz de dañarlo cuando te mueres por él.

River resopló.

—No exageres.—Desvío la mirada, avergonzado.—No muero por él.

—Ja, díselo a tu cara. Mueres y matas por él.

Último sentimiento (4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora