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El sol se filtraba a través de las altas ventanas del despacho de Doran en el palacio de Lanza del Sol. El príncipe de Dorne, sentado en su silla, hojeaba una carta con expresión seria en su rostro. Sabía que debía compartir esta noticia con Aegalys Targaryen, la esposa de su hermano Oberyn, aunque temía que le causara tristeza.
Levantó su vista cuando un sirviente entro por la puerta. "La Princesa Aegalys Targaryen, mi Príncipe" hizo una reverencia corriendose a un lado para dejarla pasar.
Aegalys entro, revelando su belleza y gracia característica.Su belleza era inconfundible, con cabellos plateados y ojos violetas, rasgos característicos de la Casa Targaryen.
Sus ojos violetas estaban llenos de curiosidad mientras miraba a Doran. "Príncipe Doran, ¿a qué debo el honor de su visita?", preguntó con cortesía.
Doran la miró con una expresión seria pero compasiva. Extendió su mano hacia ella y le indicó que se sentará.
"Aegalys, querida, tengo algo que debo entregarte", dijo Doran, su voz llena de suavidad. Una vez que la princesa se sentó frente a el, continúo."Recibí esta carta esta mañana y, aunque no quería ser portador de malas noticias, consideré que debías ser informada".
Aegalys tomó la carta con manos temblorosas y rompió el sello cuidadosamente. Sus ojos se llenaron de lágrimas al leer las palabras escritas en el papel. La noticia era desgarradora: su amada hermana , Daenerys, se había casado con Khal Drogo.
"¿Cómo... cómo es posible?", susurró Aegalys, luchando por contener el dolor en su voz. "¿Por qué Viserys, haría algo así?" Su dulce hermana, casada con un salvaje.
Doran suspiró, comprendiendo el dolor de Aegalys. "Viserys ha estado desesperado por asegurar su posición y obtener el apoyo necesario para reclamar el Trono de Hierro", explicó. "Parece que ha utilizado a tu hermana como moneda de cambio." Al igual que hizo contigo, quería decir, pero simplemente calló.
Las lágrimas empezaron a caer por las mejillas de Aegalys. Sabía que Viserys siempre había sido ambicioso, pero nunca pensó que llegaría tan lejos como para vender a su propia familia.
Las lágrimas comenzaron a brotar de los ojos de Aegalys mientras apretaba la carta con fuerza. "Daenerys... siempre soñó con encontrar el amor verdadero, con casarse por amor. Pero Viserys... él solo veía oportunidades políticas en ella".
Doran se acercó a Aegalys y puso una mano reconfortante sobre su hombro. "Lo lamento mucho, Aegalys. Pero tu hermana es fuerte. Al igual que tú". Pero la realidad era que ninguna de las dos eran fuertes. Eran simplemente niñas asustadas que fueron separadas por una causa que a ninguna de las dos les interesaba.
Con lágrimas en los ojos, Aegalys se levantó lentamente de la silla. "Creo que necesito un momento a solas. Iré a mis aposentos".
Doran asintió comprensivamente. "Por supuesto. Tómate el tiempo que necesites. Siempre puedes contar conmigo".
Aegalys asintió, agradecida por la comprensión de Doran. Abandonó el despacho con la carta en la mano, dirigiéndose hacia sus aposentos, donde buscaría consuelo y encontraría la fuerza necesaria para enfrentar los desafíos que se avecinaban.
Mientras caminaba por los pasillos solitarios, Aegalys se prometió a sí misma que nunca más permitiría que nadie la tratara como una pieza en un juego político. Era hora de que ella misma tomara las riendas de su destino y luchara por su libertad y felicidad.
