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Oberyn y Ellaria se encontraban recostados en la cama de unos de los burdeles principales de Dorne, siendo cubiertos solo por una sábana, disfrutando de un vino Dorniense.
Ellaria podía sentir la tensión en su amante, así que decidió romper el hielo.
"¿Qué te pasa, mi amor?", preguntó ella.
"Este matrimonio asqueroso que mi hermano me impuso", respondió Oberyn. "No soporto la idea de casarme por razones políticas. Y menos con una Targaryen.
"Lo sé, cariño, pero debes ver el lado positivo", dijo Ellaria. "Este matrimonio es importante para Dorne. Nos ayudará a establecer una alianza con la Casa Targaryen y fortalecer nuestra posición en el reino".
"¿A qué costo?", preguntó Oberyn. "No quiero casarme con alguien que no amo. No quiero sacrificar mi felicidad por el bien de Dorne", termino su copa de vino levantándose de la cama para poder servirse mas. "Además", dió un sorbo."Es una niña, por los dioses. No estaré con alguien que tiene la edad de mi hija. Ese bastardo Targaryen prácticamente la vendió." Volvió a recostarse al lado de su amante.
Ellaria entendía los sentimientos de Oberyn, pero también sabía que tenía que pensar en el futuro de Dorne.
"Sé que no es ideal, pero es lo que tenemos que hacer", dijo ella. "Pero no tienes que estar solo en esto, mi amor. Estaré contigo en cada paso del camino. Seré tu apoyo cuando necesites desahogarte y tu compañera cuando necesites alguien con quien hablar".
Oberyn miró a Ellaria, agradecido por sus palabras. Sabía que ella siempre estaría allí para él.
"Gracias, amor mío", dijo él. "Siempre eres mi roca en tiempos difíciles".
Los dos se abrazaron y disfrutaron del vino mientras hablaban sobre el futuro de Dorne y cómo podrían hacer que el matrimonio funcionara para ellos. Juntos, estaban listos para enfrentar cualquier desafío que viniera su camino.
Claramente sin tener en cuenta a la Princesa Targaryen.
