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Dorne se encontraba bajo un cielo nublado el cual soltaba finas gotas. A pesar de esto, el clima seguía siendo caluroso y húmedo, tanto que la princesa Aegalys tenía toda ventana abierta de par en par esperando que alguna brisa entrase por estás mientras desayunaba.
"Hontis... Hontes!" La princesa tenía a un Maegor de ya dos años de edad en sus muslos mientras leía un libro que contenía una que otra palabra en Alto Valyrio que se encontraba en la mesa. La princesa lo había encontrado hace unas semanas mientras indagaba en la biblioteca.
"Onte" contesto el pequeño Maegor llevando un trozo de manzana a su boca.
"Si!" La habitación se llenó con el sonido de la risa de la princesa y el principe, las damas de compañía que se encontraban cerca también soltaron una sonrisa. Esos días la princesa no solía sonreir mucho.
Hacia 7 meses atrás, Lord Cartwell partió de Dorne hacia sus tierras, dejando a su hija Lady Dyanne con su hijo en Dorne. Desde ese momento los rumores de paternidad de Maegor no han dejado de aumentar. Doran advirtió a Ser Royce que no se acercará a Aegalys ni al niño en público si no quería su cabeza en una pica. Hasta recomendó cambió de guardía, pero cuando vio los ojos púrpuras de la princesa llenos de lágrimas, retiro lo dicho.
La princesa se sentía cada día más sola y triste, el único que cambiaba ese sentimiento de tristeza era su hijo. Su salida a los jardines se fue debilitando con el paso de los días, cada que estaba afuera, Lady Dyanne aparecía con más Ladys a su alrededor, haciendo comentarios sarcásticos disfrazados de empatía hacia Aegalys.
Por las noches, Ser Royce escuchaba los llantos bajos de la princesa, aguantando las ganas de abrir su puerta y entrar a consolarla.
Las noches eran lo peor para Aegalys, a su mente venían pensamientos sobre el futuro de su hijo. Un futuro triste. Dónde ninguno de los dos era felíz, dónde vivían bajo el ojo de las personas y sus lenguas venenosas.
También pensaba en el si Maegor la llegaría a odia. Por tenerlo fuera del matrimonio. Por hacer que las personas hablen sobre su apariencia. La princesa cada noche se hundía más en su tristeza, y muy difícilmente salía de ella al día siguiente.
La atención que Aegalys ponía en el libro fue interrumpida cuando la puerta de sus aposentos fue abierta por Lady Teora, quien poso sus ojos en los de la princesa y le dedicó una mueca cercana a una sonrisa.
"Princesa Aegalys" Hablo la menor. "El principe Doran solicita su presencia."
Aegalys simplemente asintió. "Gracias Teora, ¿Te importaría terminar de darle el desayuno a Maegor?". Teora simplemente asintió agarrando al robusto niño en brazos.
Cuando Aegalys salió de su alcoba, se topo con la mirada de Ser Royce, quien simplemente inclinó su cabeza al notar a algunos sirvientes a los alrededores.
"Iré a hablar con Doran, puede quedarse aquí." Simplemente dice Aegalys, mirando los ojos verdes del hombre por última vez para luego girarse y partir.
Los largos pasillos del castillo iluminaban su platinado cabello el cual le llegaba a mitad de los glúteos. Sirvientes que pasaban inclinaban sus cabezas, siendo correspondidos por la princesa.
Una vez termino su recorrido, llegando al despacho principal de Doran, un guardia abrió la puerta anunciando su presencia. Al entrar saludo al Príncipe quien le indico que se siente.
"¿Como has estado, Aegalys?". Pregunto el principe con voz suave, cruzando sus dedos sobre la mesa.
Aegalys sonrió de manera cerrada para luego contestarle. "Muy bien Doran, muchas gracias."
Doran simplemente sonrió. "Me alegro. Te he llamado por una razón, princesa." Aegalys asintió esperando que el principe siguiera. Doran se aclaró la garganta antes de seguir hablando. "Mis allegados han visto a Oberyn y a Ellaria cerca de Los Tablones. " El principe vio la reacción de la Princesa, quien simplemente tragó saliva y su pecho comenzó a subir y bajar rápidamente.
"¿Que significa eso?" Pregunto Aegalys con voz baja y suave.
Doran suspiro. "Significa, que lo más seguro sea que ambos regresan aquí en unos días."
Aegalys miró a Doran con los ojos entrecerrados, sorprendida por sus palabras. "¿Volverá Oberyn después de todo este tiempo?" preguntó con voz suave.
Doran asintió solemnemente, sus ojos oscuros reflejando una mezcla de tristeza y determinación. "Sí, Aegalys. Ha llegado el momento de que regrese a Dorne. Pero no será un regreso fácil."
Ella frunció el ceño, confundida. "¿A qué te refieres, Doran?"
Doran suspiró profundamente antes de responder. "Oberyn se marchó dejando detrás un vacío en nuestras vidas y en nuestro reino. Muchos consideran que su partida fue un abandono, y aunque yo entiendo sus razones, no puedo ignorar el malestar que causó."
La princesa quedó unos momentos en silencio para luego volver a hablar. "Muy bien entonces, ¿Que se hará al respecto?." Pregunto con voz decidida.
"Escúchame bien, Aegalys." Hablo Doran fuerte y claro. "No quiero que le dirijas la palabra a Oberyn. Al menos por unos días." Aegalys quedó en silencio, claramente ella no tenía pensado hablarle al hombre que decidió irse y dejar que las víboras hablarán de ella y de su hijo, pero que su hermano lo diga ya era otra cosa.
"Yo...-"
Doran la miró con seriedad. "Mi hermano necesita entender el impacto de su ausencia. No estoy sugiriendo que te alejes de él permanentemente, pero es necesario que comprenda la gravedad de su decisión. Es hora de que Oberyn enfrente las consecuencias de sus acciones y reconstruya lo que ha sido dañado."
"Se hará lo que usted diga, mi príncipe." Aegalys se levantó de su asiento, haciendo una reverencia.
Una vez se despidió de Doran, regreso a sus aposentos, encontrando a Maegor jugando con su gato y con la ladies. Sonrió al ver a su pequeño tan felíz y risueño, lejos de la cruda realidad que se encontraba sobre ellos.
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