Heaven (29.5)🏎

Start from the beginning
                                    

Y Carlos no ayuda mucho mirándome con diversión. ¿Disfruta verme arder en celos? ¿Qué le sucede?

(...)

No puedo describir el pánico que me invadió cuando la vi caminar por los pasillos del hotel. ¿Por qué me sorprende? Soy yo quien está en su piso.

Y por si fuera poco, descubrió que estoy ahí para cerciorarme de que Lando y ella no estén compartiendo más que sus opiniones respecto al cine, si saben a lo que me refiero.

-Lo que no entiendo es porqué...

Pero no puedo acobardarme ahora, no después de haber avanzado tanto.

-Alice, sabes cómo me siento respecto a ti.

-No, de hecho, no lo sé. ¿Cómo te sientes respecto a mí, Charles?

Está jugando, ¿no? Yo he iniciado todos los besos que nos hemos dado, mi mejor cita de la vida fue con ella... ¿sí sabe que yo también...?

-Mon amour, sabes lo que tuvimos, lo que tenemos todavía. Sabes que me tienes en la palma de tu mano, Alice, sabes que estoy ansioso por tenerte otra vez y no me refiero solo a mi cama.

Pero no vine a jugar. Supe mientras venía por el elevador que no podía acobardarme con ella. Basta ya de postergar lo que ambos sabemos que deseamos.

-Sé que dijiste el nombre de alguien más, ¿pero estabas pensando en mí?. Cuando te preguntaron con quién de los presentes dormirías si tuvieras que hacerlo, ¿pensaste en esa noche de Mónaco que pasamos juntos? ¿Pensaste en mí?

La acerqué a la pared a sus espaldas, dejándola aprisionada entre ésta y mi cuerpo. Mi rodilla haciendo lo que sé que le gusta, porque recuerdo particularmente un gemido que salió de sus labios cuando lo hice en mi departamento de Mónaco.

-¿Pensaste en lo que casi pasa en Australia? Porque yo sí lo pensé. Pensé en la forma que gemiste mi nombre una, y otra vez... y en lo bien que te veías usando mi playera con mi nombre en tu espalda, en la agradable sensación que se formó en mi entrepierna cuando clavaste tus uñas en mis brazos al cargarte a mi cama, o lo mucho que me gustó que fueras mía. Y quiero que sepas que eras tú a quien quería besar cuando me retaron a hacerlo.

Mis manos abriéndose paso bajo su blusa, instalándose en su cintura, ansioso por tenerla, de besarla, de que me perdone.

No diría que me desconozco, esta actitud me nace cuando me siento con toda la seguridad de lo que estoy haciendo. Y hace apenas un par de horas acaba de confesar que está enamorada de mí... tenía que intentar.

Y supe que acerté cuando me acercó a ella para besarme.

En Melbourne fui yo quien la besó y ahora es ella quien puso sus labios sobre los míos y no tengo intención de separarnos durante toda la noche.

No puedo creer que esto esté pasando, realmente sucediendo.

Alice. Yo. Su cuarto. Su cama.

¿Estás segura, Alice?

Porque no quiero que esto solo sea por el calor del momento. Quiero que realmente lo quiera, que no sea algo de lo que vaya a arrepentirse por la mañana. Que de verdad me mire y sienta lo mismo que yo; que me desea también, que quiera que esto pase tanto como yo.

Pero solo logró asentir.

Y no es suficiente.

-Palabras, mon amour...

Estoy encima de ella. Mis brazos tensionados a cada lado de su cuerpo, esperando por su respuesta. Porque si me pide que me vaya me iré, y si me pide que continúe lo haré con gusto. Pero necesito que responda.

FORMULA HEART || Charles LeclercWhere stories live. Discover now