Capítulo 38

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Holaaaaa amigos mioossss, ya llegue.

 Come bien, usa bastante bloqueador, duerme bien y sobre todo aprende a soltar lo que no puedes resolver, por que el estrés acaba a la gente. 

te quiero muchoooooo

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Se ha quedado frío y advierte como el estómago se le anuda cuando el otro se separa un poco de él, acariciándole el rostro con una naturalidad escalofriante.

—Has despertado... mi Theta...

Son tan solo fracciones de segundo lo que le lleva salir de su letargo y percibir como la rabia bullía en su interior cuál volcán a punto de erosionar.

El saber que alguien que no es su alfa osa besarle con tanta naturalidad, como si él no tuviese la decisión sobre sí mismo y otro pudiese llegar y tomarlo como si de un objeto se tratase, le hace soltar un golpe directo en la mejilla del hombre castaño sin medir la fuerza de impacto de sobre este.

Ha caído junto a la cama cuál costal de papas y Sasuke se ha incorporado al otro lado de esta como impulsado por un resorte.

—¿Qué significa esto, señor Hyuga? —arguye apretando los dientes con recelo y rabia en tanto que se limpia la boca con la manga de su vestimenta expresando su evidente asco—¿Qué hace usted aquí? —la situación ha sido tan desconcertante, que no logra conectar las evidencias.

El hombre sonríe desde el suelo sujetándose la mejilla afectada por el buen derechazo. No se ha inmutado y tampoco dice nada. Se levanta con sumo cuidado, los movimientos del sujeto son en extremo elegantes. Arregla su arrugado traje debido al traqueteo y rodea la cama a paso calmo, en tanto el menor se pega contra la pared lo más que puede, en esos momentos quisiese fundirse en ella.

La mano varonil le toma por el hombro con una sedosidad que, más que aliviarle, le aterra, sin embargo, la sutil caricia comienza a tornarse dañina cuando los dedos del hombre Theta, se entierran en su hombro y los calculadores ojos de perla, reflejan la maldad en su más pura expresión.

—No vuelvas a hacer eso, cariño—le presiona con más fuerza de la necesaria haciendo a Sasuke gemir dolorosamente. —No quiero lastimarte—la hórrida amenaza va acompañada de una malévola sonrisa y el menor siente su piel amoratada bajo las ropas.

El otro le suelta y recompone su faz sonriendo con terneza—Esta noche cenaremos juntos, hay mucho que hablar—besa la tiesa y fría mano del muchacho quien, por vez primera en su accidentada vida, es presa de un terror que le cala hasta los huesos y le imposibilita todo movimiento.

Sasuke no teme por su vida, de todo el escabroso panorama, eso es lo que menos relevante le parece...Sasuke teme por la vida del ser que en su vientre yace, pero sobre todo, teme morir sin volver a mirar los infantiles ojos azules, que una nueva vida le brindaron.

—Naruto...

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Los desilusionados ojos violeta, derraman lágrimas dolorosas ante los sucesos que ha vivido su único hijo, quien le ha confesado todo a excepción del embarazo de Sasuke. Le lastima tanto mirar a su vigoroso hijo, postrado en esa camilla de hospital.

—¿Por qué tengo que enterarme de que mi hijo podría morir de esta manera? —le reprocha con rencor, estrujando la tela de su vestido primaveral—¿Por qué tengo que enterarme de que has encontrado a alguien especial de esta manera? —las lágrimas saladas mojan las pestañas largas de la afligida madre.

—Mamá...—sabe que lo que su progenitora le abronca es totalmente justificado, pues pensaba sorprender a sus padres cuando su hijo naciese, no obstante, temía asustar a Sasuke si los presentaba de manera repentina—Lo siento.

La mujer entiende que no puede mostrarse débil ante el estado actual de su dominante hijo, el cual pareciese haber perdido su brillo. Limpia sus lágrimas con prisa e intenta sonreír con tranquilidad.

—Y dime Naruto—afianza la gran mano regalándole una gran sonrisa—¿Cómo es Sasuke?

—Sasuke es...—el rostro decaído se ilumina por un instante mientras el hombre reflexiona lo que va a decir—A Sasuke le irritan muchas cosas, especialmente las demostraciones amorosas—una sonora risita escapa amenizando el ambiente y Kushina no puede creer que ha sido testigo de la mirada enamorada de su hijo, la cual es idéntica a la de su esposo cuando le dice cuanto le ama. —Él es tan inteligente y no he conocido otro auxiliar de área tan preciso en su trabajo... ¿Sabes que me ayudo con un gran proyecto en la empresa?

—Vaya... Ya estoy queriendo conocerle—advierte sincera—Suena como alguien que puede lidiar contigo.

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Debido al ajetreo y reciente visita de la señora Namikaze, no ha logrado tratar el asunto que tiene pendiente con Naruto.

Pese a no demostrarlo, las circunstancias actuales le tienen extremadamente ansioso. Observa la pared repleta de reconocimientos ganados a lo largo de los años e inhala profundo para luego exhalar con pesadez. No sabe cómo afrontar la situación de su amigo y ni los años de experiencia que le avalan le dan la respuesta. Le atemoriza pensar que exista una casta con tal poder como la de Sasuke, capaz de tirar en cama al alfa más fuerte que ha conocido, se siente culpable por su pensamiento, empero ahora entiende por qué los extinguieron. Admite también que parte del problema del alfa rubio se debe a las malpasada de los últimos días y tiene la noción de cómo mantenerle estable, pero sabe que, sin las feromonas de su pareja, el deterioro de su cuerpo podría llegar pronto. El amor de los Theta es cosa seria, no envidia la suerte de su amigo.

Cierra el tomo médico que hasta hace unos segundos se encontraba leyendo en busca de respuestas. Necesita encontrar la solución dado que su amigo no aguantara mucho en cama antes de que su alfa interior tome el control y salga a buscar a su imprimador.

Retira los lentes de los ojos perezosos, soba el entrecejo para aliviar el cansancio de su vista y peina sus doradas hebras con la mano antes de incorporarse y coger su bata médica. Ya no quiere postergar más el asunto de Sasuke, por ello se dirige a la habitación del alfa rubio.

—¿Naruto? —la camilla está desordenada, por lo que concluye que el otro debe estar en el sanitario.

Se acerca y pega la oreja sobre la superficie de la puerta, pero no escucha nada, alarmado, abre la puerta de golpe y sus sospechas terminan siendo verídicas. Se siente estúpido por no haber adelantado los hechos, ¿Cómo pudo pensar que Naruto se quedaría quieto?

—¡Demonios! —espeta alterado—Ese idiota....

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La muchacha coloca el precioso esmoquin blanco sobre la cama. A leguas se nota lo costoso que es.

—Debes vestir esto—se dirige al muchacho quien le mira con rabia—Esta hecho a tu medida.

—¡¿Qué?! —arguye colérico—¡Yo no tengo por qué ponerme eso para cenar con ese imbécil!

La joven desvía la mirada, puesto que en el fondo la conciencia le ha comenzado a pesar—Solo póntelo, por favor—lo último lo dice en un susurro.

Y para alguien tan perspicaz como lo es Sasuke, el rostro acongojado de la mujer, no pasa desapercibido. Entonces ve en esa repentina debilidad emocional, la oportunidad para intentar escapar.

Hinata se exalta cuando sus manos son tomadas por las del joven y levanta la mirada para encontrarse con la del otro.

—Por favor...—Sasuke verbaliza en un tono conmovedor—Yo no puedo permanecer aquí... Alguien me espera en casa...

—Pe...pero—la joven tartamudea ante la súplica del Theta.

La sorpresa de Hinata es aún mayor cuando sus manos son colocadas en el vientre del muchacho—Yo...yo estoy encinta... ¿Entiendes ahora por qué necesito irme?

—Dios mío...—la mujer se cubre la boca afligida.

Continuará..... 

¡MALDITO  ALFA!Where stories live. Discover now