Capítulo 8

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Nota:  Hola ¿como están?, hasta aquí me llego su enojo del capitulo pasado eh jajajaaja

Te quiero mucho. 

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No sabe cómo ha hecho para retomar de manera normal su rutina laboral. La impotencia que se adueña de su hirviente ser le tiene al borde del colapso. En consecuencia, le titilan las manos cuando ha llegado la hora de llevar café a su jefe. Le ha estado esquivando lo más que ha podido, pero lógicamente no podría hacerlo por siempre.

Mantiene la fachada estoica y se interna en la oficina sin mirar a su superior. Coloca la taza de café en el escritorio y siente profundamente aliviado cuando ha logrado que el otro no le dirija la palabra, hasta que está a punto de tomar la manija y salir por la puerta.

—Sasuke espera—el tono que usa el alfa, es calmo—Me has estado evitando—hay algo lastimero en la voz del mayor—¿Es por lo de ayer?, si es por lo de ayer lo lamento de verdad, aún estoy profundamente apenado.

Respira profundo y se vira para confrontarle, recompone su semblante de manera presta—Nada de eso, solo estoy un poco indispuesto—arguye seco.

Se incorpora como impulsado por un resorte y en menos de lo que alumbra un rayo, está ubicado junto al joven beta—¿Es tu brazo verdad?, soy un idiota...

—Cálmese director—le para con la palma de la mano, esta actitud tan encimosa le pone inquieto —Únicamente estoy un poco cansado.

—Es mi culpa, te he hecho trabajar hoy con lo de la junta—se soba el entrecejo en señal de frustración—Debes ir a casa.

—No es necesario— comienza a perder la paciencia.

Sasuke está abismalmente compungido, pues en la vida le han acontecido situaciones complejas y continuamente ha lidiado con ello en completo silencio y desamparo, por ello no entiende él porque tanto teatro por un brazo mordido. Lejos de agradarle sentir ese calor por la preocupación ajena, se siente colosalmente incómodo. Él no sabe recibir afecto, porque siempre careció de él.

—Insisto, es mejor que descanses.

Explota por todo lo que le ha salido mal ese día y en el fondo le ha guardado rencor al rubio por no ser lo suficientemente inteligente para notar que Gaara no hizo ese proyecto—¡Basta! ¡Le he dicho que estoy bien!...

El azotón de la puerta de madera hace temblar los reconocimientos que cuelgan en la pared de la oficina y el áureo ha quedado con la boca abierta. Sabe que si se tratase de otro beta, hubiese prescindido de sus servicios a la brevedad, pero ni el mismo se logra explicar de donde sale toda esta repentina preocupación por el otro. ¿Es acaso la culpabilidad que le causa haberle hecho daño? Probablemente sea eso.

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—¡Maldita perra! —hay un brillo rojizo de furia tiñendo los irises esmeralda—Sé que tú no le tocaras un cabello, pero yo soy mujer, déjame partirle la cara a ese asqueroso omega—espeta entre dientes mientras choca su puño contra su otra mano.

—No harás nada—su tono no admite réplicas.

—¡Por favor! —súplica implorante—No puedo quedarme con los brazos cruzados después de que te han hecho algo así.

—No hay nada que pueda hacer, Sakura, después de pensarlo mucho he decidido dejarlo pasar.

—¡Pero no es justo! —y el corazón del beta se comprime, pues a la hermosa mujer se le han salido las lágrimas de la impotencia—¡No es justo! —repite angustiada a la vez que limpia sus ojos con su antebrazo.

—Yo estoy bien—suaviza su tono y trata de regalarle una sonrisa sincera—No me importa—expresa indiferente, pero realmente aún tiene atorado el sentimiento de injusticia.

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Le contempla desde lejos bajo ojo crítico. Las actitudes y la personalidad del omega superficial no coinciden con la de un prodigio para los negocios, y no es porque él sea un hombre prejuicioso, él más que nadie ha ido desestimando tantos estigmas sociales que los de su casta imponen sobre los más débiles. Pero en esta ocasión, ha decidido seguir su intuición.

Ingresa en el departamento de marketing y busca el pequeño cubículo del huraño beta quien transcribe datos de una base a otra. Le toca el hombro con suavidad para llamar su atención.

—¿Señor Nara? —indaga curioso, pues esa no es su área.

—Sasuke—sonríe ameno— He escuchado que estudias finanzas.

El beta asiente no muy convencido del porqué esa conversación. El recelo tiñe su naturaleza.

—Bueno, para ser sincero, yo no soy bueno en esa área—finge un gesto de pesar.

Sasuke le mira escéptico, pues le es imposible dar crédito a lo que el señor Nara, director del área contable, le está diciendo, sería imperdonable que no supiese algo tan básico para ejercer su trabajo. Decide solo hacerle caso, qué atonía estar sobre pensando, ya suficientes problemas acarreaba encima.

—¿En qué le puedo ayudar?

Muestra el documento con el problema ficticio que minutos antes ha preparado en su oficina, sabe de antemano que no cualquier oficinista a su mando es capaz de resolverlo, únicamente los más experimentados. Por ello no tiene muchas esperanzas.

Se intriga cuando el muchacho se abstrae de todo lo que hay a su alrededor y comienza a hacer anotaciones señalando todos y cada uno de los errores que habría que corregirse para alcanzar los objetivos planteados. Le parece impresionante la manera en la que ha reducido los costos de operación de cada área sin aminorar la calidad del producto final. En escasos minutos ha finalizado su minucioso análisis.

—Es relativamente difícil hacerlo a cálculo, pero creo que esto sería un aproximado.

Finge no estar estupefacto y agradece al joven con aparente normalidad—Gracias, has sido de gran ayuda—palmea su espalda con estima, el beta le produce ese sentimiento que da un animalito arisco y a la vez herido. Le mira por escasos segundos y deduce que el muchacho es bonito, ¿Por qué no lo había notado antes?

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Ingresa a la oficina dando pasos sensuales y meneando la cadera en ese traje sastre que tan bien le sentaba, pues a cada momento se siente más cerca de lograr su meta.

La primera vez que le miro, fue esa ocasión en que sus padres ofrecieron una fiesta importante en su mansión. Ahí supo que haría lo que fuese necesario para tener a ese alfa. De este modo fraguo un plan para entrar como pasante al conglomerado donde habían trasladado a Naruto recientemente, pues él seguía todos y cada uno de sus pasos. Con la astucia de un zorro se logró meter a su cama, pero eso no era suficiente, quería más, él aspiraba a ser su omega y enlazarse, y no descansaría hasta lograr su objetivo.

—Director Namikaze, Director Nara—desvía la mirada en una expresión de timidez fingida—¿Me han mandado a llamar?

El alfa rubio toma la palabra—Aún seguimos impresionados por lo que has hecho, por ello el director Nara te quiere hacer unas preguntas—explica inocente del porqué Shikamaru le ha pedido una pequeña reunión con el omega, pues no le ha querido revelar nada.

—Si...si claro—contesta intranquilo.

—Toma asiento—el calculador alfa le invita.

Una vez que el taheño ha acatado la invitación, el hombre perezoso comienza a caminar alrededor de la oficina, hasta quedar frente a la silla del omega, entonces se dirige a él mirándole escrutadoramente.

—Quisiera que me expliques paso a paso todo el proceso que has seguido para reconstruir el proyecto desde cero, señor Gaara.

Continuará.... 

¡MALDITO  ALFA!Kde žijí příběhy. Začni objevovat