Capítulo 3

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Nota: Hola, perdón la tardanza, nomass  que llegue semana santa les prometo actualizar diario.

Escribí este capitulo rápido y luego le di una leída y me di cuenta que tiene mucho resentimiento social, pero luego así lo deje, pues para eso fue hecho, es como un desahogo social  jajajajaja

Los te quiero mucho, en verdad que si, aunque no los conozca, por ello sigo escribiendo <3 

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Es desdeñoso, inmodesto, soberbio y se ha dado cuenta de que ese gesto de oler caca, solo lo trae cuando habla con él. ¿Demonios, todos los betas son así? No lo sabe, sinceramente siempre le han dado esa impresión de ser demasiado "ordinarios", por lo que nunca se ha molestado en tratar de conocer a ninguno.

Para él los betas son los actores de relleno en una obra en donde los protagonistas son alfas y omegas. Pues en un mundo donde su casta rige al mando, se deja siempre a los betas como mano de obra, enriqueciendo a la casta mayor. En cuanto a los omegas, sus fines se limitan a saciar instintos carnales y a procrear. Esta es la forma en la que Naruto concibe el mundo, desde su burbuja de privilegio, la única ha conocido desde su nacimiento.

Pero es que el muchacho es un excelente trabajador, lo admite, nunca tuvo una secretaria tan eficiente en todos sus años de trayectoria profesional. El hecho es de admirarse, pues no solo es su secretaria, prácticamente es secretaria del departamento entero de marketing.

Naruto no se ha dado cuenta, aún, que pasa demasiado tiempo siguiendo todos y cada uno de los patrones de comportamiento tan estructurados del joven beta y que su curiosidad se va acrecentando con las semanas. No presta atención a lo que su amigo le está diciendo.

—Naruto—y el otro le ignora mientras mira una y otra vez su elegante reloj de mano—Naruto—itera nuevamente.

—Shttt—le susurra y en los ojos del alfa hay un brillo infantil—Mira eso... En 3...2...1

La puerta se abre y la faz estoica del beta se hace presente. Shikamaru se impresiona ante la manera en la que el rostro del áureo, transforma su gesto a uno de total profesionalismo, digno de un líder. Pero le ha asombrado aún más, que su amigo de infancia ha adivinado el segundo exacto en la que el joven entraría a la oficina.

El chico no dice nada, da unos cuantos pasos, coloca la taza de café en el escritorio de su jefe y se retira del lugar con la misma indiferencia con la que ha entrado.

—¿Qué fue eso? —el hombre de ojos somnolientos ríe en un bufido flojo.

—Es como un robot, ¿cierto? —le interroga curioso—Todos los días, a las 3:15, entra por la puerta y me trae el café exactamente como me gusta. Solo basto ordenarlo el primer día y ahora lo hace de manera automática.

—¿Son así todos los betas?

—No lo sé, para serte sincero, no lo creo, usualmente son demasiado...

—¿Invisibles? —adivina lo que el otro está pensando.

—Sí.

—Siempre les has mirado así—reprocha, pues si bien es alfa, su carácter es totalmente diferente al de su amigo de infancia y se puede considerar la única persona en el mundo, quien puede decirle sus verdades—No debes subestimarles, ellos mantienen a flote la economía del país, no lo olvides.

—Vamos Shikamaru, no nos quites crédito, somos quienes generan empleos.

—No tengamos la misma discusión nuevamente—suspira cansino y se levanta del asiento—¿Quieres cenar hoy o tienes compromisos? —la mirada pícara del perezoso le hace sonreír malévolo.

—Hoy llego un nuevo pasante omega, tal vez haga planes con él.

—Tú no aprendes—vira los ojos con resignación—Qué problemático...

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Hace las impresiones correspondientes que repartirá entre los oficinistas sobre el nuevo proyecto a manejar. Mira los documentos originales una y otra vez, percatándose de varios errores que se podrían mejorar, alza los hombros resignado, pues ese no es su trabajo.

—Oye tú.

Levanta su rostro calmo y mira a su izquierda y luego a su derecha, se da cuenta entonces que es a él a quien le hablan, pero no da crédito a ese tono tan grosero, que el que identifica como un omega flacucho y feo, ha usado para referirse a él.

—¿Estás hablando conmigo? —se señala a sí mismo con sarcasmo.

—¡Sí! —el omega se adentra un poco en la estancia y le avienta algunas hojas sobre la fotocopiadora—Sácale copias a estos documentos, los necesito ahora.

El beta relaja su postura y mete ambas manos en los bolsillos de sus pantalones enderezando su postura.

—¿Y tú eres?

—Soy Gaara, el nuevo pasante—y a Sasuke le asquea la manera en que el omega juega con esas uñas tan largas y vulgares, así como ese maquillaje escandaloso. Lo confirma de nuevo, omegas y alfas son como animales—¿Puedes darte prisa?

Con cuidado coge las hojas que el otro ha aventado y las acomoda, da unos pasos y se las extiende con suavidad, pues a pesar de todo considera a los omegas como mujeres y no quiere ser irrespetuoso—Gaara, no pienso hacer tu trabajo, eres un pasante no un oficinista.

Le arrebata los documentos con saña y se dirige a él—Pero cuando finalice mi pasantía, trabajaré aquí y serás también mi secretaria.

Ríe sardónico y saca sus hojas de la fotocopiadora, para dirigirse a la puerta dándole la espalda al enrabiado pelirrojo—Estaré esperando por ello.

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Está acostumbrado a ese trato por parte de algunos alfas u omegas y no es algo que repercuta en él. Sasuke tiene la piel muy dura, pues sobrevivir dignamente en el orfanato donde ha sido criado desde la más tierna infancia, supuso todo un reto. Salió del asilo de huérfanos al cumplir 15 años, vivió en las calles y comió de la basura, hasta que obtuvo su primer trabajo y se las ingenio haciendo un esfuerzo monumental para poder ponerse al corriente con sus estudios. Todo esto hasta llegar a donde estaba, casi a punto de finalizar su preparación y con un trabajo que le ayudaba a sobrellevar su vida. Tal vez para otros no representaba un gran logro, pero para el beta que no obtuvo ayuda de absolutamente nadie, era una gran hazaña.

Esa era una de las razones por las que detestaba a la gran casta, jamás vio a alguno de ellos en una situación similar, las circunstancias de pobreza solo las vivían los betas como él.

Le duelen los pies, puesto que ha sido un día muy ajetreado entre universidad y trabajo. Ha comenzado a llover por lo que espera a las afueras del conglomerado a que el diluvio se detenga y así poder llegar al metro que le llevara a su casa.

Tras él, sale el feo omega desgarbado y camina bajo la lluvia para pararse en la esquina.

—Tipo loco—piensa ante el extraño comportamiento del otro.

Pronto un automóvil lujoso se detiene frente al pelirrojo y le invita a subir, entonces el beta entiende todo.

—Dios los hace y ellos se juntan—arruga su pálido rostro con asco.

Continuará... 

¡MALDITO  ALFA!Where stories live. Discover now