Capítulo 28

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Nota: Perdón la hora, llegue noche a casa.

te quiero mucho.

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En cuanto su amiga ha desaparecido por el pasillo que le lleva al sanitario, se permite soltar las lágrimas que había conseguido reprimir para que la otra no le viese flaquear.

Está asustado y no sabe exactamente de donde saco el valor para tomar esa decisión, pero es que por más que lo piensa, no encuentra solución factible a su problema. No puede dejar ir los planes que ha ideado desde niño para su futuro. Anhela y desea una familia con todas sus fuerzas, una familia donde él pueda ser el padre, detesta tanto la idea de ser la madre.

Abomina tanto el hecho de haber pisoteado sus propios ideales tragándose sus palabras. ¿Cuántas veces no se burló y llamo animal a todo aquel que perteneciese a una casta o tuviese un segundo género? Y la vida se lo cobra, dotándole de un cuerpo obsceno, con instintos de bestia que le hicieron acostarse con un alfa ¡con un maldito alfa!, de esos que tanto aborrecía y con congoja en su corazón, acepta que desde que le conoce, el rumbo de sus pensamientos y sentimientos ha ido cambiando poco a poco. Por ello detendrá cualquier lazo que pueda unirle a él, especialmente si se trata de un bebé.

A lo lejos divisa a la joven beta quien regresa del sanitario y se apresura a limpiar sus lágrimas con la manga de la sudadera.

—Ya...ya terminé—ansiosa, le regresa el celular y se sienta a esperar a su lado.

Ninguno dice una palabra y a ambos sienten que los minutos pasan como si fuesen eternas horas. Sakura mueve los pies impaciente y no deja de mirar a la puerta.

—¡Deja de moverte! —espeta agobiado—Me pones nervioso.

—Uchiha Sasuke.

Brinca en su lugar cuando la voz de la enfermera le ha anunciado su turno. Se levanta con lentitud y aprieta los puños con fuerza. Alza el mentón con firmeza y da un paso cuando la mano femenina le afianza por la muñeca como si de una súplica se tratase. Le rompe el corazón, la profusa humedad que se desliza por las mejillas delicadas.

—Por favor Sasuke...estamos a tiempo—verbaliza en medio del pletórico llanto.

—Ya es hora, Sakura—lo enuncia frío y continua su camino rumbo al consultorio.

Cada paso pesado de sus tenis converse, le va fracturando por dentro. Le tiemblan las piernas y su corazón palpita amenazándole con salir de su agitado pecho.

Cuando la puerta del consultorio se va cerrando, se vira para mirar una vez más los ojos verdes y muerde sus labios ante el rostro desesperanzado de su mejor y única amiga.

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Se ausentó de la reunión con su superiora, cuando el identificador de su celular mostró el contacto de Sasuke. Atendió la llamada en un pasillo aledaño a la sala y su sorpresa fue mayúscula al escuchar la voz femenina del otro lado.

Conduce a toda velocidad para evitar lo que Sasuke quiere hacer. Nunca se había sentido tan desesperado en toda su vida y espera llegar a tiempo, de lo contrario no sabría cómo llevar un dolor de tan inmensa magnitud,

Para su mala fortuna el tráfico le juega una mala pasada, justo a unas cuantas avenidas de la clínica. No le importa nada y como escena de película, abandona el auto y corre las últimas calles que restan para arribar a su destino.

Agitado y con el pecho a punto de reventar irrumpe en el sitio. El alma se le sale del cuerpo cuando sus ojos añiles chocan con los verdes ojos pesarosos de la joven que le mira desde una silla en la sala de espera, con la faz roja y las lágrimas aun fluyendo. Sabe lo que significa...no llego a tiempo.

Camina con la postura derrotista producto de su fracaso y se deja caer pesado en el asiento junto a la muchacha.

—¿Lo hizo? —pregunta con el tono tembloroso y la mirada perdida en el suelo.

—Hace mucho tiempo que está ahí dentro...

Súbitamente, la puerta del consultorio se abre y ambos presentes levantan la cabeza para mirar al joven. Las hebras oscuras tapan los ojos de noche y estos no son visibles hasta que se encuentra a un metro de distancia ambos. Alza su usual pálida faz, la cual ahora se encuentra rojiza debido al llanto. Su labio inferior tremulante y sus largas pestañas húmedas hacen a los presentes imaginar lo peor.

Con un tono vulnerable e indefenso, se dirige al dueño de los ojos azules—Estuve a punto de matar a nuestro bebe, Naruto—la usualmente indiferente voz, se rompe por la culpabilidad mientras abraza su vientre con ambas manos, en un gesto de protección.

La tonalidad bronceada regresa al rostro del alfa, quien deshace la distancia y abraza al moreno con anhelo.

—Está bien, todo está bien—sin plena conciencia libera un agradable aroma que hace al menor suspirar y desvanecerse en sus brazos—¿Sasuke? —le llama alarmado.

—Él está bien, esto ha sido demasiado para él y su actual estado lo debe tener cansado—la mujer sonríe para tranquilizar al alfa—Señor Namikaze, gracias por haber venido, me da gusto saber que Sasuke tiene a alguien más que le cuide... Él siempre ha estado tan solo.

—Gracias a ti...

—Sakura—completa la oración, pues entiende que el otro no sabe su nombre.

—Gracias a ti, Sakura.

—Bueno, creo que me retiro ahora que sé que Sasuke está en buenas manos—la bonita beta mira una vez más el rostro durmiente de su amigo, quien está en brazos del alfa y se retira del sitio con el corazón tranquilo y una sonrisa enorme—Cuide de él, dígale que le buscaré cuando se encuentre mejor.

Continuará ....

¡MALDITO  ALFA!Where stories live. Discover now