Capítulo 5

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Nota: holaaaaaaaa

adiosssssss

Te quiero.

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Después de devolver el estómago entero, se ha comenzado a sentir mejor. En que bendito momento se le ha ocurrido comportarse tan benevolente, mira que ayudar a un maldito alfa. Se incorpora con cuidado del suelo del sanitario.

—¿Te sientes un poco mejor? —interroga con actitud apocada.

—Si—lava sus manos y enjuaga su boca—Ahora estoy bien.

—En verdad lamento este problema—el alfa no sabe ni dónde meter la cabeza y se siente ridículo, pues en todos sus años jamás le había sucedido un hecho tan vergonzoso, siempre ha tenido bajo control sus ciclos de celo, por lo que también está confundido y acongojado. Ha sido salvado nada más y nada menos que por un beta—Nunca me había pasado.

—Entiendo—lo dice de dientes hacia afuera porque en realidad sigue sin comprender los instintos de esa gente—No se preocupe, pero... ¿No debería ser más cuidadoso?

—Te sonará estúpido... Pero puedo asegurar que los supresores estaban en mi cajón—y el rubio lee la incredulidad en los ojos negros, siente la necesidad de que el otro le crea.

—Oh, ya veo—seca sus manos con cuidado y se dispone a regresar a sus labores, pero una duda le carcome la cabeza—¿Y no sería mejor enlazarse y evitar esos problemas?, no se lo tome a mal, no es mi asunto, pero es algo que me parece bastante lógico...

—Entiendo tu duda—y el gesto abochornado cambia por un tontorrón e infantil—Es que aún no estoy listo para eso je, je, je.

En la faz nevada se ha dibujado una poker face. ¿Ese alfa idiota y viejo aún no está listo para enlazarse?, vaya hombre tan emocionalmente inmaduro.

—Regresaré a terminar mi trabajo.

—¡De ninguna manera! —el áureo se alarma ante la inconsciencia del más joven—Primero te revisará el doctor de la empresa y luego te mandaré a casa.

—Eso no es necesario—le mira estoico—Me siento perfectamente capaz de terminar mi horario laboral.

—Insisto.

—Solo dejaré que me revise el doctor, luego seguiré con mis labores.

—Bien—acepta no muy convencido, pero es que nunca conoció a un hombre tan necio y lo admite, el muchacho tiene agallas. Le ha sacado de un problema bastante serio, es inteligente y encima valiente. Él no es consiente, pero su curiosidad se ha acrecentado.

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El doctor le ha revisado y no ha pasado más allá de una herida superficial, la cual le escuece como los infiernos, pues no es cosa de todos los días que un alfa le muerda el brazo a un beta. No lo piensa decir por qué no quiere regresar a casa, el orgulloso muchacho no desea deber nada a nadie.

Su jornada laboral ha finalizado y ahora realiza las impresiones correspondientes a su proyecto universitario. Termina y acomoda con minusia los documentos en un folder. Está dispuesto a guardarlo en su mochila, cuando uno de los oficinistas le pide ayuda, sacándole del cuarto de copiado. Tiene prisa por ir a casa, así que rápidamente soluciona el problema que el oficinista tiene con su computadora y regresa para guardar su folder.

Sale de las instalaciones dispuesto a efectuar su caminata hacia la estación de metro, pero le detienen por la muñeca.

—Sasuke...

— ¿Director? ¿Se le ofrece algo?

— Te llevaré a casa.

— No es necesario— con suavidad retira la mano que le coge, no le gusta ser tocado con tanta confianza. El recelo tiñe su naturaleza huraña.

— Oh, vamos, tienes el brazo herido, por favor—entiende el gesto de aprensión y rompe el contacto rápidamente.

—Bien, me puede dejar cerca de la estación del metro—acepta resignado.

— De acuerdo.

Ambos hombres se dirigen al estacionamiento, cuando un tercero les da alcance.

— Director Namikaze— la melosa voz fingida da arcadas a Sasuke.

— Gaara— la mirada añil es severa— Hoy no.

— Pero...

— Te veo mañana.

— De...de acuerdo.

Cuando el lujoso carro desaparece por la avenida principal, una sonrisa se dibuja en el rostro pecoso.

—Ya me la pagarás maldito beta.

**********************

La atmosfera es incómoda. Ni en un millón de años se imaginó subido en un automóvil que ni trabajando lo que le resta de vida podría pagar. Y la compañía no mejoraba las cosas, ¿qué se conversa con las alfas?, ¿de dinero, de omegas, de viajes y lujos? Se va sumergiendo en sus propias cavilaciones hasta que nota que hace varias cuadras el auto se ha desviado de la ruta original.

—Oiga, la estación está allá atrás—enuncia inexpresivo como siempre.

—Te llevaré a tu casa—no quita la vista del camino.

—Bájeme, le dije que eso no es necesario—se ha comenzado a enfadar— Además no sabe dónde vivo.

—Lo averigüé en tu curriculum—hay algo parecido a una sonrisa burlona en el rostro del alfa.

—Eso no es ético director—se tranquiliza, pues comprende que no va a lograr persuadirle.

—Morderte tampoco fue ético, ya no me hagas sentir peor—y la cara de cachorro que el hombre mayor ha puesto le saca una mueca rara parecida a una sonrisa, causando que el alfa estalle en carcajadas.

—¿Qué le parece tan gracioso? —se indigna ante la infantil actitud de su jefe.

—Perdón....pfff jajajaja has hecho un gesto muy gracioso.

No se siente del todo cómodo, pero deduce que convivir con su jefe, no es tan difícil después de todo.

Comienzan a adentrarse en el rural vecindario donde habita el pelinegro, y Naruto no puede evitar mirar con disimulado desdén el área. No entiende que esa es la realidad de miles de personas en el país y que no todos viven en lujosos penthouses o en mansiones de precio invaluable.

— Es aquí— desabrocha sin premuras el cinturón de seguridad y abre la puerta del automóvil— Gracias, director Namikaze, lo veo en el trabajo, adiós.

El joven no espera réplica y se interna en el minúsculo complejo de viejos departamentos.

—Qué horror—frunce la nariz con desaprobación—¿Cómo puede vivir alguien aquí?

Continuará .....

¡MALDITO  ALFA!Where stories live. Discover now